16 de octubre de 2018

"Goethe en Dachau", de Nico Rost

Goethe en Dachau Nico Rost
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Nuria Molines Galarza
Editorial: ContraEscritura

SINOPSIS: 
Rost entró en Dachau con un absceso en la pierna por lo que ingresó directamente en la enfermería. Allí leyó a Goethe, los hermanos Friedrich y August von Schlegel, Hölderlin y Schopenhauer. También a Rousseau, Silvio Pellico, Franz Grillparzer, August Strindberg y Jean Racine. Habló con el senador belga Herman Bernard Wiardi Beckman, el publicista Gijs van Munster y los príncipes Federico Leopoldo de Prusia y Javier de Borbón-Parma. Escribió “que muchas de esas notas no fueran escritas de la manera en la que aquí se publican, sino sólo con inteligibles palabras en clave, no precisa de explicación ulterior. Es incluso menos necesario recordar que llevar este diario bajo las condiciones dadas era una tarea arriesgada que sólo se pudo llevar a cabo con la ayuda de algunos amigos”.
"Goethe en Dachau" es un diario pero se aleja de otros testimonios del sistema concentracionario nazi en tanto que se centra en recoger las discusiones y reflexiones filosóficas, políticas,… convirtiéndose en ejemplo de cómo la cultura puede salvar a un hombre del infierno que le rodea.
Además, el impresionante prólogo de "Goethe en Dachau" es obra de su amiga y escritora Anna Seghers. Esta primera edición en castellano ha sido enriquecida con un prólogo de Rosa Toran, notas de traducción y edición, dos anexos, un plano, un glosario y alguna sorpresa final.

OPINIÓN:
Un campo de concentración en Dachau con todo lo que conlleva: hambre, enfermedad, experimentos médicos más propios de mentes perturbadas que científicas, hacinamiento, muerte… Nico Rost tiene claro desde el principio cuál es la manera, dentro de sus posibilidades, hasta que lleguen los aliados, de derrotar al enemigo: sobrevivir para contarlo. Y lo hace a través de la única arma de que dispone: la cultura. Porque sí, había bibliotecas en los campos de concentración.
Un relato en forma de diario distinto a casi todo lo escrito sobre el tema, en el que Rost plasma sus días desde el 10 de junio de 1944 hasta el 30 de abril de 1945, intentando dejar a un lado (no siempre es posible, es un ser humano) todo el horror y la podredumbre para centrarse en sus lecturas (Goethe, Stendhal, Schiller, Hölderlin…), sus reflexiones y sus conversaciones con otros presos. El propio Rost aclara en un punto intermedio del libro que, por supuesto, pasó hambre, fiebres, miedo y fue torturado, pero no es de eso de lo que quiere dejar constancia.
La obra se cierra con un maravilloso epílogo donde el autor narra su regreso al campo de Dachau diez años después de su liberación y, para su sorpresa, comprueba cómo las autoridades (Hitler ya no está, pero sus alcaldes sí) hacen todo lo posible para borrar las huellas de lo sucedido y vender el relato de que los hechos se exageraron.
Traducido por Núria Molines, tercera joya de Contraescritura que cae en mis manos este año, tras ‘Yo le pinté el bigote a Stalin’, de Erika Riemann, y ‘Reportajes antifascistas’, del propio Rost.

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