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8 de agosto de 2013

"Drama en la cacería", de Antón Chéjov

Drama en la cacería Antón Chéjov
FICHA TÉCNICA:
Género: Novela
Traducción: Luisa Borovsky
Editorial: Navona Negra

SINOPSIS:
Un editor recibe un día la sorprendente visita de un ex juez de instrucción que le ofrece un relato, escrito por él mismo, sobre un luctuoso hecho real. En él cuenta la historia de una joven y bellísima mujer, Olga, que ha sido encontrada agonizando en un bosque cercano a la propiedad del conde Karneev. El juez que instruye el caso, amigo del conde, incrimina al marido de la mujer, Urbanin, abandonado por ella y afligido por los celos. El editor, a medida que avanza en la lectura del relato, detectará contradicciones y lagunas en el desarrollo de la investigación y, convertido en justiciero, llegará a la conclusión de que se ha cometido un terrible error al condenar a un inocente.
Cuando Chéjov escribió este relato, publicado en folletines entre 1884 y 1885, sólo tenía veinticuatro años. Pero ya en él dibujó con precisión magistral su particular modo de ver la heterogénea sociedad rusa, con su desfile de pobre gente resignada, de aristócratas abúlicos y alcohólicos y de burgueses desesperanzados. Una mirada escrutadora y a la vez compasiva. Este drama chejoviano hace de su autor el precursor del género policial psicológico
.

OPINIÓN:
De Chéjov ya había leído anteriormente sus piezas de teatro más conocidas, "La gaviota. El tío Vania. Las tres hermanas. El jardín de los cerezos” y el relato “La sala número seis”, donde Chéjov muestra un estilo depurado, detallista, razón para no resistirme a leer esta novela, porque además de adentrarme en el ingenio de Chéjov iba a descubrirlo en un género diferente, el suspense o policiaco. En ésta Chéjov luce su agudeza creando dos historias interrelacionadas, con un nexo principal, el culpable del drama. 
Como si fuera una de sus piezas de teatro, la acción transcurre en dos escenarios bien limitados, el despacho de un editor y la haciendo del conde Karneev, a ello se incluye unos personajes femeninos y masculinos perfectamente definidos. La historia comienza en el despacho de un editor literario, el narrador de la novela. Éste recibirá de manos de un desconocido un manuscrito que le pondrá sobre la pista de un crimen acontecido años atrás. A partir de aquí el lector deberá discernir la realidad de la ficción, la verdad del “cuento”. 
Chéjov consigue construir un doble relato con mucho juego, los malos no parecen tan malos y los buenos…, digamos que evolucionan y crecen, una atmósfera en la que el culpable se recrea constantemente.
Así mismo, no podía dejar de mencionar uno de los aspectos que, en mi opinión, constituye un valor añadido, las referencias y alusiones a la obra de Pushkin, “Eugenio Oneguin”. El guiño a uno de los autores rusos más influyentes no puede pasar por alto, la relación entre los dos libros es más que evidente, pues se cita al autor y a los dos protagonistas, Eugenio y Tatiana, en alguna ocasión. Pero no sólo eso, pienso que son numerosas las semejanzas que se pueden establecer entre uno y otro, por ejemplo, la mirada crítica hacia la decadente clase pudiente, en el carácter de las protagonistas femeninas o la interpelación que se establece entre narrador-lector y los personajes. La diferencia es que, dentro de lo satírico de la situación, Chéjov conduce a los personajes a un final trágico o extremo, en este caso.
En definitiva, parafraseando al personaje-editor, el escrito “tiene todos los elementos de cualquier novela policial: el crimen, la evidencia, la investigación, y por añadidura quince años de trabajo forzados. Pero falta lo fundamental […] El verdadero culpable.” Hay que leer la novela para descubrirlo, la recomiendo.
Dolors Martínez

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