27 de febrero de 2022

"Castillos de cartón", de Almudena Grandes

castillos de carton almudena grandes
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Tusquets

SINOPSIS:
María José Sánchez trabaja de tasadora de arte en una casa madrileña de subastas. Un día recibe la llamada de un antiguo compañero y amante, Jaime González, anunciándole que su común amigo, Marcos Molina Schulz, se ha suicidado. La noticia no sólo devuelve a la narradora a su época de estudiante de Bellas Artes, cuando todavía soñaba con ser pintora, sino que le hace revivir la torrencial historia de amor que vivieron los tres cuando ella apenas tenía veinte años. Con la amarga emoción de lo que se siente irrecuperable, María José reconstruye los detalles de aquella pasión triangular, imposible y excesiva, la alegría desbordante con que exploraron el sexo, la intimidad sin tapujos recién estrenada, la entrega cómplice y excluyente a la pintura. Fueron destellos de una felicidad intensa, verdadera, que sólo acabaron ensombreciendo los celos de los amantes y la injusta negociación con el talento de los tres aprendices de artista.
Una novela sobre el Madrid exaltado e inocente de los años ochenta, sobre la movida y los excesos, pero también sobre los deslumbramientos y la pérdida de la inocencia.

OPINIONES:
Fue la lectura de enero de 2022 en el Club de Lectura.

Al terminar de leer este libro me ha venido al pensamiento aquellos versos de Salinas de 'La voz a ti debida' /qué alegría más alta/ vivir en los pronombres. En esta su sexta novela, Almudena Grandes nos presenta a través de la memoria de la protagonista el relato de una historia amorosa que vivió en su juventud y cuya excepcionalidad reside en añadir a los dos pronombres que suelen sostener las relaciones amorosas un tercero: “él”.
El contexto se circunscribe a los años 80 cuando España despertaba de la prolongada somnolencia en la que había estado sumida durante los 40 años de dictadura. Todo parecía posible en aquellos años. Era el triunfo del Carpe diem al compás de Don’t Worry, be Happy de Bobby McFerrin. Y como dice la narradora: “Estábamos en 1984, teníamos veinte años, el mundo todavía caminaba hacia delante, Madrid era el mundo y yo estaba en medio, dispuesta a tragármelo sin tomarme la molestia de masticar antes cada bocado”[…] Aquel fue nuestro riesgo, y nuestro privilegio”, aunque ambos muy limitados y efímeros.
Como en toda historia de amor, hay un comienzo y este sucede en la facultad de Bellas Artes. A Jose, Marcos y Jaime les une un deseo: llegar a ser alguien en el mundo de la pintura, trascender la realidad de todos los días, la fugacidad de nuestro ser en el mundo y rozar la eternidad a través de las obras. De los tres solo Marcos y en menor medida Jose, anuncian maneras de “artista”.
A partir de aquí, los tres van asentando su relación amistosa e incluyen al sexo en sus frecuentes encuentros en el piso de Jaime. La felicidad de esos momentos le lleva a pensar a Jose que ellos “seguían siendo dos personas distintas y habían empezado a ser una sola persona al mismo tiempo, un amante memorable, el más impotente y el más feroz, el más brusco y el más dulce, el más divertido y el más silencioso, el más intenso siempre de cuantos había conocido.” El castillo de cartón está en marcha…
Y llega el amor. Capítulo largo que en algunos momentos me ha resultado excesivo y donde se describe el sinuoso recorrido de los celebrantes hasta llegar al embeleso excluyente de sus almas. “¡Oh noche que juntaste/ Amado con amada/ amada en el Amado transformada!“ que dijo Juan De la Cruz y el trío se transformó en un triángulo “una figura irregular, descompensada y frágil, más sencilla, más corriente, pero mucho más difícil a la vez.”
Y pasito a pasito el omnímodo poder del amor entre Jose y Jaime va arrinconando a Marcos con la consiguiente pérdida de la inocencia y la aparición de la culpa sobre todo en Jose que desea restañar las heridas que va produciendo por su amor a Jaime por medio de fugaces y clandestinos acercamientos a Marcos. La consecuencia inmediata para este será poner de nuevo en marcha su genialidad pictórica que ninguno de los dos compañeros podrá alcanzar: el uno por mediocre, la otra por falta de ambición. No deja de ser una curiosa revancha porque si bien fue expulsado de esa difícil intimidad que creía compartir, es su talento el punto de inflexión para la demolición final de sus relaciones. Al final Jaime huirá a su tierra, Jose abandonará el país y Marcos sobrellevará su vida y su arte hasta el final.
Termino con unas palabras de Almudena Grandes: “Los tres personajes del libro logran crear una especie de paraíso privado a partir de una relación dificilísima, y extraen equilibrio de su propio desequilibrio. Su historia es una fortaleza, porque les protege y les hace fuertes a la vez, pero no resiste los ataques de la realidad, porque está construida con el cartón de su propia fragilidad”.
Ana Ballester

"La primavera había sido larga, templada y bondadosa. A su amparo, lo extraordinario se fue convirtiendo en cotidiano, lo complicado se hizo sencillo, lo bueno empezó a ser mejor, y EL TRES UN NÚMERO PAR.
El sol aún era tibio, benevolente, cuando Jaime, Marcos y yo perdimos la cuenta del tiempo que pasábamos juntos, y a partir de entonces sólo nos separábamos a la hora de irnos a dormir, si no podíamos quedarnos a dormir los tres en la misma cama.
...
el secreto de aquella noche actuó como un bisturí capaz de rasgar mi vida por la mitad, de partirme en dos mujeres a las que cada vez les costaría más trabajo aparentar que eran una sola...
...
La intrincada red de traiciones y lealtades, de verdades enteras y mentiras a medias, en la que moriríamos asfixiados, atrapados como tres moscas en una telaraña, empezó a tejerse muy despacio.
Tardamos mucho tiempo en advertir sus hilos, una tensión que limitaba nuestros movimientos, que SEMBRABA SILENCIOS DE MÁS EN LAS PALABRAS Y PALABRAS DE MÁS EN LOS SILENCIOS, que edificaba cordilleras de DIFICULTAD en lo que antes era FÁCIL, y SECABA LA LIBERTAD SIN LA QUE NADA HABRÍA COMENZADO”.

CASTILLOS DE CARTÓN de Almudena Grandes ha sido el primer libro escogido como lectura mensual del año 2022 en el Club de Lectura de Literatura+1.
Parece que los miembros del Club deseábamos un cambio de tono después de tanta tragedia en los dos años anteriores de pandemia y cuarentena ... y de libros serios ... porque hasta la novela gráfica Persépolis de Satrapi, nos salió tremebunda el mes pasado... Deseábamos algo ligero, divertido, suave ...
Y así nos iba pareciendo al principio esta historia, enmarcada en el arte pictórico, con referencias de muchos maestros clásicos que nos deleitamos en recordar ...
Y así nos iba pareciendo: alegre, juvenil, fresca, una travesura, un inocente trío amoroso entre tres estudiantes de arte, tres aprendices ... de la vida, del sexo, de la bohemia ...
Pero pronto nos desengañamos: la GRANDÍSIMA maestría de la pluma de Almudena nos tendió una emboscada camuflada por bellos oxímoros y de súbito caímos en la realidad de la historia: NO HAY INOCENCIA CON EL SEXO EN LOS HUMANOS ... solamente los animales son inocentes a la hora del apareamiento ... y las humanas complicaciones psicológicas comenzaron a multiplicarse ...
La novela, que se creía una graciosa, desenfadada, y frívola historia de un trío, se convirtió en una TRAGEDIA griega ... cuyo desenlace conocimos desde casi el principio ... debido a la técnica de "in extrema res" utilizada por la autora en esta obra.
Entonces comprendimos que habíamos caído en la trampa de una seria, muy seria, NOVELA PSICOLÓGICA ... que lo que creímos era un simpático aprendizaje al libertinaje, un ejercicio de la MOVIDA MADRILEÑA, era una lección de vida, donde se pintan con los más turbios colores, las consecuencias de la libertad mal entendida, del uso de drogas, alcohol y promiscuidad sexual, con las resultantes mentiras y fingimiento: un cuadro tenebroso: el de la frustración, el resentimiento, los celos, el sufrimiento, el fracaso, la depresión, el suicidio ... con el resultado de vidas destruidas o arruinadas para siempre ...
El argumento es sólidamente psicológico... Castillos de Cartón es una novela moralista ... aleccionadora ... como su nombre lo indica, se derrumba el humano que juega con el amor ...Una vez más, ALMUDENA GRANDES ha hecho honor a su apellido en esta su obra que leímos in memoriam, tras su paso a la eternidad el pasado 27 de noviembre 2021, hace apenas dos meses, a la edad de 61 años, en plena producción de su prolifera obra. R.I.P.

"Estábamos perdiendo la inocencia, la pureza que había hecho posible todo lo que había sucedido entre los tres. El mismo amor que nos hacía leales, que nos hacía mejores, lo estaba echando todo a perder.
LO COMPLICADO HABÍA SIDO FÁCIL, LO SENCILLO IBA A SER MUY DIFÍCIL, porque vivíamos en un laberinto de paradojas y habíamos perdido la brújula.
No sabíamos orientarnos, cada vez nos parecíamos menos a nosotros mismos, seguíamos queriéndonos, eso sí, nos queríamos más que antes, más que nunca, pero no nos servía de nada.
...
Voy a poner una academia —decía Jaime de vez en cuando—. Lo arreglo todo, frigidez, impotencia… Clases teóricas y prácticas, precios populares.
...
Después, CUANDO EL TRES SE VENGÓ DE NOSOTROS CON SU INDIVISIBLE CRUELDAD DE NÚMERO IMPAR, perdí el rastro de mis propios pasos y dejé de creer en mi propia historia.
Después, cuando me quedé sola, confundí aquella RARA ARMONÍA con un VULGAR DESORDEN, y aquel ORDEN PERFECTO con la más TURBIA VARIEDAD del CAOS.
Después, cuando no me quedó otro remedio que convertirme en una mujer como las demás, me dio vergüenza haber vivido así, sin hacerme preguntas, sin necesitar respuestas, siempre con un hombre a cada lado, dos bocas, dos cuerpos, dos sexos para una sola boca, un solo cuerpo, un solo sexo que era el mío.
No podía soportar aquel recuerdo, eso fue lo que pasó después, y que el horizonte se estrechó, y el cielo se volvió un techo cuadrado, mi vida una sucesión de imágenes desenfocadas y torpes, como las estampas de un almanaque ilustrado por un mal pintor.
Para mí, siempre sería tan hermoso como un arcángel desarmado, sin alas y sin espada. A ese Marcos lloraba mi memoria, y lo lloraba sin pausa, sin consuelo.
...
los suicidas se matan, pero nunca se mueren del todo. Sobreviven en la conciencia de quienes les sobreviven, y su amor es implacable, capaz de imponerse al tiempo y al espacio, tan poderoso que resucita las culpas olvidadas, el sufrimiento amortiguado, los errores que parecían haber caducado.
...
no sabía en qué clase de hombre se había convertido, qué cosas le habían ocurrido, con quién había vivido. Sólo sabía por qué se había matado.
...
el túnel que le acechaba, el túnel que le llamaba, el mismo túnel que lograría por fin tragárselo algún día. El último día que estuvieron los tres juntos él se los confesó: Bueno, nunca os lo he contado, pero a mí me cuesta mucho trabajo vivir. Siempre, desde siempre. Es algo difícil de explicar, como a vosotros no os pasa seguramente no lo entenderéis, pero yo siempre he sentido que vivía dentro de un túnel, a oscuras, aparte, lejos de todo. Veía luces al principio y al final, sabía que existía el mundo, más gente, el sol, la luz, las calles, mis padres, todo eso, pero no podía salir, ni siquiera quería salir de allí, era demasiado esfuerzo.
...
Me costaba mucho trabajo estar, simplemente eso, estar, y hablar, y comer, y sonreír cuando escuchaba un chiste. Lo hacía de vez en cuando, eso sí, pero sólo porque sentía que tenía que hacerlo para ser normal,... y eso me cansaba tanto, tanto, tenía tantas ganas de quedarme un día en la cama y no volver a levantarme nunca más, a veces hasta tenía ganas de morirme durmiendo, un día cualquiera, y no volver a despertarme, no volver a estar cansado, ni a tener que reírme sin ganas, ... Había cosas que me daban mucha más angustia, la tristeza, el cansancio, esa sensación de que todo me venía demasiado grande, de que nunca lograría llenar nada, encajar en ninguna parte, descansar de verdad. Hasta que os conocí. Y me enamoré de vosotros dos. De Jose desde luego, pero también de vosotros, de nosotros, de lo que somos los tres juntos.
yo nunca había sido muy feliz, esa es la verdad. Cuando empezamos con esto, descubrí lo que era estar bien, estar contento”.
Lucila Argüello

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