12 de octubre de 2013

"Pura anarquía", de Woody Allen

Pura anarquía Woody Allen
FICHA TÉCNICA:
Género: Relatos
Traducción: Carlos Milla Soler
Editorial: Tusquets

SINOPSIS:
Solo un genial humorista como Woody Allen podría concebir un musical en torno a la Viena Fin de Siècle en el que Alma Mahler se la pegara, sucesivamente, a Gustav Mahler, Walter Gropius, Oskar Kokoschka, Franz Werfel, Gustav Klimt, Egon Schiele, Ludwig Wittgenstein y Karl Popper. El viacrucis por el que pasa un incauto que confía las reformas de su casa a un contratista sospechosamente sensato; un delirante intercambio epistolar entre el director de unas colonias de verano y el padre de uno de los niños (bastante zoquete, todo sea dicho) que pasa allí las vacaciones; las vicisitudes de un hombre que, en plena moda New Age, aspira a levitar pero que se lanza a practicar sin dominar la técnica... Éstas son algunas de las desternillantes situaciones que describe Allen en su nuevo libro.
Además de psiquiatras que acaban peor que sus pacientes, y desdichados actores dispuestos a hacer lo que sea para poder comer, desfilan por estos relatos sociedades estrafalarias, como la empresa que subasta en eBay oraciones para que se cumplan deseos... sin demasiadas garantías, e ingenuos a los que les quieren vender trajes que exhalan olores, proveen de agua o recargan el móvil con sólo frotarlo contra una de sus mangas.
Veinticinco años después de su último libro de relatos, Woody Allen vuelve a hacernos reír con sus historias: desde la policía hasta los gourmets, pasando por Mickey Mouse, los detectives privados o las guarderías, nada escapa a las ácidas burlas de Woody Allen en estos dieciocho relatos.

OPINIÓN:
Una vez leídos estos dieciocho artículos del genio neoyorkino (deben perdonarme la subjetividad, hablamos de un hombre a quien empecé a admirar cuando aún no tenía edad suficiente para entender la mitad de sus bromas) la sensación es bien simple de describir: soy un poco más feliz que antes.
Y eso que, en honor a la verdad, debo decir que el texto en su conjunto puede no estar a la altura de sus míticas recopilaciones ‘Perfiles’, ‘Interiores’ y ‘Cómo acabar de una vez por todas con la cultura’ que recuerdo haber leído a trompicones porque no había página, casi no había párrafo, en el que no tuviera que cerrar el libro para reír un rato a mandíbula batiente. Al hilo de este recordatorio comentar que los tres volúmenes se pueden encontrar bajo el título ‘Cuentos sin plumas’ en edición también de Tusquets Editores.
Algunos de los artículos de la presente recopilación, escritos entre 2000 y 2007, carecen de la contundencia puntual de sus escritos primigenios, si bien presentan una fuerza global ausente en aquellos primeros artículos, magistrales aunque sin pies ni cabeza. En este caso Allen parece buscar textos más compactos, cierta sensación de argumento en cada historia, por supuesto sin abandonar ese dominio del absurdo con que tan magistralmente se desenvuelve. Y en mi opinión merece la pena sacrificar esos posibles estallidos de risa puntuales por una sonrisa permanente que, no obstante, se vuelve carcajada en no pocos momentos.
Destaco los siguientes relatos: en ‘Pluma de alquiler’ un escritor en horas bajas recibe el encargo de novelizar una película protagonizada por Los Tres Chiflados (imaginen a Umberto Eco narrando la escena del camarote de los Hermanos Marx); en ‘Qué paladar tienes, muñeca’ un detective privado (recurrente alter-ego del autor) debe seguir la pista a una trufa subastada en Sotheby´s (este relato puede contener el diálogo más absurdo de la historia de la literatura, lo advierto); ‘Calistenia, urticaria, montaje final’ transcribe la delirante correspondencia entre los padres de un chico que rueda una película en un campamento de verano para directores y los responsables de dicho campamento en pugna por los derechos de distribución del film; ‘Tirar demasiado de la cuerda’, el que más me ha gustado con diferencia, es una aplicación de la física cuántica al día a día de los seres humanos y, por ende, el absurdo llevado a su máxima expresión; Y ‘Por encima de la Ley, por debajo del somier’ nos muestra como hubiera resultado la mítica ‘A sangre fría’ de Capote en manos del, insisto, genio neoyorkino.
Aún no ha amanecido el día en que yo no recomiende una buena dosis de Woody Allen.

1 comentario:

  1. Fe de erratas: donde dice 'Interiores' (que es una película, y si no me equivoco dramática) debe decir 'Sin plumas', que es el libro de artículos cómicos.

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