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14 de febrero de 2021

"Los que aman, odian", de Afolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo

los que aman odian
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Emecé

SINOPSIS:
"Se disuelven en mi boca, insípidamente, reconfortantemente, los últimos glóbulos de arsénico. A mi izquierda, en la mesa de trabajo, tengo un ejemplar del Satyricón, de Cayo Petronio…”

Una persona ha muerto envenenada y otra ha desaparecido misteriosamente en un solitario hotel de playa. El doctor Humberto Huberman, médico homeópata recién llegado al balneario en busca de descanso, se ve envuelto en una compleja trama de venganzas, amores no correspondidos y reacciones exacerbadas por la tormenta de viento y arena que durante cuatro noches confina a los huéspedes entre las paredes del hotel. El asfixiante encierro sacará a relucir lo mejor y lo peor de cada uno y tensará las relaciones al máximo. Todos son sospechosos. 
Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares escribieron Los que aman, odian durante el final de un verano, en Mar del Plata. Precursora de la novela policial en la Argentina y único trabajo en colaboración de los autores, esta pequeña joya literaria representa una original variante sobre el problema del cadáver hallado en una pieza cerrada.

OPINIÓN:
“En la vacilante luz de la vela el cutis ceroso, la mirada intensa y la cara de laucha de Miguel me impresionaron. Vertiginosamente registré una sensación insólita en mi experiencia y por demás desagradable: yo perdía el aplomo”.

Mi primer encuentro con estos dos esposos famosos y muy galardonados escritores argentinos, quienes fueron íntimos amigos de Jorge Luis Borges.
Desde el primer momento quedé agradablemente Impresionada por el estilo, a la vez erudito e irónico, con descripciones muy bien pintadas y ejecutadas de parajes muy peligrosos, agrestes y exóticos de la costa Argentina, así como los minuciosos retratos de los personajes, muy bien redondeados e interesantes, ya que dejan entrever sus perfiles psicológicos.
La novela es de misterio, con varias muertes, y el protagonista narrador, que es un médico, colabora con las autoridades para resolver los casos.
La trama es bastante intrincada, tipo Agatha Christie, y lo mantiene a uno en vilo durante toda la lectura, al mismo tiempo que disfrutando del exquisito estilo de la prosa y del rico vocabulario.
No dudo en recomendar esta interesante novela, con la seguridad de que se trata de Literatura de primera calidad.

“El doctor estaba ebrio; había llegado ebrio. Cecilio Montes era de estatura mediana y frágil de cuerpo. Tenía el cabello oscuro y ondulado, los ojos grandes, su tez era muy blanca, muy pálida, el rostro fino y la nariz recta; Vestía un traje de cazador, bien cortado, en un cheviot verdoso, que había sido de muy buena calidad. La camisa, de seda, estaba sucia. Los signos generales de su aspecto eran el desaseo, la negligencia, la ruina —una ruina que dejaba entrever esplendores pretéritos—. Me pregunté cómo este personaje, escapado de una novela rusa, aparecía en nuestra campaña; encontré inesperadas analogías entre el campo argentino y el ruso, y entre las almas de su gente; imaginé la llegada del joven facultativo a Salinas, su fe en las causas nobles y en la civilización, y su paulatino deterioro entre la mezquindad y la penuria esenciales de la vida del pueblo. J’avais calais mon Oblomov. Lo miré con toda simpatía”.
Lucila Argüello

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