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12 de junio de 2013

"Las partículas elementales", de Michel Houellebecq

Las partículas elementales Michel Houellebecq
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Encarna Castejón
Editorial: Compactos Anagrama

SINOPSIS:
En “Las partículas elementales”, Houellebecq lleva a sus últimas consecuencias su frase: “Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte”. La novela narra el improbable nudo que unirá los destinos de dos hermanastros: Michel, prestigioso investigador en biología, especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y sólo pasea para ir hasta el supermercado; y Bruno, también cuarentón, profesor de literatura, obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino, racista, un virtuosos del resentimiento. Encarnación consumada, en fin, de una sociedad en que la velocidad del placer no deja tiempo al nacimiento del deseo. Ambos han sido abandonados por una madre que prefirió una comunidad hippie en California a cualquier otro empeño.

OPINIONES:
Novela de las que hacen necesarios un par de días para recuperarse, es hasta la fecha la que más me ha gustado con diferencia en lo que llevamos de 2013. Sin pelos en la lengua, el autor me ha brindado la posibilidad de alcanzar el ritmo cardíaco que sentí en mi adolescencia con “American Psycho”, pero con una reflexión y calidad literaria infinitamente superior.
La historia pasa casi de puntillas por la infancia de los dos hermanastros, que no se conocen hasta la adolescencia, aunque deteniéndose lo suficiente en los hechos de la niñez que comenzaron a trazar los respectivos senderos de sus existencias: burlas y maltratos para uno de ellos, desencanto para el otro.
A partir de la edad adulta, y aunque el comienzo despista haciendo pensar que el peso de la historia recae sobre Michel, es Bruno (el misógino-racista-adicto al sexo y resentido) el protagonista prácticamente del 75% de la novela, algo que agradecemos (y bastante) los amantes de lo crudo y del estilo directo y sin edulcorar del autor. El único pero que le puedo poner tal vez sea la insistencia en describir segundo a segundo las escenas sexuales que, la primera o dos primeras veces puede proceder para dejar claro el planteamiento expositivo de la obra, pero que llega a cansar la cuarta o quinta vez (o las que sean, porque se pierde la cuenta). Miedos, frustraciones, rencor hacia la madre ausente, inseguridad en la relación con su hijo que con el tiempo se vuelve más y más artificial; un cóctel de emociones y pensamientos nada habituales en las novelas al uso en los que se intercalan a modo de paréntesis pequeños capítulos de la vida de Michel, antítesis de Bruno, en un juego de contrastes que a mí, personalmente, me ha encantado pues ha sido como leer dos novelas en una, que se convertían en una tercera cuando ambos hermanastros coincidían en escena.
Sin embargo, el medio ausente Michel, recupera y gana el protagonismo absoluto de la historia en el final en forma de epílogo que Houllebecq tiene a bien regalarnos, y en el que nos muestra un desenlace que envuelve al coprotagonista, de nuevo en el papel principal, de toda la humanidad de la cual ha carecido durante la obra para, casi inmediatamente, volver a despojarle de ella en un final de interesantes reflexiones sobre la condición humana, reducida a su mínimo biológico indispensable, y en un marco narrativo en cuanto a la forma que puede no sorprender mucho a quienes hayan leído “El mapa y el territorio” (como es mi caso), pero que no por eso resta calidad a la obra. De hecho esta novela se escribió diez u once años antes pero, curiosamente, vengo observando que somos muchos quienes leímos "El mapa y el territorioen primer lugar.

Un libro muy crudo en el que se nos cuenta la historia de dos hermanos por parte de madre totalmente diferentes, lo único que comparten es una infancia dura a causa de la dejadez de su madre, que deja a sus hijos al cuidado de sus abuelos, en uno de los casos sus propios padres y en el otro en los de los padres de su segundo marido. Los hermanos no se conocen hasta la adolescencia, y a partir de ahí tienen una peculiar relación, quedan, charlan, pero no se ve un verdadero cariño fraternal. Bruno, el hermano mayor, tienen un modo de vivir muy hedonista, siempre en busca del placer, obsesionado por el sexo, pero esto solo le causa frustración e infelicidad. Michel, en cambio, es un científico brillante, y demasiado racional, tampoco es feliz, no es capaz de amar y la vida para él es un suplicio y una decepción. En esta novela se refleja la vida decadente de una época, una crítica social dura y con mucha crudeza. Me ha gustado mucho.

5 comentarios:

  1. Incluyo una reseña tb en mi blog xq considero q es un libro q ,cuanto menos,es d los q hay q comentar. Resume a la perfeccion el estilo d Houlebecq. No he leido otro y creo q todavia m costara. No he visto su version cinematografica pero supongo qdecepcionara bastante. Un saludo

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  2. Yo también doy por hecho que la película me decepcionará (aunque la veré por curiosidad). Igual que "El tercer hombre" debe ser vista, "Las partículas elementales" debe ser leída ;)

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  3. ¡Hola!
    Aún no he leído nada del autor, sin embargo creo que no empezaría por esta obra.
    Saludos.

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  4. Por cierto, he visto la película y debo admitir que me ha gustado bastante. La novela mil veces más, como era de esperar, pero recomiendo a quien pueda que la vea.

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  5. Gracias, estoy ansiosa de leer dos libros de este autor, espero encontrarlos en Colombia. Es un tema profundo o complejo.

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