Género: Narrativa
Traducción: Regina López Muñoz
SINOPSIS:
Irlanda, años 50. Lejos de la capital, Dublín, y en medio de un verde paisaje, bellísimo pero exigente, la joven y aplicada Caithleen ha crecido llena de encanto gracias a la sabiduría y humildad de su madre; una madre obligada, por las duras condiciones del campo, a ser fuerte en cada momento, a sobreponerse a toda desgracia. Pero algo va a suceder que transformará la vida de Caithleen. Y en esa nueva vida, la de la única hija de una familia venida a menos, estará acompañada por su amiga de la infancia Baba, por la sofisticada madre de ésta, por el peculiar Hickey… y por una docena de personajes soberbiamente retratados que hoy día nos siguen pareciendo muy vivos; y entrañables, como en toda vida que merezca la pena rememorar.Caithleen recuerda para nosotros su pasado: unas veces lleno de risas; otras, superando las lágrimas. Recuerda los ritos de paso que la llevaron hasta la madurez: los días de internado, el descubrimiento del amor, la necesidad de aventuras e independencia y, al fin, la gran ciudad, con sus brillantes promesas de futuro.
Estamos, sin duda, ante una extraordinaria novela, iluminada tanto por el humor como por una dulce melancolía; un relato repleto, además, de esa poderosa fuerza que tan sólo concede la juventud. Únicamente El hombre tranquilo, de John Ford, ofrece paisajes y momentos como esta obra cumbre de la literatura irlandesa del siglo XX.
OPINIONES:
Que la primera novela de Edna O´Brien fuera un escándalo y conmoviera los cimientos de la tradicional y católica Irlanda nada más publicarse no tiene nada de extraño, habida cuenta de que lo que narra poco tiene que ver con la bucólica Eire de bardos, leyendas, sano humor y camaradería. O al menos, no en el modo del tópico al que estamos habituados.
Chicas de campo es el relato de dos vidas entrelazadas: la de la ingenua y tímida Caithleen, procedente de una familia campesina muy venida a menos, cuyo desamparo la empuja hacia la compañía de la tan insoportable como resuelta Baba, perteneciente a una desequilibrada familia burguesa adinerada en desvaríos. Su historia parece abocada a una más de las existencias anodinas que se apagan en el mísero y cada vez más despoblado mundo rural de la Irlanda de posguerra.
Sin embargo, un hecho va a sacudir la urgente necesidad de independencia de las jóvenes que se materializará en el Eldorado de Dublín, donde pensiones de extraños trashumantes, amores a cambio de diversión o un par de medias, fracasos y decepciones traerán la añoranza de la inocencia perdida, aquella de los días de colegio, contacto con la naturaleza, diversiones rústicas, de internados claustrofóbicos, del encuentro con el primer amor.
Chicas de campo es novela de iniciación, en ocasiones a trompicones y alocada como Baba, en otras, balbuciente e insegura como Cait, donde el paso de la infancia a la madurez se hace de manera brusca y traumática con el único bálsamo de un amor clandestino.
Es novela de concienciación, la de la situación de las mujeres irlandesas sometidas a sus maridos y a los dictados de la Iglesia Católica, que las encerraban en el único papel de madres y esposas; de reivindicación de la Mujer, de las que quisieron escapar a este destino abrazando el consuelo de la infidelidad, o huyendo hacia la capital, Tierra de Promisión, donde se había instalado el s. XX y los valores tradicionales quedaban diluidos en el aire contaminado del progreso; las más, soportando su infelicidad por cuestión de Fe.
Pero sobre todo es novela de ganas de vivir, de rebeldía, de intimidad de sentimientos y de sexo desinhibido, algo que, en la ultracatólica Irlanda, le valió a la autora la proscripción e incluso la quema de libros.
No olvida, finalmente, O´Brien la tradición celta, que asoma en personajes peculiares, ocurrentes, mezquinos y vividores retratados admirablemente; en tonadas tradicionales, en internados conventuales de estrictas monjas, en ese alcoholismo endémico, azote de la isla y sus mujeres así como en la inevitable emigración.
Un estilo limpio en la narración, ágil en el diálogo e íntimo en la descripción completa la excelencia de la historia y hace de este libro toda una lección magistral en un debut literario, que, no en vano, supuso el reconocimiento internacional e inmediato para su autora, situándola en el nivel de Eudora Welty o Flannery O’Connor, expertas también en el universo femenino del profundo Sur, de quienes se reconoce deudora Edna O´Brien.
Para los que nos hemos quedado con ganas de más de esta inteligente autora, Errata Naturae promete la progresiva publicación del resto de sus obras en español.
Chicas de campo es el relato de dos vidas entrelazadas: la de la ingenua y tímida Caithleen, procedente de una familia campesina muy venida a menos, cuyo desamparo la empuja hacia la compañía de la tan insoportable como resuelta Baba, perteneciente a una desequilibrada familia burguesa adinerada en desvaríos. Su historia parece abocada a una más de las existencias anodinas que se apagan en el mísero y cada vez más despoblado mundo rural de la Irlanda de posguerra.
Sin embargo, un hecho va a sacudir la urgente necesidad de independencia de las jóvenes que se materializará en el Eldorado de Dublín, donde pensiones de extraños trashumantes, amores a cambio de diversión o un par de medias, fracasos y decepciones traerán la añoranza de la inocencia perdida, aquella de los días de colegio, contacto con la naturaleza, diversiones rústicas, de internados claustrofóbicos, del encuentro con el primer amor.
Chicas de campo es novela de iniciación, en ocasiones a trompicones y alocada como Baba, en otras, balbuciente e insegura como Cait, donde el paso de la infancia a la madurez se hace de manera brusca y traumática con el único bálsamo de un amor clandestino.
Es novela de concienciación, la de la situación de las mujeres irlandesas sometidas a sus maridos y a los dictados de la Iglesia Católica, que las encerraban en el único papel de madres y esposas; de reivindicación de la Mujer, de las que quisieron escapar a este destino abrazando el consuelo de la infidelidad, o huyendo hacia la capital, Tierra de Promisión, donde se había instalado el s. XX y los valores tradicionales quedaban diluidos en el aire contaminado del progreso; las más, soportando su infelicidad por cuestión de Fe.
Pero sobre todo es novela de ganas de vivir, de rebeldía, de intimidad de sentimientos y de sexo desinhibido, algo que, en la ultracatólica Irlanda, le valió a la autora la proscripción e incluso la quema de libros.
No olvida, finalmente, O´Brien la tradición celta, que asoma en personajes peculiares, ocurrentes, mezquinos y vividores retratados admirablemente; en tonadas tradicionales, en internados conventuales de estrictas monjas, en ese alcoholismo endémico, azote de la isla y sus mujeres así como en la inevitable emigración.
Un estilo limpio en la narración, ágil en el diálogo e íntimo en la descripción completa la excelencia de la historia y hace de este libro toda una lección magistral en un debut literario, que, no en vano, supuso el reconocimiento internacional e inmediato para su autora, situándola en el nivel de Eudora Welty o Flannery O’Connor, expertas también en el universo femenino del profundo Sur, de quienes se reconoce deudora Edna O´Brien.
Para los que nos hemos quedado con ganas de más de esta inteligente autora, Errata Naturae promete la progresiva publicación del resto de sus obras en español.
Son los años 40 y 50 del siglo XX, y en una región rural de Irlanda, vive la adolescente Cathleen, junto a su madre, un mozo, su perro y otros animales de granja. Los medios de la familia son muy modestos, y el padre pasa fuera la mayor parte del tiempo, sin trabajar.
“Las chicas de campo” cuenta la existencia de Cathleen en su adolescencia hasta que alcanza la mayoría de edad y es capaz de tomar las riendas de su propia vida. En los primeros capítulos se nos introduce en el paisaje y ambiente del pueblo, se nos presenta a varios personajes más, especialmente Bárbara (Baba) y su familia. Bárbara es hija del veterinario del pueblo y su madre se comporta más como una amiga de su hija, que como madre. Baba será la compañera, a las buenas y a las malas, de Cathleen, con una personalidad muy dominante y alocada.
Cathleen es buena chica, estudiosa, siente miedo de su padre, y su madre es todo su mundo. Todo cambia con un trágico suceso.
A partir de ahí y a medida que va creciendo y haciéndose mujer adulta, algunos de los pobladores se fijarán en ella.
Cathleen será enviada a un internado religioso para seguir con su formación, y posteriormente ella y Baba se irán a la capital, Dublin, ansiosas de vivir el bullicio, de otras oportunidades.
Lo que más me ha gustado de la lectura han sido la descripción de los personajes y de todo lo que les rodea, hasta el detalle o gesto aparentemente simple queda retratado. Parece que la autora mima a sus personajes, los hace adorables, aunque su conducta no nos guste del todo los personajes se hacen muy vivos.
Es una novela que en su momento, al poco tiempo de ser publicada (años 60), causó escándalo en Irlanda, incluida la localidad natal de la autora. Me puedo imaginar que en esa época debió ser chocante el comportamiento de las jóvenes protagonistas, lo cual no justifica que se llegaran a quemar algunos ejemplares, claro está, es más bien la muestra de la moralidad que debía guardarse en la época. La recomiendo.
Dolors Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario