Género: Narrativa
Traducción: Francisco Barberán
Editorial: Tusquets
Traducción: Francisco Barberán
Editorial: Tusquets
SINOPSIS:
En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante, se dedicaría exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenzó también a correr. Al año siguiente correría en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratón, su bautizo en esta carrera clásica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran éxito en todo el mundo, y después de participar en muchas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afán de superación, de su pasión por la música o de los lugares a los que viaja, va dibujándose la idea de que, para Murakami, escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosófico y lleno de anécdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado a la crítica más exigente y hechizado a miles de lectores.Una brillante reflexión sobre la influencia del deporte en la vida y en la obra de uno de los escritores más prestigiosos y leídos de la literatura actual.
OPINIÓN:
Siempre me ha llamado la atención este título que, como Murakami explica, es imitación de otro muy parecido de su admirado Raymond Carver: “de que hablamos cuando hablamos de amor”.La leí a continuación de “La soledad del corredor de fondo” espoleada por la curiosidad de qué se podría decir en torno a esta actividad. Su diferencia con la de Sillitoe es evidente: en una encontramos la EPOPEYA de un ser marginado cuya carrera matinal se erige como fuente de su inquebrantable posicionamiento frente a las normas que el estatus predominante establece, y en Murakami una HORMA en donde se forja no sólo física y mentalmente, sino también como escritor “en mi caso, la mayoría de lo que sé sobre la escritura lo he ido aprendiendo corriendo por la calle cada mañana” o “Tengo la impresión de que si, cuando decía de hacerme escritor, no se me hubiera ocurrido empezar a correr largas distancias, las obras que he escrito serían sin duda bastante diferentes”. TALENTO, CAPACIDAD DE CONCENTRACIÓN Y CONSTANCIA son las tres características que considera necesarias en la escritura siendo comunes las dos últimas con las necesarias para ser un fondista.
Además, especifica algunos de los beneficios que tal afición le ha aportado entre los que destaca el haberle apartado de algo que él llama “LA TOXINA” que es la deriva antisocial que su solitaria profesión puede conducir a algunos creadores y cuyo riesgo para él era evidente pues LA SOLEDAD forma parte de su forma de ser “en mi interior siempre ha anidado el deseo de permanecer complemente solo” “Como norma corro en medio del vacío. Dicho a la inversa, tal vez cabria afirmar que corro para lograr el vacío”.
También, el del nulo interés por conseguir cualquier GALARDÓN público tanto en la escritura como en sus carreras de fondo: el hecho de terminar es suficiente en ambas lides “escribir una novela es enfrentarse a escarpadas montañas y escalar paredes de roca para tras una larga y encarnizada lucha, alcanzar la cima” “para un creador la motivación se halla, silenciosa, en su interior, de modo que no precisa buscar en el exterior ni formas ni criterios”.
En conclusión me ha resultado muy interesante, entretenida y sorprendente. Me ha gustado.
Ana Ballester
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