11 de mayo de 2016

"Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino", de Diego Sánchez Aguilar

Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino Diego Sánchez Aguilar
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa, Relatos 
Editorial: Balduque

SINOPSIS: 
Tras uno de los cristales, se ve a un profesional de la banca en la navideña comida de empresa, intentando adivinar si la nueva becaria lleva o no lleva bragas; tras otro escaparate, se ve a un hombre desnudo, sentado delante de un ordenador, con las persianas bajadas; en otro, a tres amigas de toda la vida disfrutando por fin de su merecido viaje sólo para chicas a Cuba…
Entrar en Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino es como hacerlo en un peep show. Desde la posición privilegiada de lector, de voyeur, usted podrá sentirse un mirón, un pervertido o, si lo prefiere, un antropólogo que estudia fríamente las costumbres sexuales de esa extraña tribu occidental llamada Clase Media. Pero cuidado, cuando la luz de la escena se apaga, el cristal se convierte en un espejo.
Si Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino fuera una web de pornografía, las categorías serían las siguientes: a) frustración, b) masturbación, c) desesperación, d) aburrimiento.
Los personajes de estos siete relatos habitan un mundo en el que el sexo no es nunca como debería ser, como los anuncios dicen que es, como la pornografia prometió que sería. 
Pasen y vean el espectáculo de la Clase Media en todo su esplendor y desnudez. Dejen a los niños en la puerta.

OPINIÓN:
Animo a todo el mundo a cerrar esa revista que te anima a aceptarte tal y como eres para, diez páginas después, exhortarte a perder diez kilos y potenciar así tu marca personal. Y ahora, abramos este libro.
Cometemos el error, creo, de llamar literatura fantástica a la que engloba vampiros, viajes en el tiempo y visitas de seres extraterrestres, cuando pocas veces hay cosas tan ficticias como los personajes de una novela negra o romántica. Por eso agradezco sobremanera las sobredosis de realidad con que nos sacuden algunas publicaciones como ésta.
Diego Sánchez nos brinda una obra en la que, como reza la sinopsis (‘cuidado, cuando la luz de la escena se apaga, el cristal se convierte en un espejo’) vemos una realidad que no sólo el arte no suele mostrar, sino que sus propios protagonistas suelen edulcorar o alterar de algún modo cuando la cuentan, así como un reflejo de nosotros mismos que nos hace sentir que nos han pillado. Y no dudo que habrá quién cierre el libro por miedo a descubrirse en este juego de engañarse a uno mismo que es la existencia, pero otros muchos (yo, entre ellos) llegarán hasta el final, devorando cada sílaba, precisamente por lo mismo.
Una cena de empresa que he vivido desde todos los puntos de vista (incluyendo el muy secundario de la camarera que lo presencia en silencio), el sueño de alcanzar a quien nos imponemos como alma gemela sin saber de ella más que lo que adrede quiere mostrar, el turismo sexual, el reflejo en la cama de la falta de comunicación en el salón, la insustancialidad del día a día potenciando el irreal encanto del ‘lo que pudo haber sido’, los celos (y la proyección de estos sobre quien, casualmente, pasa por allí). Todo real, todo palpable, todo a la vuelta de la esquina. Es si acaso el último relato, ‘El perfume’, el único en el que creo que el autor ha dejado volar su imaginación, aunque tal vez no, pues versa sobre un mundo, el diseño y la moda, que no conozco por dentro.
Lo recomiendo a la manera de mi paisano el académico cuando recomendó ‘Sed de champán’, de Montero Glez: y ahora, si tienen huevos, van y lo leen
.

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