Género: Narrativa
Editorial: Sílex Ediciones
Editorial: Sílex Ediciones
SINOPSIS:
En Las acacias del éxodo Conchi Moya recopila una serie de relatos escogidos en especiales circunstancias. En este nuevo trabajo la autora recoge ricos extractos narrativos con los que deleitar a aquel lector que percibe y sigue la rica fuente saharaui que continúa vertiendo inéditas historias de personajes anónimos.
Se trata de crónicas ficcionadas desde la realidad que la autora ha sabido tejer con su habitual agudeza al escribir y que me llevan al proverbio saharaui: “No dejes que ensille tu rahla [montura del camello] quien no viaje contigo”. Partiendo de este pensamiento la autora nos ha acercado con amenidad y estilo a circunstancias que ha sabido observar sin orientalismo, haciéndolas brotar con transparencia desde la recóndita fuente de la cultura saharaui.
Por naturaleza el saharaui no cuenta sus éxitos, evita ser presumido. Una virtud que a veces acarrea la pérdida en el registro de un importante eslabón de acontecimientos. La autora ha sabido en ese libro captar y rescatar del olvido bellos instantes que se dan en la historia saharaui y sin más desaparecen de la memoria colectiva.
Se trata de crónicas ficcionadas desde la realidad que la autora ha sabido tejer con su habitual agudeza al escribir y que me llevan al proverbio saharaui: “No dejes que ensille tu rahla [montura del camello] quien no viaje contigo”. Partiendo de este pensamiento la autora nos ha acercado con amenidad y estilo a circunstancias que ha sabido observar sin orientalismo, haciéndolas brotar con transparencia desde la recóndita fuente de la cultura saharaui.
Por naturaleza el saharaui no cuenta sus éxitos, evita ser presumido. Una virtud que a veces acarrea la pérdida en el registro de un importante eslabón de acontecimientos. La autora ha sabido en ese libro captar y rescatar del olvido bellos instantes que se dan en la historia saharaui y sin más desaparecen de la memoria colectiva.
OPINIÓN:
Me gusta mantenerme informado, y aunque hace años que apagué el televisor suelo navegar por noticieros varios (y de varios ‘colores’) en la red. Aún así, lo poco (poquísimo) que sé de la causa saharaui lo he aprendido en las publicaciones que Conchi Moya, autora de este libro, realiza casi a diario en sus redes sociales, lo que demuestra el escaso, casi nulo, interés del estado y los medios de comunicación españoles por este pueblo al que abandonamos en manos de Marruecos hace ya más de cuatro décadas, fecha desde la que los saharauis malviven en campos de refugiados, en el exilio o bajo la dominación marroquí.
Creo firmemente en la cualidad armamentística del arte. Toda expresión artística debe (o, al menos, puede) ser un arma para la concienciación y contra el olvido, y esta obra (de ficción, aunque con base real) lo es.
Conchi Moya, que ya había publicado sobre la causa saharaui en tono de artículo y ensayo, recurre ahora al relato con alma de cuento. Si tuviera que usar una palabra para definir esta obra y su prosa, sería, sin duda, «delicadeza». Moya conoce de primera mano la situación del pueblo saharaui y su causa, y las descripciones, los diálogos, e incluso la música, que juega un papel muy importante tanto en la vida de la autora como en este libro, atraen al lector hacia dentro del relato, intentando colocar al mismo no en el centro de una epopeya histórica con grandes batallas y gestas, sino en momentos muy concretos, sencillos (en apariencia) y, sobre todo, muy emotivos, como el del combatiente que, inspirado por John Lennon, dibuja paz y flores en un proyectil (cree en la lucha, en su lucha, pero sueña con que la paz llegue surcando el aire) o el del padre que pregunta a su hijo, tras años sin saber de él, si encontró lo que fue a buscar. También hay lugar para las lágrimas de cocodrilo del joven político que, cuando acabó la sesión de fotos, no volvió a mover un dedo por la causa (un tal Felipe González, no sé si lo conocerán), para la recreación del momento en el que se tomó una de las fotografías más icónicas de la lucha del pueblo saharaui, la de aquella mujer con su hija en brazos y el fusil a la espalda, y, en general, para despedidas y reencuentros entre personas que intentan reconstruir su vida mientras buscan una libertad y una independencia que se les niega, y todavía dudan, tartamudean, cuando les hablan de «saharauis y españoles», pues vivieron una época en la que no existía tal distinción.
Un libro precioso desde el punto de vista literario y necesario desde el punto de vista social, cuya lectura recomiendo.
Creo firmemente en la cualidad armamentística del arte. Toda expresión artística debe (o, al menos, puede) ser un arma para la concienciación y contra el olvido, y esta obra (de ficción, aunque con base real) lo es.
Conchi Moya, que ya había publicado sobre la causa saharaui en tono de artículo y ensayo, recurre ahora al relato con alma de cuento. Si tuviera que usar una palabra para definir esta obra y su prosa, sería, sin duda, «delicadeza». Moya conoce de primera mano la situación del pueblo saharaui y su causa, y las descripciones, los diálogos, e incluso la música, que juega un papel muy importante tanto en la vida de la autora como en este libro, atraen al lector hacia dentro del relato, intentando colocar al mismo no en el centro de una epopeya histórica con grandes batallas y gestas, sino en momentos muy concretos, sencillos (en apariencia) y, sobre todo, muy emotivos, como el del combatiente que, inspirado por John Lennon, dibuja paz y flores en un proyectil (cree en la lucha, en su lucha, pero sueña con que la paz llegue surcando el aire) o el del padre que pregunta a su hijo, tras años sin saber de él, si encontró lo que fue a buscar. También hay lugar para las lágrimas de cocodrilo del joven político que, cuando acabó la sesión de fotos, no volvió a mover un dedo por la causa (un tal Felipe González, no sé si lo conocerán), para la recreación del momento en el que se tomó una de las fotografías más icónicas de la lucha del pueblo saharaui, la de aquella mujer con su hija en brazos y el fusil a la espalda, y, en general, para despedidas y reencuentros entre personas que intentan reconstruir su vida mientras buscan una libertad y una independencia que se les niega, y todavía dudan, tartamudean, cuando les hablan de «saharauis y españoles», pues vivieron una época en la que no existía tal distinción.
Un libro precioso desde el punto de vista literario y necesario desde el punto de vista social, cuya lectura recomiendo.
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