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20 de enero de 2020

"Cementerio de pianos", de José Luís Peixoto

cementerio de pianos peixoto
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Carlos Acevedo
Editorial: El Aleph

SINOPSIS:
Una Lisboa sin tiempo donde viven, sueñan, aman, trabajan y mueren los personajes de esta historia. En el corazón de un taller de carpintería se encuentra el cementerio de pianos, lugar donde los instrumentos, a semejanza de los seres que los rodean, han dejado de funcionar y se encuentran suspendidos entre la vida y la muerte. Lugar de exilio voluntario donde se reflexiona y se hace el amor, lugar de lecturas clandestinas, espacio recóndito de adulterios, patio de juegos infantiles donde se encadenan las generaciones. Un padre y un hijo actúan como narradores e intercalan sus vivencias desde épocas y prismas diferentes. Desenmascaran la historia de la familia, en un lenguaje de sombras y luces, de silencios y risas, de miedos y esperanzas, de culpabilidad y perdón. Relatan historias de amor, urgentes e inevitables, hirientes, en las que el abandono, la violencia doméstica y los errores redimidos acaban siendo anulados por el poder de la ternura y el afecto. Hablan de muerte, no para indicar un fin, sino la renovación de una generación a otra.

OPINIÓN:
Debo decir que es una narración complicada, no es para nada una lectura sencilla para abordar en cualquier lugar y momento. Y, sobre todo, es una novela para leer del tirón sin dejarse vencer por las primeras confusiones, si nos arriesgamos a dejarla apartada e intercalarla con otros libros se corre el riesgo de volver a ella más confusa aún y perder del todo el hilo (mucho o poco) que hubiéramos pillado. Hay demasiadas voces que narran a la vez contando acontecimientos que parecen el mismo pero que, ni lo son, y ni siquiera ocurren en el mismo momento.
Es una novela "de familia" en la que la fantasía se cuenta mezclada con la realidad. El autor nos mete de lleno en una familia marcada por el dolor, el egoísmo y el desamor; llena de culpas y traumas que van pasando de generación en generación como si de un código genético se tratara; unos comportamientos destructivos y autodestructivos impresos en la psique de cada uno de los miembros de la familia a través de los años.
El título del libro: "Cementerio de pianos", es el nombre que recibe uno de los escenarios donde se desarrolla parte de la acción de esta novela, pero también es una sensación, un lugar no físico en el que se encuentran los personajes: un estado entre la vida y la muerte, entre lo útil y lo desechado, un cúmulo de "piezas" inservibles donde puede haber algo válido para reparar -si estamos a tiempo- otra vida o, acaso, la propia vida.
En esta obra, la prosa de Peixoto es puro lirismo que te atrapa y envuelve, pero también es puro caos en el que emociones y sentimientos se mezclan con las diferentes voces y exigen un nivel elevado de atención para comprender quién está hablando y de qué.
Saltos en el tiempo, cambios de narrador, párrafos sin terminar que enlazan con otros varias páginas después, personas vivas recordando el pasado, muertas observando el presente... siempre en primera persona y siempre con el mismo existencialismo, nostalgia drama y opresión que, empiezo a comprender, son sellos identificativos de la buena literatura portuguesa.
Es una novela con vueltas de tuerca magistrales que te hacen dudar de tu propia comprensión lectora y que juegan contigo llevándote por donde quieren, y esto a mí me encanta, aunque comprendo que no a todas las personas le agrada.
Como anécdota diré que uno de los personajes es real, existió en la vida real y el autor lo introduce en la novela y basa parte de la historia en él. A este personaje pertenece quizá la parte de la narración más caótica, la que es, literalmente, los pensamientos de un corredor durante una maratón, pensamientos que saltan de un lugar a otro sin orden ni concierto, tal y como funciona nuestra mente en momentos de agotamiento, angustia y estrés.
Me ha gustado muchísimo, pero no es fácil tampoco de recomendar. Como ya he mencionado, no es una lectura fácil ni relajante, pero sí una gran obra.

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