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9 de mayo de 2020

"El oso", de William Faulkner

el oso william faulkner
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Ana María Foronda
Editorial: Anagrama

SINOPSIS:
"El oso" es sin duda uno de los más espléndidos y significativos relatos de William Faulkner. La renuncia de Isaac McCaslin, su protagonista, a la herencia del viejo Carothers, es el resultado de una radical negativa a reconocer la propiedad sobre una tierra corrompida por la codicia de sus ocupantes. Para Isaac, fascinado por la naturaleza virgen del Gran Valle, Old Ben, el viejo oso al que los hombres de Jefferson acosan implacablemente, es «un anacronismo indomable e invencible surgido de un tiempo antiguo y muerto, un fantasma, compendio y apoteosis de la antigua vida salvaje». El final de Old Ben es también el de los grandes bosques amenazados por las compañías madereras, un escenario donde la ceremonia anual de la caza reaviva todavía el espíritu de un tiempo aún no maldito en que la tierra era de los hombres «no de los blancos, ni de los negros, ni de los rojos, sino de los hombres, de los cazadores, con la voluntad y la osadía de resistir y la humildad y el arte de sobrevivir». Todas las obsesiones fundamentales de la intensa narrativa faulkneriana concurren en este relato, una auténtica obra maestra, arrastradas por la fuerza de un estilo soberbiamente elaborado.

OPINIÓN:
..."y el muchacho mismo lo había heredado como los nietos de Noé habían heredado el Diluvio aunque no hubieran estado allí para verlo: aquel período oscuro corrupto y sangriento en que tres pueblos distintos habían tratado de adaptarse no sólo los unos a los otros sino a la nueva tierra que habían creado y heredado también y en la que debían vivir por la razón de que quienes habían perdido no eran menos libres de dejarla que quienes habían vencido: aquellos sobre quienes la libertad y la igualdad habían sido volcadas de la noche a la mañana y sin aviso ni preparación y sin el menor entrenamiento sobre el modo de emplearla o siquiera soportarlas y de las que habían hecho mal uso no como los niños ni tampoco porque hubieran estado tanto tiempo en la esclavitud y luego tan repentinamente liberados, sino que habían hecho mal uso porque siempre los seres humanos hacen mal uso de la libertad"...
He terminado esta increíble obra maestra del genial Faulkner, Premio Nobel 1949. He agilizado mis neuronas descifrándola, ya que como todas sus novelas, es un verdadero puzle. En sólo 123 páginas de compacta y dramática narración, con ese estilo que hace de la lectura una labor detectivesca, pues va dando los datos con cuentagotas y en desorden cronológico, ha escrito una simbólica novela que en realidad comprende dos historias entrelazadas: la primera comienza con una especie de oda a los grandes bosques vírgenes del profundo Sur de Estados Unidos, que no pertenecen ni a los indios que los vendieron, ni a los blancos que los compraron, ni a los negros que los han talado, sino a los valientes y humildes/orgullosos cazadores de todas las razas, o de la nueva raza: la de las tres razas meztizadas, que con sus perros, juegan unos juegos de escaramuzas con los ciervos, pavos y coatís, y de peligro mortal con los osos, y continúa con la épica narración de la iniciación en esta peligrosa ciencia de conocer la selva, de Ike, el muchacho de 16 años, que ya tiene 6 entrenándose, acudiendo cada otoño a la cita tradicional de cacería con el mayor de Spain y el viejo General Compson (quienes celebran con esta excursión anual novembrina, sus cumpleaños que en realidad son en otros meses), su primo McCaslin, Walter Ewell, Jim de Tennie, el tío Ash, Sam Fathers (hijo de un rey indio y una negra) Boon Hogganbeck, indio ... y su encuentro (montado en Katie la mula tuerta que no teme siquiera al olor de la sangre del oso) con el legendario y mítico oso Old Ben, el macho alfa, el de la pata torcida, antiguamente mutilada en una trampa, símbolo de los bosques y de la libertad ...
Electrizante de tensión y emoción la escena de la lucha de Lion, el gigantesco perro mestizo azul, de soñolientos ojos amarillos, el más puro, salvaje y violento … y Old Ben, el viejo oso viudo y sin hijos.
En la segunda parte, ya Ike, el muchacho, es Isaac McCaslin, un hombre de 21 años. Esta parte, que no está titulada mas que con números de capítulos, 4 y 5, es una especie de génesis compuesta con mucha poesía y filosofía, conciencia social y ecológica, y al mismo tiempo, genealogía de los habitantes de la granja situada en el Gran Valle del mítico y salvaje Sur profundo de los Estados Unidos, dejada entrever en los registros contables, en muchos tomos de libros mayores del almacén, y que abarca como cien años, de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX, de puño y letra del abuelo y sus sucesores … siendo el abuelo, un salvaje y depravado colono granjero, incestuoso amo de esclavos, lleno de angurria e injusticia, el mezquino fundador de la dinastía: el viejo Carothers McCaslin, cuya herencia rechaza el noble muchacho Ike, al cumplir 21 años: “porque nunca fue del abuelo para que se lo legase a ellos y que ellos me lo legasen a mí para que lo repudiase porque nunca fue del viejo Ikkemotubbe para que se lo vendiese a mi abuelo para la cesión y el repudio. Porque nunca los padres de los padres de Ikkemotubbe se lo legaron a Ikkemotubbe para que lo vendiese al abuelo ni a ningún hombre porque en el instante en que Ikkemotubbe descubrió, se dio cuenta de que podía venderlo por dinero, en ese instante dejó de ser suyo para siempre, de padre a padre y a padre, y el hombre que lo compró no compró nada”. Esta que yo llamo segunda parte, está redactada en la forma enrevesada y complicada que es característica del estilo de William Faulkner, y además, respetando las faltas de ortografía y puntuación de las anotaciones en los libros mayores. Como recomendación personal al lector primerizo de esta y otras novelas de Faulkner, es útil ir anotando los nombres de los personajes en una lista, detallando al lado algunos de sus detalles característicos para poder identificarlos más adelante cuando aparezcan con un diminutivo o un alias o el nombre completo, por ejemplo: Ike, aparece como “el muchacho” y también como Isaac McCaslin. Un gran placer haber leído El Oso.
Nota: La Traducción: Ana M.ª Foronda ¡Excelente!
"Aparentemente hay también una sabiduría, la que a través de los sufrimientos necesarios aprende un hombre para distinguir entre la libertad y la ciencia; quienes habían combatido durante cuatro años y habían perdido para preservar un estado de cosas con el cual aquella liberación era una anomalía y una paradoja, no porque se opusieran a la libertad como libertad sino por las viejas razones por las que el hombre (no los generales y los políticos sino el hombre) siempre ha luchado y muerto en las guerras para preservar un estado de cosas o constituir un futuro mejor, uno tolerable para sus hijos"...
Lucila Argüello

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