“Las flores de la guerra”, de Geling Yan

FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa

Traducción: Nuria Pitarque

Editorial: Alfaguara

SINOPSIS:

1937, Nanjing: el ejército japonés ha entrado en la capital china a sangre y fuego. La guerra ha atrapado a Shujuan junto con otras doce estudiantes en el desván de la parroquia Santa María Magdalena, al cuidado del padre Engelmann. Aunque hay algo que sacude su mundo con más fuerza que el sonido de los disparos. Cuando la misteriosa y seductora Zhao Yumo llega al frente de un grupo de prostitutas en busca de refugio, las niñas y los clérigos tienen que enfrentarse a sus propias encrucijadas: ¿dónde está la justicia?, ¿qué los distingue de esas mujeres?, ¿cómo defenderse de la crueldad? Una sobrecogedora historia de miedo y violencia, pero también de amor, pasiones ingobernables, amistad y compasión, que Zhang Yimou llevó al cine en la mayor producción cinematográfica de la historia de China.

OPINIÓN:

La novela nos sitúa en Nanjing en 1937, cuando la que era la capital china iba a ser invadida por el ejército japonés. En este escenario se desarrolla la trama de la novela, en la que un grupo de niñas entre 10 y 14 años se encuentra en la parroquia del padre Engelmann, teóricamente territorio estadounidense, bajo su protección. Allí llegará también un grupo de prostitutas y algunos soldados heridos en busca de refugio, provocando que la convivencia no sea nada fácil. El odio y prejuicios que niñas y clérigos sienten ante las mujeres “de mala vida” se irá transformando ante los terribles acontecimientos de los que serán testigos en los días sucesivos, cuando quede claro que ninguna zona de la ciudad es segura. Esta novela nos muestra, de manera ficticia, lo que fue la llamada “masacre de Nanjing”, cuando durante la ocupación de la ciudad por parte del ejército japonés, éste cometió todo tipo de crímenes de manera indiscriminada, desde la ejecución de prisioneros chinos y matanzas de civiles, hasta la violación de miles de niñas y mujeres. Un relato duro y conmovedor, en el que se ve hasta dónde puede llegar la crueldad humana, pero también la capacidad de sacrificio de algunas personas.

Esther Rodríguez