"Cuentos sin plumas", de Woody Allen

FICHA TÉCNICA:

Género: Narrativa

Traducción: Marcelo Covián

Editorial: Maxi Tusquets

SINOPSIS:

En este único volumen reunimos los tres libros de cuentos -"Cómo acabar de una vez por todas con la cultura", "Sin plumas" y "Perfiles"- del gran cineasta, guionista y actor cómico Woody Allen, publicados ya en otra colección. Considerados así, como obra unitaria, estos escritos satíricos reflejan, con la habitual sabiduría de su inteligente humor, la esencia misma de las preocupaciones que acostumbran a obsesionarle : Dios, la muerte, el amor y el sexo. Sigue sorprendiendo la enorme capacidad de Woody Allen para reírse, y hacernos reír, de nuestra propia torpeza en el momento de enfrentarnos precisamente con aquellos problemas que más hondamente nos afectan. Y comprobamos, una vez más, cuán gratificante es recobrar un poco, en este acelerado mundo nuestro, la serenidad que tan saludablemente nos insufla el infrecuente ejercicio del humor.

OPINIÓN:

Terminé de leer "Cuentos sin plumas" (2009), de Woody Allen: Una agrupación de tres títulos donde se recopilan no sólo cuentos sino apuntes, reflexiones, cruces de cartas y mini-guiones teatrales que abordan los temas que han obsesionado a este autor neoyorquino : La muerte, el sexo, el amor, Dios, las costumbres judías en Norteamérica. Forman un abigarrado "todo" donde con el mas inteligente humor, con un sentido sarcasmo y una discreta sátira de la cultura occidental se burla -velada, y a ratos abiertamente- de la Filosofía, de las Revoluciones, de la Psicología, de la Gastronomía, de la Economía, de la Metafísica, y por supuesto, del Teatro y del Cine.
Del mas gratificante humor, su lectura es amena y a ratos me ha hecho carcajear. Es una experiencia muy diferente al contenido de sus películas, y me ha hecho preguntarme cómo es que esta brillante faceta de escritor le es tan poco conocida.
De manera recurrente nos sugiere que la vida es algo demasiado importante como para tomarla en serio. Como bien describe:

"Cloquet detestaba la realidad, pero comprendía que era el único lugar donde podía comerse un buen filete"

Rafael Ugalde