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20 de marzo de 2013

"El hombre que miraba pasar los trenes", de Georges Simenon

FICHA TÉCNICA:
Género: Novela gráfica
Traducción: Emma Calatayud
Editorial: Tusquets

SINOPSIS:
Kees Popinga , un honorable padre de familia de Groninga, Holanda, aficionado al ajedrez, es un hombre sin complicaciones hasta el día en que su jefe le revela confidencialmente que la empresa está en quiebra y que él se prepara a huir no sin antes simular un suicidio. Para Popinga significa la ruina. Al día siguiente, alentado por una insospechada seguridad, abandona a esposa e hijos, y corre hacia Pamela, una bailarina, antigua entretenida de su jefe. Como ésta se le resiste y se burla de él, Popinga la estrangula y sube a uno de esos trenes que en otros tiempos miraba pasar con una mezcla de angustia y nostalgia, y huye a París. Allí conoce a una prostituta que intenta ocultarle, aunque muy pronto se da cuenta de que esa misma protección puede convertirse para él en una trampa. La policía intensificará su busca mientras los periódicos empiezan a dar de él una imagen que Popinga considera falsa y distorsionada. Un hecho tonto, absurdo, va a cambiar radicalmente, una vez más, el rumbo de su vida.

OPINIÓN:
La vida de Kees Popinga, que siempre ha sido un modelo intachable de corrección, cambia completamente cuando se entera de que la empresa en la que trabaja como encargado va a quebrar y su jefe va a desaparecer. Su propio comportamiento se transforma de la noche al día, se marcha de Groninga, la ciudad en la que vive en Holanda; después de un accidentado paso por Amsterdam huye a París, donde transcurre el resto de la novela. Allí, Kees, métodico, muy inteligente y con mucha sangre fría, convertirá cada uno de sus movimientos en un “tira y afloja” con el comisario Lucas, el policía que lleva su caso. Me ha resultado una lectura entretenida, aunque menos de lo que esperaba. La novela se centra principalmente en los pensamientos de Kees, en su visión sobre los hechos que van sucediendo, que difiere de cómo los muestra la prensa; un conjunto que lentamente va haciendo dudar al lector de la cordura del protagonista. Es más un caso psicológico que policiaco. El final me ha gustado mucho.
Esther Rodríguez

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