Género: Libro de viajes
Editorial: Imagine Ediciones
SINOPSIS:
Barcos fantasmales, batallas imposibles de ganar que sin embargo fueron animosamente libradas, oscuros sonidos de eco negro, ventanas abiertas a los paisajes de sal, los dioses de la mitología y el dios del deseo fundiéndose para contar las huellas de Hércules por el sur de nuestra geografía o de toda geografía. Huella jonda del héroe es un viaje físico, histórico y místico por el universo del flamenco, donde se cruzan viajeros de la ficción y la leyenda como Hércules o el Diablo con viajeros de la vida real; Camarón de la Isla, el cantaor Rancapino, el pintor Ceesepe, el fotógrafo Alberto García-Álix o el propio narrador. Montero Glez traza las fronteras y recorre los territorios de una suerte de mapa imaginario del alma del flamenco. Huella jonda del héroe visita Cádiz, La Línea, Chiclana o Sevilla, pero es ante todo una representación invisible, conceptual y mágica narrada con la poesía, la pasión y el humor que definen el estilo de inimitable autor.
OPINIÓN:
Quizá no sea una novela ni una recopilación de relatos, aunque cuenta una historia compuesta a su vez de múltiples leyendas y anécdotas. No es una biografía, aunque narra vivencias de su autor, de quienes se cruzaron con él y de quienes nunca conoció personalmente pero forman parte de su vida. No sé si será un ensayo, jamás dominé el género. Tal vez sea un libro de viajes, como hace suponer el galardón que le sirve de carta de presentación, si bien ese viaje es tan interior como geográfico.
Al ritmo de la prosa musical, casi poética, a que nos tiene habituado el autor, ese viaje tan físico como interior nos lleva sin orden prefijado por el tiempo y el espacio, marcando el ritmo con todos los palos habidos y por haber del flamenco, tras la huella de Hércules. Y aunque girando siempre en torno al sur peninsular no son pocos los momentos en que arribamos a Madrid, Estados Unidos, París o Tánger.
Como ya hiciera en ‘Pistola y cuchillo’, y con no pocos nexos en común entra ambas obras, obvia la rigidez que impone el paso del tiempo y salta de la mitología a nuestros días conforme lo pide la narración, para ofrecernos ese viaje tras la huella jonda del héroe en compañía de personajes tan variopintos, y que el autor logra relacionar magistralmente, como el propio Hércules, Manolo Caracol, Federico García Lorca, Picasso, Gertrude Stein, Jackson Pollock, Paul Bowles, Raimundo Amador, Camarón de la Isla, Alberto García-Álix, el propio Montero Glez. y el mismísimo Diablo.
No es ningún secreto la devoción que siento por este autor que, una vez más, me ha hipnotizado con palabras de las que no he sido capaz de distraer la atención en la única tarde que precisé para leer esta obra.
Al ritmo de la prosa musical, casi poética, a que nos tiene habituado el autor, ese viaje tan físico como interior nos lleva sin orden prefijado por el tiempo y el espacio, marcando el ritmo con todos los palos habidos y por haber del flamenco, tras la huella de Hércules. Y aunque girando siempre en torno al sur peninsular no son pocos los momentos en que arribamos a Madrid, Estados Unidos, París o Tánger.
Como ya hiciera en ‘Pistola y cuchillo’, y con no pocos nexos en común entra ambas obras, obvia la rigidez que impone el paso del tiempo y salta de la mitología a nuestros días conforme lo pide la narración, para ofrecernos ese viaje tras la huella jonda del héroe en compañía de personajes tan variopintos, y que el autor logra relacionar magistralmente, como el propio Hércules, Manolo Caracol, Federico García Lorca, Picasso, Gertrude Stein, Jackson Pollock, Paul Bowles, Raimundo Amador, Camarón de la Isla, Alberto García-Álix, el propio Montero Glez. y el mismísimo Diablo.
No es ningún secreto la devoción que siento por este autor que, una vez más, me ha hipnotizado con palabras de las que no he sido capaz de distraer la atención en la única tarde que precisé para leer esta obra.
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