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16 de enero de 2021

"El antropólogo inocente", de Nigel Barley

el antropologo inocente nigel barley
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: María José Rodellar
Editorial: Anagrama

SINOPSIS: 
El antropólogo inocente es un texto ciertamente insólito del que se dijo: «Probablemente el libro más divertido que se ha publicado este año. Nigel Barley hace con la antropología lo que Gerald Durrell hizo con la zoología» (David Halloway). El autor, doctorado en antropología en Oxford, se dedicó durante un par de años al estudio de una tribu poco conocida del Camerún, lo que constituyó su primera experiencia en el trabajo de campo, y casi la última. Nigel Barley se instaló en una choza de barro con la intención de investigar las costumbres y creencias del pueblo dowayo. Conocía la teoría del trabajo de campo, pero, como descubrió enseguida, ésta no tomaba en consideración la escurridiza naturaleza de la sociedad dowayo, que se resistía a amoldarse a norma alguna. En esta crónica del primer año que pasó en África, Nigel Barley –tras sobrevivir al aburrimiento y a desastres, enfermedades y hostilidades varias– nos ofrece una introducción decididamente irreverente a la vida de un antropólogo social.
Después de esta experiencia, el autor se incorporó al Museo Británico, cuyo departamento de publicaciones editó este texto como una curiosidad. La excitación que causó entre sus primeros lectores motivó que se publicara después en la colección de bolsillo de Penguin con extraordinario éxito.

OPINIÓN:
"La novedad de la estación seca que más gustó a los dowayos fue la llegada de mi frigorífico. Hacía tiempo que intentaba comprar uno de parafina, los miraba con añoranza en los escaparates pero costaban más de lo que yo podía pagar y la dificultad de transportarlos los dejaba totalmente fuera de mi alcance. Sin embargo, en la casa que habían ocupado los lingüistas holandeses desplazados hasta allí para estudiar la lengua de los dowayos había una de esas máquinas. Un día tuve la fortuna de encontrármelas en N’gaoundéré y me la ofrecieron en préstamo. Menuda suerte la mía, iba a tener agua fría y carne fresca. Además, podía dejar de consumir tanta comida enlatada con lo cual se aliviaría, en cierta medida, mi estado financiero. Lo coloqué junto a mi flamante casa nueva, cuya techumbre estaban terminando. Cuando pregunté por qué no me habían puesto las púas que protegen de la brujería les pareció un chiste graciosísimo. Todo el mundo sabía que los blancos no estaban sujetos a los ataques de brujería, lo mismo que todo el mundo sabía que debían vivir en casas cuadradas y no redondas. En consecuencia, mi casa era cuadrada y, en lugar de protección contra la brujería, me colocaron encima una botella vacía de cerveza".

Este libro es la monografía del doctor en antropología de Oxford, Nigel Barley, donde relata en forma bastante irreverente sus estudios sociales de una tribu poco conocida: el pueblo dowayo de Camerún, en el África Central.
¿Qué desde cuando yo me dedico a leer monografías?
Pues resulta ser que hastiada de leer novelas trágicas, con tanta tragedia real a mi alrededor por la pandemia del COVID19, busqué recomendaciones de libros humorísticos y en esa lista me apareció el Antropólogo Inocente.
Fue después de regresar de sus dos años de trabajo de campo e incorporarse al Museo Británico, cuando la monografía del Dr. Nigel Barley fue publicada y se convirtió rápidamente en un best-seller, debido a lo cómico y simpático de su narración, sus descripciones sencillas pero muy ilustrativas de la idiosincrasia, cultura y costumbres del país y de la tribu estudiada.
Con mucha sinceridad, hace alarde de ironía y se burla de sí mismo y de las situaciones en que constantemente se ve involucrado.
Cuenta las dificultades de comunicación y aventuras de su investigación: penalidades, enfermedades muy graves, accidentes, carencias de todo tipo y tragedias en general, que supone ese sacrificado estudio social que nunca había sido descrito de esa manera, y nos lleva a entender lo difícil que es el campo de la investigación antropológica social, pero en una forma muy simpática y sincera.
En resumen, me ha encantado y lo recomiendo.

"Para un occidental resulta chocante que tantas actitudes africanas coincidan con las que han sido desechadas en Occidente. Cualquier funcionario colonial de los años cuarenta estaría de acuerdo con las opiniones del maestro bamileke o del sous-préfet fulani, aunque sin duda los dos africanos no aceptarían el paralelismo. La fe en ese mal definido concepto, «el progreso», y la certeza de que la obstinación y la ignorancia caracterizaban a los indígenas, que, por su propio bien, habían de ser obligados a adaptarse al presente, los equiparaba con los imperialistas más acérrimos. No sólo persisten las partes «buenas» del imperialismo; las «malas» también están presentes. La explotación económica en nombre del desarrollo, y el racismo y la brutalidad absolutos forman asimismo parte del panorama. Indudablemente, son tan autóctonos de África como cualquier otra cosa. No hay por qué aceptar la opinión del liberal romántico en el sentido de que todo lo bueno de África procede de las tradiciones indígenas y todo lo malo es legado del imperialismo".
Lucila Argüello

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