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22 de marzo de 2013

"La senda del perdedor", de Charles Bukowski

FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Jorge Berlanga y Ernesto Giménez-Caballero
Editorial: Compactos Anagrama

SINOPSIS:
Una novela autobiográfica, contundente como un preciso uppercut, que nos muestra una visión bien distinta del «Sueño Americano», una visión «desde abajo», desde los pisoteados y humillados: la infancia, adolescencia y juventud de Henry Chinaski, en Los Ángeles, durante los años de la Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Un padre brutal que cada día finge acudir puntualmente al trabajo para que sus vecinos no sospechen que está en paro; una madre apaleada por el padre, que sin embargo está siempre de su parte; un tío a quien busca la policía; un mundo de jefes, de superiores aterrorizados por otros superiores. El joven Chinaski algo así como un hermano paria de Holden Cauldfiel, el dulce héroe de Salinger en The Catcher in the Rye (al que Bukowski parece aludir en el título original Ham on Rye tiene que aprender las reglas implacables de una durísima supervivencia. En este libro inolvidable, escrito con una ausencia total de ilusiones, se transparenta, evitando la autocompasión, una estoica fraternidad con todos los chinaskis, todos los underdogs de la «otra América» de los patios traseros, los bares sórdidos, las oficinas de desempleo.

OPINIONES:
Un libro en el que se nos cuenta la vida de Henry Chinaski, alter ego del propio Bukowski, desde la infancia hasta que está en la universidad. Es un libro en el que nos cuenta la dureza de la vida de las clases bajas, la precoz madurez, lo sórdido, la antítesis del sueño americano. Se ve como se va formando una persona sin esperanzas, ni sueños, que cree que la vida es una gran estafa, un teatro que simplemente enmascara los aspectos fundamentales de la existencia. La novela está dotada de realismo sucio, a veces humor e incluso nos sorprende con instantes de ternura. Me ha gustado mucho, su estilo directo, certero, como un puñetazo en el estómago que te hace abrir los ojos ante la realidad. Seguiré leyendo a Bukowski.
Patricia Mariño

Ha sido mi debut con Bukowski como novelista (había leído algunos relatos que, curiosamente, no me habían llamado mucho la atención) y ya estoy deseando empezar “Factotum”, continuación de esta obra.
Bukowski relata las desgracias de tal manera que te arranca la sonrisa, cuando no la carcajada, y es sólo al rato de haber cerrado el libro cuando empiezas a ser consciente de la desgarradora historia que te está contando, con escenas tristemente reiteradas como la del padre que lo apalea por cualquier nimiedad o incluso sin motivo, peleas donde corre la sangre cuyo origen parece el simple y llano aburrimiento de los contendientes, o el desencanto de verse rodeado día tras día de personas que no le interesan lo más mínimo. Son sus vivencias de niño y adolescente (la obra finaliza cuando el protagonista está en su primer año de universidad) y en ellas vemos plasmadas reflexiones e inquietudes que en otros autores no florecen hasta bien entrada la madurez, con un lenguaje directo, sin adornos ni rodeos y, como ya he dicho, con un sentido del humor magistralmente empleado para que una relato tan crudo fluya como la más natural de las historias.
Luis Sánchez Martin

Solo recuerdo haber leído de Bukowski, y hace años, “Cartero”, que en su momento me gustó, pero hace tiempo que quería leer en orden cronológico su serie de novelas protagonizadas por Henry Chinaski, de quien se dice que es el alter ego del autor. “La senda del perdedor” es la primera de ellas, y abarca su infancia y adolescencia hasta su primera juventud.
Describe la vida de Henry Chinaski, un niño solitario que crece en un barrio pobre de Los Angeles, entre la discriminación de sus compañeros de colegio y las palizas y el desprecio del padre. De pequeño sus padres no le dejan jugar con otros niños porque son pobres y ellos aún aspiran a ser ricos. Adolescencia, instituto, amigos, peleas, explosión de acné, escarceos sexuales, inquietudes literarias y alcohol, mucho alcohol. Una infancia dura y un adolescente desubicado en el mundo que le rodea. La novela termina al poco de que el protagonista deje la universidad, sin objetivos ni porvenir.
Narrada en primera persona, con el trasfondo de una época difícil (la Gran Depresión), retrata la azarosa vida del protagonista. Con un lenguaje en ocasiones soez, es una novela brutal, ácida y corrosiva, que se engloba dentro del llamado “realismo sucio”, del que el autor fue uno de sus representantes más destacados.
Me ha gustado mucho, no solo la historia en sí, sino también el estilo directo y conciso, los buenos diálogos y algunas frases memorables. Y en especial me encanta el cinismo e ironía que destila todo el texto, que no puedes evitar reír a pesar de las circunstancias que cuenta. En mi opinión, una novela autobiográfica entretenida y muy interesante, que ayuda a entender la controvertida personalidad del Bukowski adulto. Muy recomendable.
Esther Rodríguez

"La otra gente no salió del coche. Mi abuelo me hizo señas con un dedo. Alguien abrió la puerta del coche, yo salí y me acerqué hacia él. Su cabello era largo y de un color blanco puro, y su barba era también larga y de una blanca pureza, y a medida que me acercaba pude ver que sus ojos eran brillantes, como luces azules observándome. Me detuve a cierta distancia de él. —Henry —me dijo—, tú y yo nos conocemos. Entra en casa. Me tendió la mano. Al acercarme, pude sentir el olor de su aliento. Era muy fuerte, pero de cualquier forma él era el hombre más hermoso que había visto nunca, y yo no tenía miedo".
Hace meses tenía este libro pendiente ... lo había comenzado y lo había dejado, un poquito en shock por el comienzo ... ya que es duro y crudo ...
Esta semana lo retomé, y he terminado con mucho gusto esta convincente Bildungsroman del poeta y novelista alemán nacionalizado estadounidense, el rudo y popular Charles Bukowski, el último de los escritores malditos.
Autobiográfica, refleja a un padre autoritario y abusivo, algo que creo que era muy común en la época de la depresión ... El niño, que es hijo único, crece con mucho sufrimiento, complejos y conflictos: odia al padre que lo castiga física y psicológicamente en forma cruel y constante y no ama a la madre, quien no osa defenderlo, ni le demuestra amor ...
Son 271 páginas, realistas y detalladas, del retrato de un solitario ... Es un pobre muchacho que además de vivir en un hogar disfuncional, carente del más mínimo afecto, en la adolescencia comienza a padecer de un acné gravísimo, desfigurante y doloroso, que unido a su carácter introvertido y a las carencias emocionales en su hogar, lo llevan a juntarse con malas compañías que lo introducen a la bebida a muy tierna edad, enviciándose ... y convirtiéndose en un ser feo, repulsivo, casi un monstruo, explotando en una peligrosa agresividad incontrolable y destructiva, como un estallido violento de hormonas en ebullición. Sin embargo, a pesar de sus arranques, él es bueno y puro de corazón … quiere ser escritor y se matricula en la facultad de Periodismo, porque sabe que tiene talento.
Me han dejado un poco traumada las "travesuras" de los muchachos malos, aunque ya había leído algo parecido en otras obras.
En fin, la narración tiene mucha fuerza, mucha íntima naturalidad. Escrita en primera persona, destila sinceridad y autenticidad, lo mismo que aceptación de sí mismo ... es la confesión de un escritor de su ascenso a trompicones por la senda de la vida ... que se cree un perdedor, pero que no lo es.
"Yo no tenía ningún interés. No tenía interés en nada. No tenía ni idea de cómo lograría escaparme. Al menos los demás tenían algún aliciente en la vida. Parecía que comprendían algo que a mí se me escapaba. Quizás yo estaba capidisminuido. Era posible. A menudo me sentía inferior. Tan sólo quería apartarme de ellos. Pero no había sitio donde ir. ¿Suicidio? Jesucristo, tan solo más trabajo. Deseaba dormir cinco años, pero no me dejarían. Así que ahí estaba yo, en el Instituto de Chelsey, aún haciendo Instrucción, todavía con mis granos. Eso siempre me recordaba cuan jodido estaba. Era un día especial. Un tipo de cada escuadra que había ganado la competición del Manual de Armamento, daba un paso al frente y luego se situaba en una larga línea donde se iba a celebrar la última prueba. De algún modo, yo era el ganador de mi escuadra. No tenía idea de cómo lo había logrado. Yo no era un ganador".
Lucila Argüello

2 comentarios:

  1. No lo he leído, pero aprovecho para recomendar la película "Factotum" en la que Matt Dillon da vida al tal Chinaski y está inspirada en la vida de Bukowski (luego supongo que algo habrán cogido de esta obra) aunque saltando la infancia, yendo directamente a los primeros trabajos precarios del autor mientras intentaba publicar sus primeros relatos.

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  2. Este libro es malísimo,nunca lo leas

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