"Los restos del naufragio - Todos los muertos. Los capítulos perdidos", de Jose Gil Romero y Goretti Irisarri

FICHA TÉCNICA:

Género: Narrativa
Editorial: Autoedición

SINOPSIS:

A finales de septiembre de 1859, y tras los dramáticos sucesos relatados en «El mecanismo de los secretos», todavía ocurrieron unas cuantas cosas que merecían ser contadas.
Jose Gil Romero y Goretti Irisarri amplían el universo de «Todos los Muertos» en una serie de relatos independientes y autoconclusivos que beben de los oscuros arquetipos de la novela gótica.
«Los capítulos perdidos» cierran así algunas tramas de la saga, y son: «La silphyde», «Los restos del naufragio», «El extraordinario caso de la hija del doctor Velagos», «Corazones de plomo».

LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO
El mayordomo de Leónidas Luzón recibe la visita de un viejo amigo con quien compartió los años de juventud a bordo de un barco mercante.
Su antiguo compañero se ha convertido en un hombre atormentado por el pasado, y ha venido a prevenirle: la sombra que hace cuarenta años mató a toda la tripulación ha vuelto para acabar con ellos, únicos supervivientes del naufragio.
«—Me fui a sitio de secano, como veo que hiciste tú. Aún así nos ha encontrado; está aquí.»
Un relato marino en una ciudad sin mar.

OPINIÓN:

La visita de un viejo amigo no siempre es motivo de alegría. Especialmente cuando trae malas noticias…
Eso es lo que piensa Matías, el mayordomo de Leónidas Luzón, al cerrar la puerta tras la marcha de Horacio Praxedes, antiguo compañero de navío. Ha venido, después de muchos años, para avisarle: la sombra que mató a toda la tripulación de su barco ha vuelto para acabar con ellos, los supervivientes del naufragio.
Este es el segundo de los capítulos perdidos de la saga “Todos los muertos” de Jose Gil Romero y Goretti Irisarri. En él, Matías, ayudado por la enigmática Avelina Avellaneda, tendrá que enfrentarse a su pasado y a un terrible monstruo marino en una ciudad sin mar.
Un relato gótico que parece inspirado por William Hope Hodgson, pero con el toque único de los autores que aúnan en él los horrores del mar y el espiritismo en una ciudad sin mar.
Una lectura que me ha recordado a las aventuras de Verne de mi niñez salpimentadas con un toque de terror.

Ana G. Aranda