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5 de noviembre de 2020

"El imposible lenguaje de la noche", de Joaquín Fabrellas

el imposible lenguaje de la noche
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Chamán

SINOPSIS: 
Novela fragmentaria, dividida en tres partes. Su discurso se mueve entre la novela, el ensayo y el análisis cultural de los años 50 y 60 en la efervescente Nueva York; entre la superación de la vanguardia pictórica, la implantación del cine actual, con los grandes iconos cinematográficos, usados como arma propagandística y defensora del consumo por parte del sistema, así como un profundo análisis de los textos de la producción de los poetas y escritores beat, que encararon la mayor discordancia social frente al adocenamiento de la masa, que obedecía unos patrones muy marcados de condicionamiento social, vendido como libertad.
El imposible lenguaje de la noche se vertebra a través de la figura del escritor beat, Paul Demut, incapaz de acabar un relato imposible, mientras se postula como cronista oficial de la noche neoyorquina, testimonio que se recoge en estas páginas y que va desgranando uno a uno todos los mitos que compusieron la pléyade de figuras musicales como Bill Evans, Chet Baker, John Coltrane o Miles Davis, que él conoció y retrató tan bien en sus entrevistas, y que enfrentaron su enorme talento, a una vida de fracasos, debido a las condiciones laborales del genio, sin importar el rastro de la tragedia personal o el enfrentamiento a la soledad y la devastación debido al consumo de drogas.
Se erige esta novela a favor de la libertad creativa, traduce el canal abierto desde el arte que deja fluir la conciencia y expresa todo lo que permanece dentro del ser humano, sin tener en cuenta el alto precio que deben pagar las criaturas nocturnas, frente a las aves de presa que nunca descansan.
El imposible lenguaje de la noche es la historia del fracaso, la constatación de la pérdida del personaje moderno en una sociedad que le ha vencido. La melodía inacabable de un jazz que vino para estructurar el desorden vital en el que el relato se desarrolla.

OPINIÓN:
A día de hoy creo que está suficientemente claro que los géneros están para romperlos, saltar sus fronteras y crear un cuerpo compacto que estimule y remueva el ánimo del lector. Y en este resultado final celebraremos (o no) el mérito del autor: no se trata tanto de lograr una cadena de lectura continua como de lograr la sensación final de haber vivido un todo (al margen de la clásica estructura comienzo-nudo-desenlace que, en mi opinión, también va siendo hora de ir desechando, al menos de no considerarla imprescindible).
Fabrellas construye ese todo —y aprueba con nota— a través del legado del poeta Beat Paul Demut: una novela inacabada que el propio autor considera en varios pasajes un proyecto imposible, así como fragmentos de su diario, diálogos ficticios y ‘reales’ (dentro de la ficción de la obra), entrevistas y grabaciones. Fabrellas interconecta esta vida en palabras a modo de trama única, pero abierta, y nos traslada al Nueva York de los 60, 70 y 80´s, desde el boom de la generación beat y el bebop hasta la muerte del pianista Bill Evans, en un recorrido intercultural por donde desfilan James Dean, Chet Baker, Miles Davis, Johnny Cash, Andy Warhol, Jackson Pollock, Lee Krasner, Norma Jean / Marilyn Monroe, Nicholas Ray, Allen Ginsberg, Lou Reed y todo un elenco de secundarios ficticios (el propio Demut, un detective, dos estudiantes, los amantes y el marido deshonrado, el personal del Port Moresby, local nocturno donde todo parece converger…) que ofrecen la imagen más viva de una época convulsa y nocturna con el free jazz como estandarte y banda sonora.
La brillante cohesión de textos independientes y muy distintos en forma y fondo (no sólo en la voz del personaje correspondiente, sino también en su realización, bien sea entrevista escrita o grabada, correspondencia, diario, fragmento de novela…) traslada al lector al corazón de la escena, una escena que si bien se extiende durante casi 20 años, se sustenta en la noche neoyorkina underground, donde el fracaso personal del protagonista —alcohol. drogas, bloqueo creativo— discurre paralelo al de toda una época / generación llamada a desaparecer junto a él a comienzos de los 80, con su música e iconografía.
Una novela que sin duda recomiendo, en la que el lector podrá ver a las mejores mentes de aquella generación destruidas por la locura.

23 de septiembre de 2020

"La invención de la realidad", de Pedro Pujante

la invencion de la realidad pedro pujante
FICHA TÉCNICA:
Género: Ensayo
Editorial: MurciaLibro

SINOPSIS: 
Los límites entre la realidad y la ficción siempre han sido objeto de curiosidad para lectores y escritores. ¿Dónde se encuentra la frontera entre ambos territorios? ¿Es tan nítida como durante siglos se ha pensado, o la modernidad ha difuminado la certidumbre de su grosor? El novelista Pedro Pujante aborda en estas páginas, con amenidad muy bien documentada, un acercamiento a esas cuestiones. Y nos recuerda, utilizando abundantes ejemplos de obras famosas, que los viajes y trasvases entre los dos ámbitos son más frecuentes y desconcertantes de lo que en principio podríamos pensar.
Una brillante colección de artículos que nos sirve para entender los nuevos rumbos que está adoptando la ficción en las últimas décadas.

OPINIÓN:
Pedro Pujante reúne en este libro 38 ensayos y artículos sobre literatura. Y puede entenderse como una suerte de biografía enfocada en sus filias y obsesiones, pues la vida de este escritor, profesor y crítico literario (huelga decir que, además, es lector compulsivo) es, como se desprende de sus ocupaciones, en gran medida la literatura.
Desde los héroes mitológicos hasta los actuales universos autoficcionales de Vila-Matas y Cartarescu (dos de sus autores predilectos, junto con el checo Kafka), el autor nos lleva de la mano por míticos comienzos de novela (que conocen incluso quienes no las han leído —El Quijote, La metamorfosis, El extranjero…—, con lo que ‘el comienzo’ se conforma casi como un subgénero literario), cárceles imaginarias y reales (imposible no pensar en Cervantes y Wilde), seudónimos, escritores que continúan su labor desde la tumba, personajes que casi se nos antojan hoy reales, demonios y crímenes reales cometidos por autores o el sempiterno ayudante/guía del héroe (qué sería de don Quijote sin Sancho, de Dante sin Virgilio).
Una obra para ir tomando nota de la infinidad de referencias y títulos (también de películas y obras de arte no literarias) que nos brinda el autor y de la que hay que destacar la amenidad con que se digiere el texto, muy alejado del tono plano y frío que suele predominar en los escritos de corte académico (que no es el caso, aunque hablemos de ensayos). Pedro Pujante, que colabora con varios medios de comunicación, es también novelista y se aprecia en todos sus textos el objetivo primordial de llegar al interlocutor y, en cierto modo, establecer un diálogo con él.

14 de agosto de 2020

"El deseo de repetir", de Yahvé M. de la Cavada

el deseo de repetir
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Aloha

SINOPSIS: 
Hay una paradoja en la manera de buscar la felicidad en lo que ya conocemos. Como cuando repites una canción que te gusta. La vuelves a pinchar, una vez y otra, hasta que al final, una de dos: o rayas el disco o aborreces la canción.
Pablo, Oliver y Adriana viven en una playlist compuesta por el conformismo, la apatía, la frustración y el sueño de conseguir algo mejor. Han escuchado la misma canción que ha escuchado la generación de los que nacieron entre finales de los setenta y principios de los noventa, aquellos para los que el futuro prometedor se ha convertido en un presente precario e insípido.
Como si se tratara de un juego de espejos, Yahvé M. de la Cavada nos muestra la situación de una generación desde las diferentes perspectivas de los protagonistas de esta historia.

OPINIÓN:
Aún no ha amanecido el día en el que no me interese por un libro con un disco de vinilo en la portada, y de nuevo el fetiche ha dado buenos frutos.
De todo aquello que hace que un libro funcione (el tema, la forma, el dónde y el cuándo...) creo que lo principal es la identificación del lector con uno o más personajes, mejor cuanto más protagonismo y/o presencia tenga este. Y en este caso cierro el libro con la siempre gozosa sensación de conocer a sus tres protagonistas como si tomara café con ellos cada día.
Porque tenemos a un cuarentón, (cuarentañero, más bien) tras un matrimonio fallido y una licenciatura que no le interesa; con un trabajo basura en el que solicita viajar todo lo posible para alejarse no sabe bien de qué. Un 'viejoven' que se siente renacer con cada nueva relación, pero sale mal parado en las rupturas; alguien que se descubre cenando solo mientras mira a las parejas de las otras mesas; un rebelde que soñaba con escuchar a Bob Dylan toda la vida y un día se sorprende siendo fan de Kanye West. La última vez que una chica salió de su apartamento sólo pensaba si ella pensaba volver. Y un buen día conoce a una chica más joven con la que le gusta hablar, sobre todo de música. Al menos le ayuda a dejar de pensar.
Pero también tenemos a un treintañero que alterna alcohol, speed y sueños de estrella de rock; a menudo no reconoce el lugar en el que despierta y lo mismo le da ser camarero que mozo de almacén. Nunca entendió a su hermano el cuarentón, el divorciado, el universitario, el que sufre por un divorcio. ¿Pareja estable? ¿Para qué, si ya se acuesta con la novia de un amigo? Aunque la novia de su amigo tiene algo que hasta entonces no había encontrado en otras: le ayuda a dejar de pensar.
Pero el caso es que la chica que ayuda a dejar de pensar no consigue predicar con el ejemplo: no tiene trabajo estable ni dinero y no sale de casa (en realidad no tiene casa, sino un techo prestado que le hace sentir una mantenida). Quiere a su pareja, al menos eso cree, pero él quiere tener hijos y ella intenta vivir de escribir, no es el momento ni sabe si lo será alguna vez. Además se acuesta con un amigo común de ambos y ha encontrado en un simpático divorciado al que le quedan bien las camisetas alguien con quien poder desconectar y hablar de música.
Tres perfiles que, más lejos o más cerca, directa o indirectamente, por vivencia o narraciones, conozco bastante bien.
Tras la empalagosa moda del culto a los 80 que nos abofeteó no hace mucho, agradezco mucho estas historias de quienes crecimos en los noventa y tuvimos que enfrentarnos a problemas sociales y de identidad tal vez antes de lo que nos tocaba, o de lo que hubiera sido justo, siempre con una canción de fondo y unos vaqueros y una sudadera listos en la silla para salir corriendo sin importar a qué hora haya que estar de pie al día siguiente.
Muy interesante debut de Yahvé M. de la Cavada en el terreno de la ficción (es un experimentado columnista y crítico musical), que me ha recordado mucho a la estupenda 'La edad media' de Leonardo Cano, y me hará estar atento a sus futuras (espero) publicaciones.

22 de julio de 2020

"Incertidumbre", de Paco Inclán

incertidumbre paco inclan
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Jekyll & Jill

SINOPSIS: 
El autor de Tantas mentiras se sumerge en nuevos escenarios para ahondar en las contradicciones de la condición humana, especialmente en las suyas propias. Es así como sufre el conflicto norirlandés en sus carnes, se integra en un grupo de cruising de visita en Formentera, sale en atropellada búsqueda del brazo derecho de san Vicente Mártir, se cita con el ganador del concurso de letras para el himno de España o pone en riesgo su vida, amenazada por la generosidad ancestral que le brindan los habitantes de una isla del Pacífico. Situaciones que generan un estado de incertidumbre: ¿esto está pasando? Y si es que sí, ¿por qué demonios?

OPINIÓN:
No había leído nada de Paco Inclán, pero el hecho de ser publicado por Jekyll & Jill lo colocaba, como al resto de su catálogo, en la perpetua lista de lecturas pendientes, y aprovechando un pack compuesto por dos obras del autor (pronto hablaremos de la otra) adquirido en los días del confinamiento (¿del primero?) llega a mis manos este libro de viajes disfrazado de antología de relatos con trazas de ensayo (sobre todo en la parte final que, de hecho, es el diario de un proyecto para el que el autor fue becado por el Museo Reina Sofía).
Libro de viajes, desde Irlanda, donde analizaremos de primera mano el conflicto de la zona a través de la retransmisión de un partido de fútbol gaélico (más cercano al rugby que a lo que llamamos fútbol aquí), hasta Formentera, donde indagaremos la homosexualidad latente en los personajes de Julio Verne junto a los miembros de un club de cruising que gira en torno a su figura; libro de relatos, como el del único blanco de la zona más rebelde de Guinea (un valenciano cuya regularización es imposible y, aun así, se niega a volver), hasta la ruptura del mito del eructo como gesto de educación para un árabe tras una copiosa comida. Y, hablando de copiosas comidas, no se pierdan como un exceso de buena voluntad (munificencia) de una familia chilena lleva a nuestro viajero casi hasta el colapso. Y si algo tienen los viajes literarios es la posibilidad de cruzar no solo el espacio, sino también el tiempo, lo que nos permitirá (intentar) entrevistar a un autor islandés del siglo XIII o dialogar con un huraño, casi depresivo, Unamuno por la rivera de un río portugués que, al parecer, nunca estuvo allí (ay, don Miguel, esas licencias…).
Se cierra la obra con «Hacia una psicogeografía de lo rural», una suerte de diario de a bordo donde el autor se instala en (un contenedor en) la parroquia de Valladares, Vigo, para organizar una exposición de objetos propiedad de sus habitantes y las historias que hay tras ellos. Una experiencia artístico-filosófica que roza por momentos la fabula y el realismo mágico con pasajes como el encierro del autor en un almacén, los días en que los vecinos afirman que el nuevo «les huele raro» y las apariciones de unos ociosos excarpinteiros muy dados a preguntar, pero poco a responder.
Muy gratamente sorprendido quedo con la manera de narrar de este periodista cuya excusa (laboral, normalmente) para emprender sus viajes nunca es (afortunadamente) lo que acaba plasmando en sus excelentes relatos.

26 de junio de 2020

"Stravinsky en el Birdland", de Natxo Vidal

stravinsky en el birdland natxo vidal
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Balduque

SINOPSIS: 
Stravinsky en el Birdland bien puede ser un alegato a favor de la memoria, la justicia y la dignidad de las personas. Habitan sus relatos escritores que no escriben, coleccionistas de cosas que no se pueden coleccionar, maridos abandonados, pioneros de nuevas teorías literarias convertidos en sacerdotes, suicidas torpes, magos incapaces, hombres que sueñan con luciérnagas, asesinos que nunca han matado a nadie... 
Tras una consolidada trayectoria poética, Natxo Vidal debuta en la narrativa breve con un libro impecable y conmovedor.

OPINIÓN:
Para su debut en la narrativa breve, Natxo Vidal analiza y entiende lo que es (o debe ser, en mi opinión y en la de muchos otros) un relato: una porción de una realidad mayor con entidad suficiente para transmitir algo, bien en diez páginas, en tres o en un solo párrafo.
Y con la lección bien aprendida emprende Natxo esta obra poliédrica que bucea en los recuerdos del barrio, en los libros de ‘Elige tu propia aventura’ (excelente ejercicio metaliterario), en la teoría del kaos (cómo sacar un libro de la biblioteca puede tener nefastas consecuencias o el famoso terremoto provocado por una mariposa al otro lado del globo) y en la cara más ¿amable? de una visita al cementerio.
En las muchas horas de cantina que quemé durante mis años universitarios, siempre bromeábamos con el más recatado a la hora de arrimarse al gaznate una buena cerveza con aquello de «si yo me bebo dos y tú ninguna, nos hemos bebido una cada uno». Brilla también este leit motiv en la obra de Vidal, y además de ese enrevesado y a veces artificial mundo de las estadísticas, existen otros motivos académicos, como el extraño método de desarrollo numérico y sustitución aleatoria mediante el cual un sacerdote enseñaba literatura, y numéricos también, como la historia del hombre que contaba palabras, o la de aquel otro que coleccionaba intangibles.
Un anciano que quiere llevarse al otro lado el mejor recuerdo, performances que forran ciudades, promesas que somos conscientes de no poder cumplir y el encuentro entre Igor Stravinsky y Charlie Parker (uno de ellos no llevaba calcetines) son, entre otras, las historias que terminan de cincelar este trabajado, y aprobado con nota, debut literario de un autor que espero nos siga brindado estas necesarias píldoras de narrativa.

1 de marzo de 2020

"Las calles siniestras. Antología del eterno paseante", de Pío Baroja

las calles siniestras pio baroja
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: La Felguera

SINOPSIS: 
Pío Baroja fue nuestro gran observador y paseante de los bajos fondos y las calles oscuras y tenebrosas, los suburbios y sus habitantes, lo que sucedía al caer la noche más allá de los límites de la ciudad burguesa, reglada y luminosa. Fascinado por la rareza, retrató un mundo en desaparición. Su interés era lo singular y extraordinario, desde las tabernas apachescas a las tiendas de objetos imposibles, seres que ya entonces estaban en extinción y cuyas historias quiso retratar. Conducido por el vagabundeo, se adentró en la ciudad oculta: «Yo he paseado de noche por las Injurias y las Cambroneras –escribió emocionado–, he alternado con la golfería de las tabernas de las Peñuelas y de los merenderos de los Cuatro Caminos y de la carretera de Andalucía. He visto mujeres amontonadas en las cuevas del Gobierno Civil y hombres echados desnudos al calabozo. He visto golfos andrajosos salir gateando de las cuevas del cerrillo de San Blas y les he contemplado como devoraban gatos muertos».
En cada lugar que visita reencanta el entorno, que convierte en el centro del mundo. Con frecuencia, emociona, estremece y sorprende. Sus fuentes de documentación son sus propias descripciones, en las que abundan crímenes y criminales, gestas violentas, conspiraciones e intrigas políticas, actuando como un detective aficionado que persigue rastros que ya han sido casi borrados. Debe darse prisa. Lo que queda es el paisaje, la prueba física de lo que una vez hubo. También el relato oral, al que acude continuamente gracias a sus «soplones»: libreros ya ancianos, viejos carlistas, golfillos, randas o vagos sin más cometido que apoyarse en farolas y ser sus ojos y sus oídos.
Las calles siniestras. Antología del eterno paseante es una selección de los más bellos artículos y ensayos de un sorprendente Baroja, convertido en un incansable flâneur y psicogeógrafo, que visita París y, una vez allí, no duda en recorrer sus barrios más legendarios, esos que estaban poblados de hampones, los cabarets del Cielo y del Infierno, el cabaret de los Asesinos, el laberinto de callejuelas sórdidas que, como escribió, eran más bellas al caer la noche. En París se cruza con Oscar Wilde, conoce a Erik Satie y ve a la policía cargar contra los anarquistas. En Londres sigue el rastro de los lugares y personajes de las novelas de Charles Dickens, recorriendo Whitechapel –donde poco más de una década antes había sembrado el terror Jack el Destripador– de la mano del anarquista Malatesta. Se incluyen sus memorables ensayos sobre la golfería, los gamberros o la bohemia castiza.
Prólogo de Servando Rocha.

OPINIÓN:
Pío Baroja, prolífico escritor de artículos (quizá no sea su faceta más conocida) fue nuestro paseante por antonomasia, dedicando incontables horas al arte, la pasión de caminar (y observar), sobre todo por las noches.
Este nocturno vagabundeo solía terminar con nuestro caminante a las afueras de la gran ciudad, en suburbios donde se daban cita la marginalidad y el golferío de comienzos de siglo (muy interesantes los artículos donde divaga sobre el origen de los términos ‘golfo’ y ‘gamberro’, por cierto).
Sobre todo por Madrid, pero también deambularemos por París y Londres (el Londres «dickensiano»), caminando por sus barrios tenebrosos y miserables (como el tristemente célebre Whitechapel). Recorreremos arrabales, rutas bohemias y pensiones de mala muerte acompañados por borrachos, chulos, trileros, mendigos, anarquistas, Jack el Destripador y pordioseros varios, como aquellos que comen gatos a orillas de un decrépito e infesto Manzanares, de los que el autor habla mejor que de la mayoría de aristócratas. Recordará también oficios que empiezan a perderse como el de aguador, y presenciaremos la fotografía tomada en su último paseo, meses antes de su muerte, por el Retiro y la Cuesta de Moyano, sonriente y con su sempiterna boina.
Una lectura envolvente, con una prosa sencilla pero muy eficaz, que no busca más que facilitar el paseo, el olor de las calles, el peso del oscuro cielo de aquellas noches al lector que, como yo, abra esas páginas un siglo después de haber sido escritas.

1 de octubre de 2019

"El sueño de los vencejos", de Antonio Moreno

el sueno de los vencejos
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Newcastle Ediciones

SINOPSIS: 
Crónica centrada en los primeros años de su autor, El sueño de los vencejos constata que, como tantas veces se ha dicho, la infancia siempre es la misma, un periodo al margen del tiempo. Y sin embargo, de igual forma, verifica cómo la niñez es además un minucioso espejo donde se refleja fielmente el telón de fondo de la época en que transcurre. Entre la confidencia, la evocación de un mundo desaparecido y la glosa y el comentario interpretativo, los capítulos de estas memorias proyectan con un estilo cuidado y con acertada precisión la vida, en apariencia sin historia, propia de un niño en una capital de provincias. Una capital mediterránea en un país uniformado, más despoblado, más silencioso y pobre, todo él como una gran provincia. El sueño de los vencejos viene a ser, pues, tanto un lúcido testimonio personal como la descripción transversal y verosímil de una cansada España en los años finales del tardofranquismo.

OPINIÓN:
A mitad de esta lectura comenté en mis redes sociales que era una delicia de obra y no le sobraba ni una coma. Y así continuó hasta el final, convirtiéndose en uno de los libros que más he disfrutado este año.
Aunque sería fácil encuadrar esta obra (no me atrevo a decir novela, aunque tampoco es una biografía al uso) en la llamada autoficción, hay algo que la distingue del resto de textos de este reciente género (reciente, al menos, la etiqueta), y es que en estas páginas pesan mucho más los terceros que el propio autor. Sus sentimientos y reflexiones siempre surgen en función de o dirigidos hacia otros. Incluso durante sus solitarios paseos por las calles y las calas suele el autor / protagonista pensar en las inquietudes de sus padres y su hermano, o recordar a sus amigos de otros años y colegios.
Decía que no sabía si estamos ante una novela o una biografía, y tal vez indagar este punto no sea más que perder el tiempo. Estamos ante unos recuerdos nítidos y sinceros, plagados de saltos temporales que no afectan para nada el fluir de la narración —todo lo contrario, pocas obras he tenido entre manos que se dejen leer con tanto deleite— donde el autor se enfrenta a su infancia sin mayor intención que disfrutar el poder de evocación de la literatura.
Cierto es que nos encontramos ante la radiografía de una época, ese primer postfranquismo que tan determinante ha sido en la historia de nuestro país, pero no hay afán sociológico o académico en las páginas. En ningún momento el texto peca de exceso, pues tampoco hay drama forzado en las relaciones con su familia, en el recuerdo de las discusiones de sus padres, los cambios de domicilio, la mirada perdida de su hermano, que el autor trata de comprender hoy como lo intentaba entonces…
Me ha sorprendido en gran medida la universalidad de un texto que, a priori, no debería serlo por estar referido a muy pocos años en la vida de una persona (una persona concreta, con nombre y apellido) y, además, a tan solo dos zonas geográficas muy próximas: Alicante y Murcia. Sin embargo, a medida que pasaba las páginas me proyectaba más y más en ellas, y este es un placer que muy pocas veces se nos otorga a los lectores. Y ha sido extraño, y muy emotivo, comprobar las similitudes de aquella infancia con la mía, comprobar que si se omiten referencias a lugares y personas, no hay apenas diferencias entre el 1976 del autor y mi 1986. Por cada paso que daba el joven protagonista en su infancia había otro mío; sus inquietudes hacia la figura del hermano mayor, con quien compartía habitación, tienen su reflejo entre las cuatro paredes que compartimos mi hermano y yo a mediados de los ochenta; el eco de las discusiones de sus padres se confundía en mi mente con el de las peleas de los míos; la forzada y vacía religiosidad de la madre y el padre que sale por la mañana y regresa al anochecer son recuerdos de una barriada obrera de Cartagena de los que nunca podré despojarme, como ha sucedido a Moreno. Incluso he vivido algo tan concreto como la visita a la cárcel para saludar al padre funcionario (en este caso al contrario, yo acompañaba a un amigo hijo de funcionaria).
‘El sueño de los vencejos’ es una obra que nadie debería perderse por el motivo más sensato que se puede argüir al recomendar una lectura: el mero placer de leer.

1 de septiembre de 2019

"Las suplantaciones", de Pedro Pujante

las suplantaciones pedro pujante
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: M.A.R. Editor

SINOPSIS: 
Las suplantaciones es la fantástica historia de George Simurg, un personaje anodino, más kafkiano que Gregor Samsa, acosado por recuerdos nebulosos, que un día recibe una peculiar carta para que acuda a Praga, sin sospechar que se está adentrando en una insólita aventura de la que no será capaz de salir indemne.
Nos encontramos ante una aventura paranormal, irónica y desquiciante, con elementos del relato fantástico y de la ciencia ficción. George Simurg se verá envuelto en una trama siniestra, y participará en delirantes episodios que pondrán a prueba su cordura. Al ser confundido por una secta secreta, se verá involucrado en una espiral de misterios, demenciales experimentos con humanos, insectos gigantes, traiciones, suplantaciones de identidades y maquinaciones. Se enamorará de una misteriosa y bella mujer que posiblemente sea una espía doble sin identidad. Deberá, también, ordenar las piezas de un enigma metafísico en una trepidante y rocambolesca aventura en la que se plantean reflexiones sobre la disolución de la identidad, la locura colectiva, los falsos recuerdos y la ficción como poderosa arma de destrucción masiva. 
¿Por qué es George, de pronto, llamado por una familia checa de la que no tenía noticias desde hacía más de dos décadas? ¿A qué se deben los extraños recuerdos que han comenzado a asediarle?
¿Quién es el señor R.?
¿Existen sectas subterráneas empeñadas en desmantelar por completo la Realidad? En el fondo, ¿qué es la Realidad?

OPINIÓN:
Pedro Pujante nos brinda una historia nebulosa y onírica, con un pie en la novela de espionaje, otro en la ciencia ficción y tintes metafísicos en las cuestiones principales.
La historia comienza con algo más que un guiño a ‘La metamorfosis’ de Kafka. Se podría decir que ‘Las suplantaciones’ pasa por ‘La metamorfosis’ para después continuar su camino por otros derroteros en los que el autor / protagonista se pregunta por el tiempo, el espacio y la identidad.
Este protagonista, llamado George Simur (recordemos que el protagonista kafkiano se llamaba George Samsa), es un aburrido profesor de música español que es requerido con urgencia por su familia checa, quien no le aclarará gran cosa ni antes ni después de su llegada, cuando encuentra a su primo convertido en insecto gigante y su gran parecido con este (cuando era humano, obviamente) hará que le confundan con él y pueda introducirse en los caminos que solía recorrer su primo, al parecer metido en algún tipo de enfrentamiento con otras bandas, no se sabe muy bien de qué tipo y con qué intenciones, que se reúnen en el sótano de algún tipo de cabaret o club de jazz. Todo esto acompañado de Felice, una suerte de femme fatale que podría ser una espía con intereses en ambos bandos.
Durante su periplo checo encontrará cerebros que despiertan en cuerpos que les son ajenos, sectas milenarias que utilizan la locura colectiva como arma o personas que amanecen convertidas en insectos gigantes. El propio protagonista comienza a hablar checo con soltura nada más llegar a casa de sus familiares para, más tarde, sufrir un par de cambios de identidad, en los que los recuerdos del anterior inquilino del cuerpo se entremezclan con los del recién llegado, haciéndonos dudar de la idea de realidad tal y como la conocemos.
Historia, alucinación o sueño que hará las delicias de los aficionados a la literatura fantástica y las grandes preguntas.

1 de agosto de 2019

"Dar la cara", de Larry Brown

dar la cara larry brown
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Javier Lucini
Editorial: Dirty Works

SINOPSIS: 
Los hombres y las mujeres que se acodan en las barras de estos relatos están al borde de la ruptura, tratan de seguir adelante y fingen, pero beben y se hacen daño. Es gente común y corriente, gente abollada. Obreros fatigados, amas de casa alcoholizadas, granjeros arruinados…, gente que se desloma por llegar a fin de mes y apenas puede. Hay perros atropellados, botellas escondidas, rifles cargados y salas de urgencia. Dolores íntimos con la violencia siempre a flor de piel. Larry Brown ha bebido con ellos. Ha estado en los mismos bares. Ha vomitado en los mismos urinarios. Sabe escuchar y sabe contarlo. No hace juicios morales. Sugiere más que desvela. Se mete en sus corazones y es capaz de destilar la esencia misma de la fragilidad humana.
Cuando esta obra vio la luz en 1988, la revista Newsweek calificó a su autor como «una de las voces más auténticas del Sur de Estados Unidos». Fue su ópera prima.

OPINIÓN:
Antes de nada, decir que descubro autor y descubro editorial. No podría ser más feliz ahora mismo. Pero vamos al meollo.
«Dar la cara» es una historia de la (Norte)América profunda. Diez relatos, sí, pero una historia, la de los perdedores que se van cargando problemas a la espalda hasta que esta cede, y aún así deben seguir yendo a trabajar si quieren alimentar a su bebé; la de las almas gemelas que se obvian mientras vierten su tiempo y sus lágrimas en la botella de cerveza, y las almas opuestas que se cruzan, chocan y explotan. Narrativa americana con aroma a Lucky Strike y sabor a Jack Daniel´s, literatura con botas de serpiente y camisa de cuadros. Antes de acabar el libro habrás agotado tu subsidio de desempleo.
En este infierno exterior e interior (a veces el demonio se sienta a tu lado en el bar, otras veces duerme bajo el sofá de casa), Brown coloca una fila de peones negros que llevan años sin ver al rey ni a la reina, ni si quiera a un alfil. Y las blancas mueven y ganan.
De la rutina de un matrimonio muerto, narrado con el buen gusto y el acierto de no decir al lector por qué ni cómo se ha llegado a esa situación (la literatura no debe explicar, sino contar), a otro que se mantiene en un imposible equilibrio al borde del acantilado. En el primer caso el alcohol asoma al fondo, con una de las mejores interpretaciones de Ray Milland bajo la batuta del genial Billy Wilder: un hombre pretende ver ‘Días sin huella’ mientras su esposa trata de consumar el matrimonio. Ambos fracasan en el intento. En el segundo caso el alcohol toma el mando de la situación, la película ha saltado de la pantalla del televisor a la cocina donde una mujer esconde botellas detrás de los electrodomésticos.
Continúa con la universal historia de los ricos y los pobres, y sigue con la del hombre acabado en el ocaso de su vida, que toma malas decisiones con la tranquilidad de saber que ya no hay tiempo para empeorar aún más. Conoceremos además al niño que llora la muerte de su perro y a la sombra que evoca una despiadada historia de amor y violencia (relatos ambos muy arriesgados en la forma, jugando el primero a ser un poema de Bukowski y el segundo un cadáver exquisito). Se cierra esta historia de historias con el destino enfrentado a quien sólo quiere pasarlo bien con quien sólo quiere llorar, a quienes se buscan y aún no lo saben (y por eso se rechazan), y al adulto imbécil que tiene que reconocer que lo es con el niño de once años que se ha dado cuenta de que lo es, y así se lo ha transmitido: mientras ella gasta su dinero, la abuela y los niños esperan en el coche. Pobre imbécil… 
Hace poco escuché que quien quiera escribir una sola palabra debe primero leer toda la narrativa norteamericana de los dos últimos siglos. Esta obra, aunque reciente, podría ser un magnífico comienzo. Además de estos relatos, Dirty Works ha publicado dos novelas del autor a las que pronto hincaré el diente. Háganse un favor y lean a Larry Brown.

4 de julio de 2019

"Pornmutaciones", de Diego Luis Sanromán

pornmutaciones diego luis sanroman
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Stirner

SINOPSIS: 
En Pornmutaciones, cuarta obra de ficción del autor, asistimos a la delirante mise en place de doce cuentos o historietas de terror aderezadas con la savia de un humor surrealista, en los que claustrofobia y erotismo hunden su escalpelo hacia las extremidades de una conciencia ajena que sin embargo reconocemos como propia, ramificada desde el tronco de la imaginación humana. Radiografía del deseo como deformación, y de la vida como quirófano en sentido amplio, Diego Luis Sanromán (Madrid, 1970) se aventura con pulso firme a trazar líneas maestras y bombardear pilares de carga, con la determinación de un espeleólogo y la sensibilidad del minero.

OPINIÓN:
Pornmutaciones es ese libro que estás esperando que llegue. Uno pasa los días, los meses, el año leyendo con más o menos acierto al elegir, disfrutando unas obras, simplemente entreteniéndose con otras y abandonando algunas (las menos, afortunadamente) al principio o a la mitad; casi siempre se trata de obras de corte estándar, que siguen un cierto canon de ‘normalidad’. Y entonces aparece ESE LIBRO, que suele ser de una editorial independiente como Jekil & Jill, Tolstoievski o Aristas Martínez. En este caso hay que agradecer el esfuerzo a Stirner.
«Acariciar pelo muerto me tranquiliza». Así comienza el libro, esa es la primera frase. Ya me dirán quién puede resistirse a eso. Luego ves que el (primer) relato transcurre en una peluquería y la frase se revela hasta normal. No así el relato, que toma unos derroteros que ya no se abandonarán durante el resto de la obra.
Así encontraremos como segundo relato un aquelarre vampírico en la consulta de un psiquiatra, una de las menos «porn» de estas «pornmutaciones» («mutaciones pornográficas», creo que sería la expresión expandida), y cerrando la terna de entrada, un cadáver exquisito compuesto con retales (escritos, obviamente) de una operación de cirugía, un vídeo porno y un manual de mecánica. Este es, sin duda, el más arriesgado de los relatos, pero también el más lento, sobre todo la segunda mitad, que llega a atragantarse un poco.
Y a partir de aquí, al menos por mi parte, no hay ningún pero que ponerle al libro: el humor negro roza sus límites (suponiendo que los tenga, que yo creo que no (debería)) con el amor que un asesino siente por su víctima; nos encontraremos con familias de tantos miembros que pierden la cuenta de sus hijos y se ven obligados a numerarlos, sin tener claro quién es quién, lo cual tampoco importa, pues todos vienen a hacer lo mismo. Hay lugar, también, para un pequeño (por extensión) chiste en la página 63, metahumor puro y duro: el hecho de intercalar el chiste es también un chiste en sí.
La recta final de la obra está compuesta por una meticulosa descripción de lo que podría ser la desintegración de un ser en materia, pero también la integración de dicha materia en un ser (todo dentro de un cubo, dicho sea de paso), un coito que no se deja impresionar por la muerte (ni sus ejecutores, los del coito), un curioso ejercicio de novelización (en lugar de novelizar películas, Sanromán ‘relatiza’ vídeos porno), una narración a caballo entre el relato negro y la crónica de sucesos donde se nos cuenta el macabro final de varias estrellas del porno y una escena final con los entresijos, lo que hay tras el telón, de este peculiar sector del séptimo arte, un relato que por momentos se aproxima a una feria de fenómenos a lo Tod Browning.
En resumen, una editorial llamada a brindar grandes momentos a sus lectores (ya hablé en su día aquí de ‘Mandioca’, del mismo sello) y un autor a quien acabo de descubrir, que me ha dejado una estupenda y certera primera impresión, y a quien seguiré de cerca pues ya obra en mi poder su traducción de ‘El par de senos más bello del mundo’, de Roland Topor, para Pepitas de Calabaza.
Dejen respirar a Planeta y Random House este verano y regálense unas horas de literatura independiente, sus sentidos lo agradecerán.

2 de julio de 2019

"Las acacias del éxodo", de Conchi Moya

las acacias del exodo conchi moya
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Sílex Ediciones

SINOPSIS: 
En Las acacias del éxodo Conchi Moya recopila una serie de relatos escogidos en especiales circunstancias. En este nuevo trabajo la autora recoge ricos extractos narrativos con los que deleitar a aquel lector que percibe y sigue la rica fuente saharaui que continúa vertiendo inéditas historias de personajes anónimos. 
Se trata de crónicas ficcionadas desde la realidad que la autora ha sabido tejer con su habitual agudeza al escribir y que me llevan al proverbio saharaui: “No dejes que ensille tu rahla [montura del camello] quien no viaje contigo”. Partiendo de este pensamiento la autora nos ha acercado con amenidad y estilo a circunstancias que ha sabido observar sin orientalismo, haciéndolas brotar con transparencia desde la recóndita fuente de la cultura saharaui. 
Por naturaleza el saharaui no cuenta sus éxitos, evita ser presumido. Una virtud que a veces acarrea la pérdida en el registro de un importante eslabón de acontecimientos. La autora ha sabido en ese libro captar y rescatar del olvido bellos instantes que se dan en la historia saharaui y sin más desaparecen de la memoria colectiva.

OPINIÓN:
Me gusta mantenerme informado, y aunque hace años que apagué el televisor suelo navegar por noticieros varios (y de varios ‘colores’) en la red. Aún así, lo poco (poquísimo) que sé de la causa saharaui lo he aprendido en las publicaciones que Conchi Moya, autora de este libro, realiza casi a diario en sus redes sociales, lo que demuestra el escaso, casi nulo, interés del estado y los medios de comunicación españoles por este pueblo al que abandonamos en manos de Marruecos hace ya más de cuatro décadas, fecha desde la que los saharauis malviven en campos de refugiados, en el exilio o bajo la dominación marroquí.
Creo firmemente en la cualidad armamentística del arte. Toda expresión artística debe (o, al menos, puede) ser un arma para la concienciación y contra el olvido, y esta obra (de ficción, aunque con base real) lo es.
Conchi Moya, que ya había publicado sobre la causa saharaui en tono de artículo y ensayo, recurre ahora al relato con alma de cuento. Si tuviera que usar una palabra para definir esta obra y su prosa, sería, sin duda, «delicadeza». Moya conoce de primera mano la situación del pueblo saharaui y su causa, y las descripciones, los diálogos, e incluso la música, que juega un papel muy importante tanto en la vida de la autora como en este libro, atraen al lector hacia dentro del relato, intentando colocar al mismo no en el centro de una epopeya histórica con grandes batallas y gestas, sino en momentos muy concretos, sencillos (en apariencia) y, sobre todo, muy emotivos, como el del combatiente que, inspirado por John Lennon, dibuja paz y flores en un proyectil (cree en la lucha, en su lucha, pero sueña con que la paz llegue surcando el aire) o el del padre que pregunta a su hijo, tras años sin saber de él, si encontró lo que fue a buscar. También hay lugar para las lágrimas de cocodrilo del joven político que, cuando acabó la sesión de fotos, no volvió a mover un dedo por la causa (un tal Felipe González, no sé si lo conocerán), para la recreación del momento en el que se tomó una de las fotografías más icónicas de la lucha del pueblo saharaui, la de aquella mujer con su hija en brazos y el fusil a la espalda, y, en general, para despedidas y reencuentros entre personas que intentan reconstruir su vida mientras buscan una libertad y una independencia que se les niega, y todavía dudan, tartamudean, cuando les hablan de «saharauis y españoles», pues vivieron una época en la que no existía tal distinción.
Un libro precioso desde el punto de vista literario y necesario desde el punto de vista social, cuya lectura recomiendo.

7 de junio de 2019

"Lluvia fina", de Luis Landero

lluvia fina luis landero
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Tusquets

SINOPSIS: 
Tras mucho tiempo sin apenas verse ni tratarse, Gabriel decide llamar a sus hermanas y reunir a toda la familia para celebrar el 80 cumpleaños de la madre y tratar así de reparar los viejos rencores que cada cual guarda en su corazón, y que los han distanciado durante tantos años. Aurora, dulce y ecuánime, la confidente de todos y la única que sabe hasta qué punto los demonios del pasado siguen tan vivos como siempre, trata de disuadirlo, porque teme que el intento de reconciliación agrave fatalmente los conflictos hasta ahora reprimidos. Y, en efecto, la primera llamada de teléfono desata otras llamadas y conversaciones, inocentes al principio y cada vez más enconadas, y de ese modo iremos conociendo las vidas de Sonia, de Andrea, de Horacio, de Aurora, del propio Gabriel y de la madre, y con ellas la historia familiar, desde la infancia de los hijos hasta la actualidad. Tal como temía Aurora, las antiguas querellas van reapareciendo como una lluvia fina que amenaza con formar un poderoso cauce al límite del desbordamiento. Entre Agosto e Hijos de un dios salvaje, Lluvia fina es la novela más trepidante de Luis Landero.

OPINIONES:
Aterrizo ahora por primera vez sobre páginas de Luis Landero (más vale tarde que nunca, supongo) y, no sé si porque estoy acostumbrado a editoriales y autores de corte mucho más independiente (y, por ende, novedosos y arriesgados) encuentro el estilo de este autor, tan admirado por lectores con quienes suelo coincidir en gustos, algo canónico, académico de más y, por momentos, incluso cursi (al menos en esta obra, pues ya digo que es lo único suyo que he leído). Pero vamos, que eso no me ha impedido disfrutar la lectura, pues a veces, entre tanto experimento actual, reinventarse como lector es precisamente volver a la prosa limpia y el esquema clásico. No obstante tampoco peca en exceso de clásica y conservadora esta novela, que juega muy bien con los tiempos y toca no pocos tabús.
Una posible reunión familiar con motivo del cumpleaños de la madre actúa de disparador de la historia. Aurora, esposa del hijo menor (y el más mimado, según sus hermanas) sospecha que se avecina tormenta y trata de disuadir a Gabriel, pero este hace oídos sordos y comienza una ronda de llamadas telefónicas que el autor utilizará para narrarnos la historia de esta peculiar familia por boca de cada uno de sus miembros. Y claro, el lector nunca sabrá la verdad, pues lo que llega a él es la opinión, la visión de quien habla. Del mismo modo, nunca sabremos lo que el actor que tiene la palabra en cada momento pretende conseguir, pues parece haber siempre segundas intenciones, finales de frases que no se pronuncian y quedan en el aire para que un tercero lo complete a su gusto (un tercero que días después hablará con Aurora, pues todo pasa por ella, es el elemento que filtra y canaliza las relaciones de la madre y los tres hijos, y el clavo ardiendo al que todos se agarran para no tener que enfrentarse a la verdad, a la que temen más que a ninguna otra cosa). Juega un papel muy importante la imaginación del lector, pues en ningún momento tendrá delante una verdad absoluta, sino opiniones y puntos de vista.
Al contrario de lo que se opina en alguna reseña que he leído, a mí sí me ha gustado mucho la historia (dicen que no es creíble, y yo digo que quien diga eso ha vivido muy poco), pues siento predilección por las familias desestructuradas y los progenitores maniáticos y excéntricos, que llevan al límite sus roles autoritarios, en este caso el padre por exceso, demasiado fantasioso y con tantas ganas de caer bien que resulta difícil mostrarle respeto, y la madre por defecto, frustrando desde bien pronto las ilusiones de sus hijas (no así de Gabriel, a quien se le consintió todo) para ponerlas a trabajar dentro y fuera de casa y «casarlas bien».
Me quedo, por encima de todo, con el personaje de la madre, tan bien creado que es facilísimo odiarla, y con los secretos que salen a la luz en el tercio final del libro, que le dan a la obra el aire macabro necesario para compensar la prosa lírica del autor.
Debo decir que en este momento de mi vida busco lecturas muy distintas a esta, pero me alegro de habérmela cruzado (es un libro que me han dejado casi por casualidad) y admito que me ha entretenido y hecho pensar. Recomendable para quienes gusten de la novela clásica bien hilada y escrita.

Me ha gustado. La he leído de tirón, casi obligada por una espiral de palabras de las cuales no me podía desenroscar al igual que la protagonista de esta narración, Aurora, que, transitando de conversación en conversación, llegará a la solución final. Y sí, me ha gustado.
“Nunca, nunca, aunque no pase nada, la gente deja de contar, y si hay infierno, también allí seguirán contando por los siglos de los siglos, dándole cuerda una y otra vez al juguete de las palabras, intentando entender algo del mundo, tanteando en el absurdo de la vida en busca quizá de algún resorte que abra su ciega cerrazón, como la cueva de Alí Babá al conjuro de una palabra mágica, y nos descubra el gran tesoro de la razón, de la luz, del sentido exacto de las cosas...”.
El detonante de la acción lo constituye la inocente, en principio, propuesta de Daniel de festejar el cumpleaños de su madre, con la familia: sus dos hermanas. La convocatoria a ambas, reacias a la reunión, dará pie a que justifiquen su actitud hostil. Para ello rescatarán viejos rencores cuyos receptores, en un encadenamiento sucesivo de conversaciones, no sólo será Daniel, su hermano, sino también su mujer, Aurora, que de carácter apacible y acogedor concita el beneplácito de todas.
La memoria de cada una de ellas, incluida la madre, irá pintando realidades que, solapadas, son versiones diferentes de un mismo hecho y que Aurora, a modo de Penelope, tejerá y destejerá. Tienen como denominador común -lo relatado por las hermanas- la frustración de no llegar a ser aquello que quisieron ser por obra de su madre, una especie de Bernarda Alba, que les impidió, según ellas, la consecución de sus anhelos. De Daniel, víctima de sí mismo, sabremos por Aurora que nos revelará su inconsistencia y puerilidad.
Al final: “Aurora no tiene ganas de volver a casa, de tener que contar, sonreír, explicar, escuchar, y luego leer y oír todos los mensajes, y contestar y devolver todas las llamadas, y escuchar una vez más las confidencias de cada uno de los personajes de esta historia que no acabará nunca, las distintas versiones de cada episodio, con todas sus bifurcaciones y detalles, además de tener que comentar, comprender, moderar, orientar, consolar, condolerse, alegrarse, negociar los silencios, ofrecer consejos y esperanzas..., solo de pensarlo se siente agotada de antemano, incapaz de tanto, y con mucho sueño atrasado, como si llevase años sin dormir. LA LLUVIA ES MENUDA PERO PERSISTENTE...”.
Excelente escritor y excelente novela.
Ana Ballester

3 de junio de 2019

"Películas que erizan la piel", de Vicente Muñoz Álvarez

peliculas que erizan la piel
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Canalla Ediciones

SINOPSIS: 
«Tanto en la literatura como en el cine (y en todos los demás ámbitos creativos) me interesan las obras que cuestionan el mundo en que vivimos, que remueven las vísceras y las conciencias, que aceleran la sangre y el corazón, mostrando sin filtros éticos ni políticos la realidad (sin duda violenta y cruel) que el hombre ha creado. Este es, en última instancia, el criterio de fondo que he utilizado para confeccionar este listado de películas de culto: lo crítico, lo atípico, lo raro, lo grotesco, lo perverso, lo incómodo, lo hiriente, lo hipnótico, lo arrebatador... Aunque no menos importante, también, ha sido el punto de vista y enfoque literario con que las reseñas han sido ideadas, las conexiones de todas estas películas con libros y escritores que admiro y he leído intensamente en el transcurso de mi vida adulta, igualmente básicos y determinantes para mi formación. Más que una guía cinéfila al uso, pues, este manual está concebido como un diario personal donde me he despachado a gusto con muchas películas que yo opino que nadie debería dejar de ver». 
Vicente Muñoz Álvarez

OPINIÓN:
«Películas que erizan la piel» es la tercera entrega de una serie de libros que el autor dedica al cine de culto. En este caso se centra en el terror en sus más variadas vertientes. Tan variadas que hay películas cuya presencia en el texto pueden sorprender al lector, pero tienen su razón de estar, como se verá más adelante.
No se trata de una de esas típicas (y aburridas, por predecibles) listas de «mejores» películas del género, sino de una obra eminentemente subjetiva, donde el autor expone las que más le han impactado, siendo la mayoría rarezas que considera justo reivindicar, muchas de ellas producidas en los años 60 y 70, años de la niñez y adolescencia del autor y, por tanto, cuando se gestaron sus principales miedos y fantasmas.
Se centra en (cito textualmente): «obras que cuestionan el mundo en que vivimos, que remueven las vísceras y las conciencias, que aceleran la sangre y el corazón, mostrando sin filtros éticos ni políticos la realidad (sin duda violenta y cruel) que EL HOMBRE ha creado».
Destaco el término «hombre» porque en él reside el porqué de la presencia de algunos films en este libro. Abundan los relatos de fantasmas, posesiones y casas encantadas, sobre todo las versiones cinematográficas de la obra de Edgar Allan Poe (uno de los referentes literarios de Vicente Muñoz), pero también el terror psicólogico y el miedo, puro y duro, a lo que nos puedan hacer. Por eso se incluyen algunas películas que, a priori, uno no esperaría encontrar aquí, como «La noche del cazador» o «¿Qué fue de Baby Jane» (dos de mis favoritas de todos los tiempos, dicho sea de paso), «Henry, retrato de un asesino», o la que, haciendo honor al título, más me ha erizado la piel a mí en los últimos años: la estremecedora «Martyrs».
Obvia Vicente los clásicos afamados que no necesitan presentación, pues el objetivo es dar a conocer las rarezas con las que él ha disfrutado, sin embargo no puede evitar incluir ciertos clásicos como «Psicosis», «El resplandor», «La semilla del Diablo» o «La matanza de Texas» por lo que han significado en su vida.
Sin ningún tipo de criba: mudo y sonoro, blanco y negro y technicolor, el Hollywood más fastuoso y las coproducciones europeas, la serie B, las superproducciones y los metrajes de corte indie... Todo se da la mano en este catálogo de 200 referencias llamado a ampliar, y mucho, la visión que de esta parcela del séptimo arte se tiene hoy en día.
Un libro que, tal y como yo he hecho, recomiendo leer lápiz en mano para ir señalando aquellos títulos que nos llamen la atención (presiento que se van a multiplicar mis visitas a la bibliotecas) y anotando nombres de directores de los que apenas sabía nada para poder indagar en sus obras más allá de las películas reseñadas aquí, como Roger Corman, Rafael Baladón o Mario Bava.
Ya había reseñado en este blog otras obras de este genial poeta y narrador («Regresiones», «Travesía») y hoy vuelvo a recomendar la lectura de uno de sus libros que, a su vez, es una interesante aproximación al autor a través de sus pasiones y sus fobias.
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