Género: Narrativa
Traducción: Ronald Brouwer
Editorial: ContraEscritura
SINOPSIS:
Primera compilación en español de tres de los reportajes más relevantes de Nico Rost. Reportajes antifascistas recupera “Un campo de concentración en el Tercer Reich. La fábrica de cerveza de Oranienburg” (1933), “Desde el frente libertario español. Un reportaje” (1937) y “Los amigos de mi padre. Recuerdos de la Folkingestrat” (1955).
Traducción: Ronald Brouwer
Editorial: ContraEscritura
SINOPSIS:
Primera compilación en español de tres de los reportajes más relevantes de Nico Rost. Reportajes antifascistas recupera “Un campo de concentración en el Tercer Reich. La fábrica de cerveza de Oranienburg” (1933), “Desde el frente libertario español. Un reportaje” (1937) y “Los amigos de mi padre. Recuerdos de la Folkingestrat” (1955).
OPINIÓN:
Nico Rost es un autor que se convierte en amigo durante la lectura y lo echamos de menos cada vez que cerramos el libro. Es periodista y escribe para el lector, sin rodeos, sin irse por las ramas con monólogos interiores de ornamento y/o lucimiento, sino de manera directa y concisa, describiendo lo que ve, lo que escucha y ciñendo su opinión, de tanto en tanto, a pequeñas reflexiones que invitan al lector a hacer lo propio.
Esta naturalidad en las formas consigue que el lector camine a su lado, sienta el miedo y la rabia dentro de los muros de Oranienburg, espere nervioso la caída del obús mientras charla con los italianos que cambiaron de bando al saberse engañados por el fascismo, y se emocione con el sonido del shofar en la sinagoga.
En orden cronológico, el primer reportaje nos muestra un Rost joven que rezuma ideales por los cuatro costados y admite su ideología comunista sabiendo que le costará acabar tras los muros de un campo de concentración (que ya los había en 1933).
El segundo es una suerte de diario desde la España republicana en 1937, un reportaje que critica el tratamiento que los medios internacionales dieron al conflicto y tumba el manido discurso de ‘se cometieron atrocidades en ambos bandos’. Además encontramos entrevistas muy reveladoras donde descubrimos los motivos de filiación de los fascistas alemanes e italianos.
En el tercero el autor relata sus recuerdos de infancia y su buena relación con la comunidad judía, para terminar denunciando el olvido y la desprotección que sufrió dicha comunidad mientras el resto miraba para otro lado.
Un autor fundamental que ha tardado mucho en ser traducido al castellano (¿porque no interesaba?), y que por fin podemos disfrutar gracias a Contraescritura. Próxima parada: ‘Goethe en Dachau’.
Esta naturalidad en las formas consigue que el lector camine a su lado, sienta el miedo y la rabia dentro de los muros de Oranienburg, espere nervioso la caída del obús mientras charla con los italianos que cambiaron de bando al saberse engañados por el fascismo, y se emocione con el sonido del shofar en la sinagoga.
En orden cronológico, el primer reportaje nos muestra un Rost joven que rezuma ideales por los cuatro costados y admite su ideología comunista sabiendo que le costará acabar tras los muros de un campo de concentración (que ya los había en 1933).
El segundo es una suerte de diario desde la España republicana en 1937, un reportaje que critica el tratamiento que los medios internacionales dieron al conflicto y tumba el manido discurso de ‘se cometieron atrocidades en ambos bandos’. Además encontramos entrevistas muy reveladoras donde descubrimos los motivos de filiación de los fascistas alemanes e italianos.
En el tercero el autor relata sus recuerdos de infancia y su buena relación con la comunidad judía, para terminar denunciando el olvido y la desprotección que sufrió dicha comunidad mientras el resto miraba para otro lado.
Un autor fundamental que ha tardado mucho en ser traducido al castellano (¿porque no interesaba?), y que por fin podemos disfrutar gracias a Contraescritura. Próxima parada: ‘Goethe en Dachau’.
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