"Un jardín de placeres terrenales", de Joyce Carol Oates

FICHA TÉCNICA:

Género: Narrativa
Traducción: Cora Tiedra

Editorial: Debolsillo

SINOPSIS:

Nacida en el seno de una familia humilde que tuvo que emigrar durante la Gran Depresión, desde niña Clara es testigo de cómo unas condiciones de vida miserables acaban con la salud de los suyos, que mueren en el intento por abrirse paso en el sueño americano. Esta experiencia la lleva a levantar un muro entre ella y el mundo. Pero para realizar sus sueños tiene que aprender de los demás, y a eso se enfrenta cuando conoce a Lowry, un hombre que le enseña a perder el miedo. Tras el nacimiento de su hijo, Clara deberá elegir entre Revere, un hombre restrictivo, y Lowry. La inseguridad y los temores atávicos la conducen a buscar a través de su hijo todo lo que a ella le fue negado.

OPINIÓN:

Son tantas las grandes autoras que tengo pendientes de lectura que aún no había tenido ocasión de leer a Joyce Carol Oates. Lo que está claro es que continuaré leyendo obras suyas, porque “Un jardín de placeres terrenales” me ha parecido una novela excelente.
Durante la Gran Depresión, los Walpole malvivían viajando de un lugar a otro del país para trabajar en el campo. Ni los niños se libraban de las durísimas jornadas de trabajo. Clara, la protagonista de la novela, nació en una cuneta, ya que que su madre se puso de parto tras sufrir un accidente el camión en el que viajaba la familia.
Esa niña nacida en la miseria se pasaría la vida tratando de salir del agujero en el que había nacido. Con el paso de los años – y de los capítulos – podemos apreciar la evolución de Clara y su conversión en una mujer muy ambiciosa.
La novela está estructurada en tres grandes bloques, en los que cobran relevancia tres de los hombres más importantes de la vida de Clara: Carleton, su padre; Lowry, con quien tuvo una relación; y Swan su hijo. Oates aborda, pues, tres generaciones de una misma familia que luchó por abrirse paso en una América rural muy empobrecida.
“Un jardín de placeres terrenales” es una novela marcada por la profundidad de sus personajes, y que se lee con avidez. Absolutamente brillante.

Ana Rayas