Género: Narrativa
Traducción: Iris Menéndez Sallés
Editorial: Alianza
SINOPSIS:
Situada en Nueva York en los años 1930, "Días sin huella" novela el descenso a los infiernos del alcoholismo de su protagonista, Don Birnam. Durante los cinco días que abarca la acción de la novela, Birnam, aspirante a escritor, se ve en realidad reducido a la esclavitud que le impone su necesidad compulsiva de beber, que lo lleva a rebajarse hasta las más penosas situaciones. Sólo su novia Helen parece capaz de suministrarle un asidero que le permita salir del torbellino de la autodestrucción.
OPINIÓN:
Como imagino habrá sucedido a mucha gente, llego a esta novela, que narra el descenso a los infiernos de un alcohólico, a través de la magnífica película de Billy Wilder que en 1945 protagonizara un inmenso Ray Milland (Oscar al mejor actor, dicho sea de paso). Los secundarios –el barman, su hermano, su pareja- son prácticamente anecdóticos en comparación con los mismos personajes en la película: Don Birnam es el protagonista absoluto de la novela, en la que también se trata el tema de su bisexualidad, totalmente obviado en el film.
Debo admitir que por momentos me he perdido, aburrido incluso, durante las divagaciones del autor, pero dichas divagaciones son necesarias, pues la novela no se reduce a mostrarnos al alcohólico de aspecto descuidado y manos temblorosas que se tambalea al caminar (y al decir esto no puedo evitar volver a recordar la maravillosa interpretación de Ray Milland en la gran pantalla), sino que relata el proceso interior de ese desamparado, ahondando en el presente, pero también buscando las raíces del problema en el pasado y obviando el futuro a más de media hora vista: para el protagonista sólo existe la copa que está bebiendo y la que tomará después. En este retrato psicológico del protagonista me ha parecido excelente el pasaje en que visualiza todo el proceso de creación de una novela, junto a la fama y el reconocimiento que eso implica, a raíz simplemente de ver su reflejo en un espejo.
Recomiendo novela y película que, además, tienen distintos finales (yo prefiero el de la novela).
Debo admitir que por momentos me he perdido, aburrido incluso, durante las divagaciones del autor, pero dichas divagaciones son necesarias, pues la novela no se reduce a mostrarnos al alcohólico de aspecto descuidado y manos temblorosas que se tambalea al caminar (y al decir esto no puedo evitar volver a recordar la maravillosa interpretación de Ray Milland en la gran pantalla), sino que relata el proceso interior de ese desamparado, ahondando en el presente, pero también buscando las raíces del problema en el pasado y obviando el futuro a más de media hora vista: para el protagonista sólo existe la copa que está bebiendo y la que tomará después. En este retrato psicológico del protagonista me ha parecido excelente el pasaje en que visualiza todo el proceso de creación de una novela, junto a la fama y el reconocimiento que eso implica, a raíz simplemente de ver su reflejo en un espejo.
Recomiendo novela y película que, además, tienen distintos finales (yo prefiero el de la novela).
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