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18 de septiembre de 2018

"No hay cielo sobre Berlín", de Helga Schneider

No hay cielo sobre Berlín Helga Schneider
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Nieves López Burell
Editorial: Salamandra

SINOPSIS:
Autora, de Déjame ir, madre el conmovedor intento de una mujer por reconciliarse con su anciana madre a pesar del abismo ideológico que las separa, Helga Schneider narra en este libro su primer ajuste de cuentas con la memoria, abordando con inusitada candidez los horrores de una infancia robada. 
Víctima de un triple abandono- madre, padre y madrastra, que rápida y sucesivamente desaparecen de su vida-, la pequeña Helga sobrevive en Berlín, una ciudad que, convertida en una inmensa hoguera por los bombardeos aliados a finales de la guerra, es el escenario de esta crónica de la locura vista por los ojos de una niña, unos ojos lúcidos que no olvidan la violencia física y psicológica de aquella realidad incomprensible. A la forzosa convivencia en el sótano con los vecinos del edificio, agravada por la oscuridad, el frío y la escasez de alimentos, se suma la continua disputa por la supervivencia, el agotamiento, la enfermedad y la presencia constante de la muerte. Y como cruel ironía del destino, la visita fortuita al búnker de Hitler, a quien Helga recuerda como un ser avejentado, tembloroso, de una mediocridad decepcionante. 
No hay cielo sobre Berlín es una lectura apasionante que transmite toda la fuerza y la valentía de una niña, Helga, la misma que en su madurez regresa con pulso firme a su pasado más doloroso y lo expone abiertamente, sin censuras, pero también sin recrearse en el dramatismo, para contribuir con su testimonio a la construcción de la memoria reciente de la humanidad.

OPINIÓN:
Es una novela autobiográfica en la que la autora cuenta sus vivencias infantiles en Berlín durante la II Guerra Mundial. Helga contaba con unos 5 años cuando estalló la guerra. La narración se inicia en 1941 cuando su madre biológica la abandona para servir al III Reich, y su padre ya está combatiendo por Alemania. Es a partir del 42, al encontrarse en dificultades el ejército alemán en Rusia, cuando se empiezan a notar los problemas de la contienda en la región, falta de suministro, servicio de transporte cortado. Al no estar sus padres, Helga es enviada primero al cuidado de una tía, luego la abuela materna se hace cargo, hasta que el padre le manda quedarse en Berlín a cargo de la madrastra, Úrsula, junto a su hermano Peter que cuenta con 19 meses. La madrastra se hace cargo de Peter en seguida, pero a Helga le prodiga poco afecto o ninguno. La envía a diversas instituciones para que la “curen”. En ese tiempo, Helga crece sin familia. Transcurre el año 1943 y Helga es reclamada por la madrastra en Berlín. Ahora ya las dificultades para encontrar alimento son más evidentes, los bombardeos y el asedio a la ciudad se hacen cada vez más constantes. Úrsula, Helga y Peter acaban en el sótano del edifico donde viven la hermana y el padre de Úrsula. Allí pasan varios años bajo las bombas, con el resto de vecinos del inmueble, la portera y su hijo adolescente, un matrimonio mayor, varios ancianos, una mujer y su hija tísica, una mujer con su hijo e hija adolescente…. Pronto se hace cada vez más peligroso salir a la calle, incluso a por agua. La comida es muy escasa, salvo para los que se encuentran en el búnker de Hitler y sus allegados. Y después de la guerra el sometimiento a los vencedores, la reconstrucción y vuelta a la vida.
El abandono, la soledad, el miedo, el horror, la muerte, la carestía de alimentos y la falta de toda clase de necesidades que en circunstancias normales el mundo da por sentado y nadie cuestiona, todo lo que conlleva el crecer en la guerra, lo narra la protagonista desde la primera persona, con precisión, realismo, sensibilidad, sin caer en sentimentalismo fácil. Una lectura excelente y dura.
Dolors Martínez

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