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12 de noviembre de 2014

"Demian", de Hermann Hesse

Demian Hermann Hesse
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: López Ballesteros
Editorial: Argonauta

SINOPSIS:
Nacido en 1877, en una pequeña localidad alemana, Hermann Hesse fue uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Murió en 1962, a los 85 años de edad, ya convertido en un escritor de culto para los jóvenes lectores, atraídos por su descripción de la dualidad del espíritu y la naturaleza, de la lucha entre el cuerpo y la mente, y de la búsqueda espiritual del individuo por fuera de las restricciones impuestas por la sociedad. 
"Demian" es la obra que lo catapulta a la fama. El tratamiento que da a la dualidad simbólica entre Demian, el personaje soñado, y su homólogo en la vida real, Sinclair, despertó elogios entre los intelectuales europeos. La novela, que refleja la crisis personal de Hesse, es la historia de un hombre desgarrado entre su ordenada vida burguesa y un caótico mundo de sensualidad que en su momento atrajo muy especialmente a los jóvenes veteranos de guerra.

OPINIONES:
Lo leímos en el Club de lectura en octubre de 2017.

Brillante debut con este mítico autor. Esta novela breve es un viaje por el universo interior de Sinclair desde su niñez y la concepción del mundo dual (luminoso - oscuro; bien - mal) hasta su madurez, pasando por una turbulenta juventud de cambios y crecimiento doloroso. El tema de la polaridad en la narración da paso a un mensaje de unidad de la naturaleza y del hombre en particular. De prosa sencilla, aunque profundamente estética, este libro puede considerarse iniciático para los adolescentes y adultos jóvenes, sin por ello perder significatividad en su mensaje. Dicho de forma sencilla: es un libro entretenido, y pasible de múltiples lecturas, con un profundo sentido místico y espiritual. Me encantó.
Sofía Bracamonte

Se han dicho ya tantas cosas sobre Demian que creo me será muy difícil decir algo nuevo. No obstante lo voy a intentar. Después de haber transitado por el LLANO conmovida por sus desbordados personajes, amarrada a las historias de pasión y desgracia y con el oído en estado de alerta por la esencialidad de su lenguaje, he de confesar que leer a Demian ha sido como navegar sin rumbo “libre de equipaje” en las turbias aguas del mar interior de Sinclair.
Y, sin embargo, no deben de ser tan turbias para algunos cuando han formado parte del patrimonio de muchos lectores desde su adolescencia y cuya devoción sigue prolongándose hoy en día. Quizá en su momento se sintieron identificados con el cuestionamiento que a los pilares fundamentales, familia y religión, se hace en la obra y con el esfuerzo denodado por parte del protagonista por erigirse en su “propio creador” haciendo “tabula rasa” de todo lo que fuera “superficial transmisión”.
¿Quién no subrayaría con particular emoción frases como (1) “Ya no existía para hacer versos, para predicar o para pintar. Ni yo ni ningún hombre existíamos para eso. Todo ello era secundario. El verdadero oficio de cada uno era tan sólo llegar a sí mismo” o (2) “Aquel que sólo quiere su destino no tiene ya modelos ni ideales, amores ni consuelos. Tal es el camino que realmente debería uno seguir” y ahí va la tercera (3) “Cuando me comparaban con los demás, me sentía tantas veces orgulloso y satisfecho de mí mismo como deprimido y humillado”? Yo lo hice, el subrayar, no con Demian, que nunca cayó en mis manos, sino con «Les nourritures terrestres» de André Gide, libro que no he vuelto a leer porque no quiero recordar la que fui.
También entiendo que se den interpretaciones psicoanalíticas a los personajes de la novela al conectar ficción y biografía personal de Hesse. Es de agradecer el tomar contacto con nuevas perspectivas que pueden servir para ampliar el mundo espiritual del autor pero mi comprensión está bastante limitada por el desconocimiento de esa parcela del saber.
Y ¿por qué puede no haber gustado esta ficción autobiográfica (que bien podría llamarse: “Cómo llegar a ser un superhombre”) cuya narración corre a cargo de Sinclair en su doble condición de narrador y personaje? Pues, francamente, a ciencia cierta no lo sé.
Hay que decir que los cuatro primeros capítulos, PRIMERA PARTE, retienen bastante la atención del lector. Con EXAGERADO esquematismo, divide su mundo de la infancia entre la luz y la oscuridad, sin zonas intermedias, por lo que “cualquier incursión en el lado oscuro” tendrá efectos IRREVERSIBLES bastante carentes de verosimilitud. Dice Sinclair: “Había jugado a ser hombre y héroe y ahora tenía que soportar las consecuencias” o “Fue el primer resquebrajamiento de la divinidad del padre, el primer golpe a los pilares sobre los que había descansado mi niñez y que todo hombre tiene que destruir para poder ser él mismo”.
Su posterior encuentro con Demian “Prometeo in pectore” con el cual entabla relación a costa del pobre CAÍN (figura en auge en el siglo XX con Unamuno, Conrad y Tournier entre otros) y su marca, DISTINTIVO de la “raza superior”, empieza a SOCAVAR las adhesiones lectoras pues cuesta trabajo comprender que “aquella revelación” fuera, según palabras de Sinclair, “el punto de partida de mis intentos de conocimiento, duda y crítica.” Esta primera parte concluye de nuevo con la labor desmitificadora de Demian tanto en el plano religioso como en el de las convenciones sociales, además de manifestarse en ESTADO DE TRANCE (para asombro del niño y lectores) sin olvidar la apología de la VOLUNTAD como herramienta no sólo para el conocimiento de los otros (telepatía) sino como elemento forjador de uno mismo.
PARA AQUELLOS QUE SE ATREVAN CON LA SEGUNDA PARTE DE LA AUTOBIOGRAFÍA han de saber que tendrán que enfrentarse a vagas y poco coherentes ensoñaciones; a estados de ánimos variables como es el caso de su “bajada a los infiernos de las tabernas” de la mano de su condiscípulo Beck o al cambio abrupto de su vida disoluta por “la más profunda espiritualidad” debida a la visión de una dama en un parque (Beatriz para su fantasía) a la que necesitará objetivar en una serie de retratos cuyo resultado confuso y cambiante lo remiten a sí mismo. Finalmente asistirá al sorprendente y enigmático encuentro con Pistorius que le ayudará a profundizar en el conocimiento de ABRAXAS y en su totalidad abarcadora de la cual el propio Sinclair participa... hasta...
ENCONTRARSE DE NUEVO con DEMIAN y su madre (también marcada) y completar el círculo. Por fin llegamos a la anagnórisis, al reconocimiento: “por primera vez en mi vida el mundo exterior coincidía perfectamente con mi mundo interior... y lentamente fui iniciado en el misterio de los que llevan el estigma... Habíamos despertado, o estábamos despertando, y nuestro empeño estaba dirigido a una mayor conciencia… Nosotros, los marcados creíamos representar la voluntad de la naturaleza hacia lo nuevo, individual y futuro”.
Termina el relato con la atracción casi “sobrenatural” de Sinclair hacia la madre de Demian, Eva, y los presagios funestos de una próxima guerra de la cual dice Demian “ese será nuestro momento; entonces nos necesitarán no como guías o nuevos legisladores porque nosotros no viviremos las nuevas leyes sino como seres dispuestos a seguir y acudir donde el destino nos reclame”.
En conclusión, nuestro Sinclair, superadas sus contradicciones, ha salido del huevo y ya forma parte de los elegidos: ES UN SUPERHOMBRE. Omito los paralelismos que esta tribu de superhombres me pueden traer a la memoria.
Ana Ballester

Es la primera vez que leo a Hermann Hesse, es uno de esos autores que siempre te recomiendan leer ya que es filosófico y te ayuda a expandir tu mente y de más cosas.
Mi opinión sobre este libro es la siguiente; yo soy lectora aficionada, leo por placer y no analizo frase por frase, solo leo y disfruto y me gusta compartir el sentimiento que me generó durante la lectura, el conocimiento y la experiencia.
He leído algunos comentarios de personas que este libro les causa un gran impacto en sus vidas, a mí en lo particular no lo hizo (tal vez si lo hubiera leído en mi época adolescente lo hubiera hecho).
Pienso que tiene conceptos muy básicos (y muy útiles por cierto) pero no inventa el hilo negro. Este libro hace reflexión sobre lo difícil que es lograr ser uno mismo, el tener voluntad, serte fiel a ti mismo y tus principios, que las cosas no pasan por casualidad, las cosas se buscas y se trabajan, lo que nos molesta de las personas es un reflejo de algo que nos molesta en nosotros mismos y lo que me pareció mas importante y que estoy totalmente de acuerdo es que hay más de una forma de ver las cosas, no tenemos porque quedarnos con la primera cosa que nos dicen "por que así es", creo que debemos siempre buscar el "por qué?" de las cosas y tratar de ver mas allá, el origen, otras perspectivas, abrirnos a otras opiniones o experiencias (rompe el cascarón) y eso enriquece nuestras vidas de sobre manera, lo que nos convierte en personas mas enriquecidas (estigmatizadas según el libro).
Disfruté la lectura, no me enganché con ningún personaje en particular ni me dan ganas de hacer un análisis detallado. Sí recomiendo este libro y mi siguiente lectura de este autor será "Lobo estepario".
Fabiola Ramos

Siempre complicado el trabajo de encontrarnos a uno mismo, donde se supone muy difícil el camino cuando ya vivimos bajo ciertas reglas de una sociedad y religiosas.
Una lectura que se hace muy humana tomando en cuenta que es narrada en primera persona y se caracteriza por la manera filosófica en como Hesse nos describe la búsqueda del ser.
Emil Sinclair ve cambiar su mundo fantástico y de luz, entrando en un camino harto difícil como es el de auto-conocimiento con la ayuda del psicoanálisis de Carl Jung.
Un libro que nos muestra la dualidad del mundo y de cómo lo percibe el ser humano.
Por un momento debo mencionar, me pareció estar en un mundo esquizofrénico (donde nadie sabe quién es real, donde los mismos pensamientos se alejaban de la realidad). La filosofía tiene ese efecto.
Un libro difícil de comprender pues nos hace replantear lo preestablecido, pero que no debe pasar desapercibido en nuestras lecturas.
Blanca Toral

1 comentario:

  1. día del año me acerqué por la librería que frecuento, inesperádamente tenía el día libre y decidí pasar por la librería no a comprar nada sino a recoger mi regalo al que tenía derecho por el volumen de mis compras del último trimestre. Podía escoger dos libros de bolsillo de un grupo de ediciones descatalogadas, ví que la mayoría eran clásicos y me decidí por estas dos obras de Hermann Hesse que no había leído.
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