7 de abril de 2013

"El misterio de la cripta embrujada", de Eduardo Mendoza

El misterio de la cripta embrujada Eduardo Mendoza
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa, Humor
Editorial: Booket

SINOPSIS:
La acción nos es relatada desde la perspectiva de un único narrador —el personaje principal, detective improvisado cuya creación es uno de los más felices hallazgos de la obra— y se halla comprimida en un marco temporal muy reducido en cuyo interior se encadenan los más inesperados e intrigantes acontecimientos.

OPINIONES:
Es un libro entretenido con diálogos y situaciones muy graciosos, unos para morirse de risa, y un detective original y muy pintoresco. Me encanta como usa las palabras y su mente para investigar y salirse de las peores situaciones. Lo único es que el final no me ha parecido a la altura del libro, es bastante convencional, me imaginaba algo más misterioso. Pero es un libro muy simpático y leeré los siguientes.
Marie-Loup Raffestin

El estilo, el personaje principal y su modo de ver la vida, el sarcasmo, la burla, la ironía y la crítica permanentes, son tan originales, que el misterio pasa a segundo plano. Recomendable.
Silvina Romano

Reconozco que este autor nunca me ha entusiasmado, he leído unos cuantos de sus libros y me cuestan, aunque no dejo de intentarlo de vez en cuando. Había leído este libro hacía años pero apenas lo recordaba. Lo he vuelto a leer con la intención de leer toda la trilogía. Pero no me ha gustado ni me ha parecido nada divertido, creo que sencillamente no es mi estilo de humor. El protagonista, del que desconocemos nombre o edad, lleva 5 años internado en un manicomio cuando recibe una propuesta para salir de allí, si colabora, gracias a su facilidad de maniobra en los bajos fondos y en el mundo delictivo, en la investigación de la desaparición de una niña de un colegio de monjas. A partir de allí saldrá del centro e iniciará sus pesquisas. A parte de que no me guste nada el repelente protagonista-narrador ni el lenguaje tan rimbombante que utiliza, en mi opinión trama y desenlace hacen agua por todas partes, hay poca coherencia y demasiado absurdo. Es, y supongo que pretende ser, un disparate, pero a mí no me ha convencido. Es solo mi opinión, pues sé que hay grandes fans del autor. Lo he terminado porque es corto, y aún así me he planteado varias veces abandonarlo. No sé si lo intentaré con “El laberinto de las aceitunas”.
Esther Rodríguez

La segunda novela de E. Mendoza tras el inesperado éxito de su debut con “La verdad sobre el caso Savolta” obedece, como el mismo autor confiesa en el prólogo, a una necesidad de distanciarse del maremágnum en el que se vio envuelto y superar el bloqueo ante la página en blanco.
La catarsis le condujo a un divertimento disparatado, enraizado en la picaresca española que, en vista de la gran aceptación obtenida, seguirá cultivando a intervalos para deleite de sus seguidores.
Para ello, retoma a ese personaje oblicuo y desconcertante del Caso Savolta, sin nombre porque los reúne todos, un lunático adicto a la Pepsi-Cola internado en un manicomio, al que recurre el jefe de policía para la resolución de un caso de desaparición de adolescentes en un internado de “niñas bien”.
La enrevesada trama de entradas, salidas, despistes, historias paralelas, típicos de un vodevil, sirve a Mendoza de excusa para algo que le es muy querido: contar Barcelona, desde el aristocrático S. Gervasio hasta los prostíbulos del Raval, durante los convulsos momentos de nuestra recién estrenada democracia.
La diversión, más que por la propia historia en sí, de escasa chicha, viene dada por la pericia de saltimbanqui del autor en el uso del anquilosado lenguaje leguleyo que gasta el loco, alcanzando momentos de desternillante paroxismo, y por surrealistas situaciones impropias de una investigación policial de forma que, cuando te quieres dar cuenta, sigues a ciegas a este nuevo Lazarillo de las Ramblas, que destila amargura y ternura a partes iguales, llegando incluso a profesar su cordura.
Aparquen un ratito la formalidad y déjense llevar una tarde (sus 200 páginas se beben con un largo café) por la sana demencia, como afortunadamente hizo el autor para regocijo propio y de sus lectores.
La recomiendo para forofos de Mendoza, de Barcelona, de personajes descabellados y para echar un buen rato tras un día atravesado. 

A lo largo de los años he leído varias novelas de Eduardo Mendoza pero, por algún motivo, ninguna de su célebre “detective anónimo”. Así que me he propuesto remediar tamaña injusticia, empezando por la primera novela de la serie: “El misterio de la cripta embrujada”.
Zambullirse en una obra de Eduardo Mendoza supone varias horas de diversión asegurada. Además, me encanta trasladarme a Barcelona por medio de sus novelas y de la mano de sus pintorescos personajes. El protagonista, ese improvisado detective sin nombre, oscila entre el patetismo y la ternura. Al menos para mí.
Ni que decir tiene que la obra cuenta con ese estilo tan característico de Mendoza, de prosa exquisita e inusitado ingenio, germen de un sano divertimento y gozosa algarabía. Tal fue mi júbilo durante la lectura de “El misterio de la cripta embrujada” que, hallándome yo en un autobús de línea, mis risotadas, llenas de dicha, atrajeron la atención de asombrados viajeros. Sirvan estas líneas de una humilde lectora para homenajear a tan magno autor y recomendar encarecidamente la lectura de sus obras.
Ana Rayas

2 comentarios:

  1. Uno de mis libros favoritos de siempre. Porque me reí un montón, porque describe a la perfección la ciudad de Barcelona, porque es ameno y de fácil lectura, porque el personaje principal es diferente, porque se puede escribir negra/ policíaca con un antihéroe perdedor... Y por un montón de cosas más. Si tenéis oportunidad leerla.

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  2. Yo soy "Mendozamaníaco" reconocido y basta que escriba una dirección en una servilleta para que quiera leerla y me guste.
    Pero al protagonista de esta novela, primera de una desternillante tetralogía, le tengo un aprecio especial y siempre digo que es mi personaje de ficción predilecto. Creo que ya se ha hecho un lugar en la historia de las letras españolas (y sin tener nombre, que tiene más merito) y espero que su autor nunca deje de contarnos las peripecias de este Quijote del cambio de milenio, lo que podemos suponer ocurrirá mientras pueda escribir, pues siempre ha dicho tenerle especial cariño al personaje y, mientras escribe sobre otros menesteres, echarlo mucho de menos.
    Yo siempre he pensado que hay libros que hacen más compañía que algunas personas, y este individuo (algunos lo llaman Ceferino) es uno de mis mejores amigos ;)

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