Género: Suspense
Traducción: Juan Carlos Durán Romero
Traducción: Juan Carlos Durán Romero
SINOPSIS:
Quién mató a Nola Kellergan es la gran incógnita a desvelar en este thriller incomparable cuya experiencia de lectura escapa a cualquier tentativa de descripción. Intentémoslo: una gran novela policiaca y romántica a tres tiempos −1975, 1998 y 2008− acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire. En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor −Harry Quebert, autor de una aclamada novela−, y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado, acusado de asesinato, al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras intenta demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad sólo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.
OPINIONES:
Desde el respeto a quienes les haya gustado, os cuento que comencé este libro, tan promocionado, con muchas expectativas, pero me ha supuesto una gran decepción.
Repetitivo, rebuscado, con diálogos absurdos (los del protagonista con su madre son infumables) y los de Harry con Nola tan cursis que a veces parecía más una "novela rosa" que un thriller.
Incluso por momentos parece que el autor intenta (pero sin un atisbo de talento) plagiar al gran Nabokov, N-O-L-A – L-O-L-I-T-A - N.O.L.A – L.O.L.I.T.A. ¿os suena aquella adolescente perturbadora que sedujo a un hombre maduro y culto, hasta llevarle a la destrucción, allá por 1958?
En fin, la historia hace aguas por todas partes, pero no me voy a alargar más. Al final, tras una serie de giros embarullados, se anima un poco el cotarro, pero aun así, me ha parecido un libro flojísimo. Un fiasco.
Repetitivo, rebuscado, con diálogos absurdos (los del protagonista con su madre son infumables) y los de Harry con Nola tan cursis que a veces parecía más una "novela rosa" que un thriller.
Incluso por momentos parece que el autor intenta (pero sin un atisbo de talento) plagiar al gran Nabokov, N-O-L-A – L-O-L-I-T-A - N.O.L.A – L.O.L.I.T.A. ¿os suena aquella adolescente perturbadora que sedujo a un hombre maduro y culto, hasta llevarle a la destrucción, allá por 1958?
En fin, la historia hace aguas por todas partes, pero no me voy a alargar más. Al final, tras una serie de giros embarullados, se anima un poco el cotarro, pero aun así, me ha parecido un libro flojísimo. Un fiasco.
Yolanda Castilla Galdos
La trama principal de la novela es el esclarecimiento de unos hechos acaecidos hace más de treinta años tras la aparición de los restos de una chica de quince años desaparecida en dicha fecha a raíz de lo cual se descubre la relación sentimental que mantuvo con un afamado escritor, mentor del protagonista, siendo dicha relación una línea narrativa secundaria y habiendo aún una tercera: el proceso de creación de un libro desde el punto de vista del escritor (que busca calidad) y el editor (que busca ventas).
Con la excusa de unos consejos que el protagonista recibe de su mentor, el autor separa la obra en 31 capítulos, cada uno de ellos encabezados por una perogrullada, un tópico sobre la escritura, salpicados en muchas ocasiones con símiles deportivos (boxeo y footing, principalmente) que al final trata de encumbrar como guinda del pastel y que a mí, sinceramente, me parece un ornamento que estaba de más.
La obra se divide en tres partes.
La primera no me ha gustado absolutamente nada: el nivel de la escritura es de bachillerato y el humor que trata de colar con calzador en la obra pésimo (además de un clarísimo intento de imitar a Woody Allen con el que fracasa estrepitosamente). Comienza a presentar una trama que parece interesante pero termina estancándose durante más de 300 páginas en una serie de reiteraciones que no aportan nada. Además, los diálogos de la vertiente romántica son tan artificiales que no hay quien se los crea.
En la segunda parte la trama comienza a tener algún giro interesante, si bien se vuelven a repetir hasta la saciedad gran cantidad de pasajes de la primera sin aportar nada nuevo; no son recuerdos o “flahs-backs” que conduzcan a nuevos hechos. Simplemente el autor cuenta lo mismo, si acaso poniéndolo en boca de otro o convirtiendo lo que era un recuerdo en la entrevista a un personaje en un relato en presente de su puño y letra. Por otro lado en esta parte se empieza a tratar a fondo la disyuntiva escritor-editor, en la que el primero busca calidad y el segundo ventas, y se profundiza en el proceso de creación literaria (búsqueda de ideas, lo que se puede contar, lo que se debe contar, plazos de entrega, contratos, abogados…) si bien no dice nada que el lector no sepa o pueda intuir. Aun con todo lo dicho en esta parte la calidad del texto tiene un destacada mejoría y los interesantes giros en la investigación junto a la subtrama del proceso de creación de un best-seller han conseguido que no abandonara la lectura, lo que estuve a punto de hacer, además de por las abusiva repeticiones de hechos, por dos protagonistas exagerados hasta un ridículo inimaginable: la madre del protagonista (aquí está presente el mencionado intento de imitación a Woody Allen, con unas conversaciones que no aportan absolutamente nada a la historia y que, al menos a mí y desde el respeto a quién le hayan gustado, no sólo no me han hecho reír, sino que ganas me han dado de arrancar dichas páginas, así como suena) y la gerente de la cafetería del pueblo donde se desarrolla la historia, típica vecina metomentodo, obsesionada por subir en la escala social, casar bien a su hija y que martiriza constantemente a su sumiso marido anulándolo cada vez que hace o dice algo. Este último personaje está caracterizado de manera esperpéntica y muy indefinida, comenzando el autor una especie de indagación sobre sus motivos que parece olvidar al concluir la novela.
Sin embargo la tercera parte me ha parecido genial, tanto en el fondo como en la forma, que adopta una prosa firme, directa y segura. El único pero es que tiene tantos giros en tan poco tiempo que muchos hacen agua, además de ciertos golpes que supongo el autor pretendía presentar como sorpresas y que son bastante predecibles en realidad. Aun así muchas de las vueltas de tuerca de la historia son para quitarse el sombrero y llega a encadenar varios capítulos en los que es imposible dejar de leer. Igualmente el tratamiento del proceso de creación de un best-seller está muy presente en esta parte, y en dicho aspecto el autor no deja títere con cabeza. En general, y a pesar de algún cabo suelto y que la parte romántica sigue siendo muy forzada, el autor resuelve con cierta maestría la parte de intriga, amén de un par de sorpresas al margen de la trama muy de agradecer.
Si la novela hubiera constado únicamente de la última parte con una introducción a la misma de presentación de hechos y personajes que no precisa más de 100-150 páginas mi opinión hubiera sido de novela sobresaliente. Pero tener que aguantar más de 400 páginas innecesarias para empezar a engancharse me parece un error. Así pues en lugar de terminar recomendando o no su lectura, pues no puedo decir ni una cosa ni la otra ya que mi opinión de la obra, como se ve, son sensaciones muy enfrentadas, opto por terminar con una reflexión: durante la novela, y a cuento del proceso de creación literaria como negocio, se habla de los escritores fantasma, esto es, autores que en la sombra y cuyo nombre jamás trasciende escriben partes de obras que otros firmarán, principalmente para cumplir con los plazos de entrega contractuales. Y como ya he dicho, esta obra consta de tres partes muy distintas entre sí tanto en la forma como en el fondo…
Curioso, ¿no?
Con la excusa de unos consejos que el protagonista recibe de su mentor, el autor separa la obra en 31 capítulos, cada uno de ellos encabezados por una perogrullada, un tópico sobre la escritura, salpicados en muchas ocasiones con símiles deportivos (boxeo y footing, principalmente) que al final trata de encumbrar como guinda del pastel y que a mí, sinceramente, me parece un ornamento que estaba de más.
La obra se divide en tres partes.
La primera no me ha gustado absolutamente nada: el nivel de la escritura es de bachillerato y el humor que trata de colar con calzador en la obra pésimo (además de un clarísimo intento de imitar a Woody Allen con el que fracasa estrepitosamente). Comienza a presentar una trama que parece interesante pero termina estancándose durante más de 300 páginas en una serie de reiteraciones que no aportan nada. Además, los diálogos de la vertiente romántica son tan artificiales que no hay quien se los crea.
En la segunda parte la trama comienza a tener algún giro interesante, si bien se vuelven a repetir hasta la saciedad gran cantidad de pasajes de la primera sin aportar nada nuevo; no son recuerdos o “flahs-backs” que conduzcan a nuevos hechos. Simplemente el autor cuenta lo mismo, si acaso poniéndolo en boca de otro o convirtiendo lo que era un recuerdo en la entrevista a un personaje en un relato en presente de su puño y letra. Por otro lado en esta parte se empieza a tratar a fondo la disyuntiva escritor-editor, en la que el primero busca calidad y el segundo ventas, y se profundiza en el proceso de creación literaria (búsqueda de ideas, lo que se puede contar, lo que se debe contar, plazos de entrega, contratos, abogados…) si bien no dice nada que el lector no sepa o pueda intuir. Aun con todo lo dicho en esta parte la calidad del texto tiene un destacada mejoría y los interesantes giros en la investigación junto a la subtrama del proceso de creación de un best-seller han conseguido que no abandonara la lectura, lo que estuve a punto de hacer, además de por las abusiva repeticiones de hechos, por dos protagonistas exagerados hasta un ridículo inimaginable: la madre del protagonista (aquí está presente el mencionado intento de imitación a Woody Allen, con unas conversaciones que no aportan absolutamente nada a la historia y que, al menos a mí y desde el respeto a quién le hayan gustado, no sólo no me han hecho reír, sino que ganas me han dado de arrancar dichas páginas, así como suena) y la gerente de la cafetería del pueblo donde se desarrolla la historia, típica vecina metomentodo, obsesionada por subir en la escala social, casar bien a su hija y que martiriza constantemente a su sumiso marido anulándolo cada vez que hace o dice algo. Este último personaje está caracterizado de manera esperpéntica y muy indefinida, comenzando el autor una especie de indagación sobre sus motivos que parece olvidar al concluir la novela.
Sin embargo la tercera parte me ha parecido genial, tanto en el fondo como en la forma, que adopta una prosa firme, directa y segura. El único pero es que tiene tantos giros en tan poco tiempo que muchos hacen agua, además de ciertos golpes que supongo el autor pretendía presentar como sorpresas y que son bastante predecibles en realidad. Aun así muchas de las vueltas de tuerca de la historia son para quitarse el sombrero y llega a encadenar varios capítulos en los que es imposible dejar de leer. Igualmente el tratamiento del proceso de creación de un best-seller está muy presente en esta parte, y en dicho aspecto el autor no deja títere con cabeza. En general, y a pesar de algún cabo suelto y que la parte romántica sigue siendo muy forzada, el autor resuelve con cierta maestría la parte de intriga, amén de un par de sorpresas al margen de la trama muy de agradecer.
Si la novela hubiera constado únicamente de la última parte con una introducción a la misma de presentación de hechos y personajes que no precisa más de 100-150 páginas mi opinión hubiera sido de novela sobresaliente. Pero tener que aguantar más de 400 páginas innecesarias para empezar a engancharse me parece un error. Así pues en lugar de terminar recomendando o no su lectura, pues no puedo decir ni una cosa ni la otra ya que mi opinión de la obra, como se ve, son sensaciones muy enfrentadas, opto por terminar con una reflexión: durante la novela, y a cuento del proceso de creación literaria como negocio, se habla de los escritores fantasma, esto es, autores que en la sombra y cuyo nombre jamás trasciende escriben partes de obras que otros firmarán, principalmente para cumplir con los plazos de entrega contractuales. Y como ya he dicho, esta obra consta de tres partes muy distintas entre sí tanto en la forma como en el fondo…
Curioso, ¿no?
La verdad es que he leído opiniones muy dispares de este libro. A algunas personas les ha gustado mucho y a otras personas (como a ti) les ha decepcionado. Así que supongo que tendré que leerlo para saber en qué grupo voy a estar yo. Eso sí, las expectativas respecto al libro las he bajado muy mucho, lo que supongo que ayudará también a que la decepción (si la hay) no sea tan grande.
ResponderEliminarSaludos!
En las solapas y en la faja del libro hay opiniones que son un atentado a la lógica y a la sinceridad. No se puede comparar al autor con escritores como Navokov, Philip Roth, Woody Allen( ¿?), John Irving, Franzen y al mismo tiempo con Grisham o Larsson. Lamentablemente , la editorial falta así el respeto a sus lectores porque la promoción del libro no tiene que ser al precio de esa mezcla infumable de autores de alta literatura con otros muy comerciales y sin importancia literaria. Leí 100 páginas y me pareció infantil y muy mal escrito.
ResponderEliminarHoracio Altuna
Bienvenido Horacio, un honor tenerte por aquí (y que compartas nuestra opinión también). #AbrazoLector
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