Género: Narrativa
Traducción: Lourdes Porta
Editorial: Tusquets
SINOPSIS:
Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha una vieja canción de los Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los años sesenta. Con una mezcla de melancolía y desasosiego, Toru recuerda entonces a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor y único amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste distanció a Toru y a Naoko durante un año, hasta que se reencontraron e iniciaron una relación íntima. Sin embargo, la aparición de otra mujer en la vida de Toru le lleva a experimentar el deslumbramiento y el desengaño allí donde todo debería cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. Y ninguno de los personajes parece capaz de alcanzar el frágil equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo.
OPINIONES:
Lo leímos en el Club de Lectura en mayo de 2013.
Esther Rodríguez
A diferencia de esos otros libros que cité, en este caso no se incluyen elementos fantásticos y casi ninguno, en mi opinión, surrealista. Pero esto es prácticamente lo único distinto que pude encontrar. Ya me había pasado con el libro anterior, ahora lo confirmo: siento que todos sus libros son el mismo. Un libro bueno, dentro de su estilo (como Literatura Pop creo que la suelen clasificar), pero con iguales líneas generales en sus reiteraciones. Por eso me ha gustado, aunque no me ha entusiasmado. A lo mejor de aquí a un tiempo le doy otra oportunidad al autor de que me sorprenda.
Silvina Romano
Mi debut con Murakami en particular y la literatura nipona en general, de la que nada había leído, no podía haber sido mejor.
Me ha sorprendido pues todo lo que había escuchado acerca del autor versaba sobre personajes depresivos, oscuros y toques surrealistas en sus novelas. No es el caso de ésta, en la que el elemento surrealista brilla por su ausencia y los personajes, aunque algo solitarios y atormentados, conforman un hilo de historias que en más de un momento he leído con una sonrisa.
Aunque todas girando en torno a su protagonista, un joven en una edad decisiva en la vida de toda persona (entre los 17 y los 20 años, más o menos), he sentido que leía hasta cinco novelas en una que bien podrían ser relatos independientes pero que, en conjunto y con el débil nexo entre todas ellas de su protagonista, dan lugar a una historia que me ha atrapado desde el primer momento. Cuando hablo de “débil nexo” no quiero decir que la historia carezca de fuerza en su conjunto, sino que hay personajes que jamás interactúan, por lo que la trama se sujeta en las reflexiones que el protagonista tiene de unos en relación con otros (de ahí también que hable de varios relatos o novelas en una).
El solitario y sincero Watanabe (con quien me siento muy identificado, no sé si eso es bueno o malo), el extrovertido y egoísta Nagasawa, la introvertida y asustada Naoko, el curioso “Tropa-de-asalto” (es una pena que aparezca tan poco, se le coge mucho cariño) y las enigmáticas Reiko y Midori, amén de otros pocos secundarios con escasa presencia, componen este laberinto de sentimientos (hablar sólo de “amor” sería decir muy poco) en que se vio envuelto al protagonista en el despertar de su madurez y que, casi veinte años después, revive al escuchar un antigua canción de Los Beatles.
Me ha sorprendido pues todo lo que había escuchado acerca del autor versaba sobre personajes depresivos, oscuros y toques surrealistas en sus novelas. No es el caso de ésta, en la que el elemento surrealista brilla por su ausencia y los personajes, aunque algo solitarios y atormentados, conforman un hilo de historias que en más de un momento he leído con una sonrisa.
Aunque todas girando en torno a su protagonista, un joven en una edad decisiva en la vida de toda persona (entre los 17 y los 20 años, más o menos), he sentido que leía hasta cinco novelas en una que bien podrían ser relatos independientes pero que, en conjunto y con el débil nexo entre todas ellas de su protagonista, dan lugar a una historia que me ha atrapado desde el primer momento. Cuando hablo de “débil nexo” no quiero decir que la historia carezca de fuerza en su conjunto, sino que hay personajes que jamás interactúan, por lo que la trama se sujeta en las reflexiones que el protagonista tiene de unos en relación con otros (de ahí también que hable de varios relatos o novelas en una).
El solitario y sincero Watanabe (con quien me siento muy identificado, no sé si eso es bueno o malo), el extrovertido y egoísta Nagasawa, la introvertida y asustada Naoko, el curioso “Tropa-de-asalto” (es una pena que aparezca tan poco, se le coge mucho cariño) y las enigmáticas Reiko y Midori, amén de otros pocos secundarios con escasa presencia, componen este laberinto de sentimientos (hablar sólo de “amor” sería decir muy poco) en que se vio envuelto al protagonista en el despertar de su madurez y que, casi veinte años después, revive al escuchar un antigua canción de Los Beatles.
Luis Sánchez Martín
En 1987 escuchar una canción de los Beatles, la del título original de la novela, transporta a Watanabe, 37 años, a su juventud, 1969 y 70. Con música pop anglosajona, tan importante como un personaje, conoceremos un grupo de muchachos japoneses occidentalizados, promiscuos, sin mayores preocupaciones sociales. Juventud anti Yukio Mishima.
Nos habla Watanabe en primera persona, pero el autor consigue que nos interesen vivamente hasta seis personajes más, bien descritos, equilibradamente. Me parece difícil y lo consigue Murakami.
Las dudas en el amor, en la amistad; la naturaleza de ambos, su viabilidad. La convivencia íntima con la muerte.
Así como en los policíacos cuento asesinatos, aquí he debido contar suicidios, cuatro. No es un libro festivo. Sexo y muerte.
No me gusta el sexo explícito, abundante en la novela, ni en libros ni en cine. Pero está bien en esta ocasión. No es chabacano ni, lo que sería aún peor, no lo adorna con pseudo poesía. Añado, a riesgo de parecer ignorante, que no pensé nunca que los japoneses de hace 45 años tuviesen tal actividad sexual.
Leeré más del autor.
Editado por Tusquets. Leo la 26ª edición de 2013. 383 páginas. 19 euros.
Las dudas en el amor, en la amistad; la naturaleza de ambos, su viabilidad. La convivencia íntima con la muerte.
Así como en los policíacos cuento asesinatos, aquí he debido contar suicidios, cuatro. No es un libro festivo. Sexo y muerte.
No me gusta el sexo explícito, abundante en la novela, ni en libros ni en cine. Pero está bien en esta ocasión. No es chabacano ni, lo que sería aún peor, no lo adorna con pseudo poesía. Añado, a riesgo de parecer ignorante, que no pensé nunca que los japoneses de hace 45 años tuviesen tal actividad sexual.
Leeré más del autor.
Editado por Tusquets. Leo la 26ª edición de 2013. 383 páginas. 19 euros.
Luis Sotillo Castro
Excelente novela. No es difícil averiguar por qué se ha convertido en una obra de culto para muchos jóvenes. Drama, romance, y tanta cuestión existencial dando vueltas la hacen un bocado muy difícil de resistir.
Excelente novela. No es difícil averiguar por qué se ha convertido en una obra de culto para muchos jóvenes. Drama, romance, y tanta cuestión existencial dando vueltas la hacen un bocado muy difícil de resistir.
Resumiendo el argumento: Watanabe, el protagonista relata la historia en primera persona. Comienza como una remebranza de su adolescencia y juventud a través de la canción de los Beatles que le sirve de subtítulo a la novela: “Norwegian Wood”. La historia gira alrededor de él, un extraño triángulo amoroso, depresión, primeros años de la universidad, amantes, alcohol, vacío existencial y mucho sexo. En este último punto la literatura de Haruki Murakami es revolucionaria: pocos, por no decir ningún, escritor japonés había descripto las relaciones interpersonales de la forma en que él (magistralmente) lo hace. Las escenas son explícitas, sin tapujos, sin pudores ni poetizaciones inútiles. Creo que la traducción en esto también se queda muy floja porque yo le hubiera añadido un par de sinónimos para las palabras “pene”, “eyaculación” y “vagina”, pero quizás es una apreciación demasiado personal.
El libro es un caleidoscopio de sonidos y literatura: la riquísima cultura musical del autor se marca a fuego en cada una de las páginas, artistas tales como Los Beatles, Thelonious Monk, Jim Morrison, Miles Davis, Bill Evans, entre otros se pasean a través de todo el argumento, brindándole a la lectura banda sonora propia; y además la afición a las letras anglosajonas nos recuerda a Thomas Mann, a Sallinger, a Hesse a través de los ojos siempre lectores del protagonista principal.
La construcción de los personajes es extraordinaria, todos girando alrededor de Watanabe. La inasible y misteriosa Naoko, la prosaica y alegre Midori, el ególatra Nagasawa, la prodigiosa Reiko, el gracioso y rígido Tropa-de-asalto. Forman un concierto muy contrastante y bien orquestado, de forma coherente hasta el final.
La cosmovisión de Murakami hace que la narración sea amena y que las descripciones del Tokio de los sesenta se vean de forma muy particular. A cada momento las grandes frases y sentencias que emite el autor a través de sus personajes nos dan cuenta de una filosofía muy particular: fe en la disciplina, el esfuerzo, el autoconocimiento y la fuerza de la voluntad atraviesan constantemente las historias torturadas y trágicas de “Tokio Blues”. Y la idea de que el mundo que se nos ha dado como real no es realmente “cuerdo” y que la locura es la no aceptación de las deformidades propias que cada uno acarrea, cala hondo y merece nuestra lectura atenta y reflexión. (Para mí merece un aplauso de pie la correcta introducción de la letra de People are Strange de The Doors en el momento en que el protagonista sale de la granja y vuelve al violento e incoherente paisaje citadino).
Para destruir ciertas ideas preconcebidas sobre este libro diría que NO es como se afirma, un libro melancólico y triste per se. Los sucesos son bastante desafortunados en conjunto, sí. Pero no es el resultado si leemos entre líneas y vemos que al final, en definitiva no está todo dicho para Watanabe.
Creo que “Tokio Blues” merece varias lecturas. El que lo vea con ojos superficiales se concentrará en la imposible historia de amor de Watanabe y Naoko. Quien lo vea con ánimo historicista podrá ver la descripción de la militancia universitaria y las revueltas del Tokio de finales de los sesenta. Quien se enfoque en lo metafísico sin duda encontrará material en las prolíficas conversaciones entre Reiko y Watanabe en la granja. Y quien se esfuerce por abrazar la obra en su totalidad sin dudas habrá encontrado un libro al cual volver siempre.
El libro es un caleidoscopio de sonidos y literatura: la riquísima cultura musical del autor se marca a fuego en cada una de las páginas, artistas tales como Los Beatles, Thelonious Monk, Jim Morrison, Miles Davis, Bill Evans, entre otros se pasean a través de todo el argumento, brindándole a la lectura banda sonora propia; y además la afición a las letras anglosajonas nos recuerda a Thomas Mann, a Sallinger, a Hesse a través de los ojos siempre lectores del protagonista principal.
La construcción de los personajes es extraordinaria, todos girando alrededor de Watanabe. La inasible y misteriosa Naoko, la prosaica y alegre Midori, el ególatra Nagasawa, la prodigiosa Reiko, el gracioso y rígido Tropa-de-asalto. Forman un concierto muy contrastante y bien orquestado, de forma coherente hasta el final.
La cosmovisión de Murakami hace que la narración sea amena y que las descripciones del Tokio de los sesenta se vean de forma muy particular. A cada momento las grandes frases y sentencias que emite el autor a través de sus personajes nos dan cuenta de una filosofía muy particular: fe en la disciplina, el esfuerzo, el autoconocimiento y la fuerza de la voluntad atraviesan constantemente las historias torturadas y trágicas de “Tokio Blues”. Y la idea de que el mundo que se nos ha dado como real no es realmente “cuerdo” y que la locura es la no aceptación de las deformidades propias que cada uno acarrea, cala hondo y merece nuestra lectura atenta y reflexión. (Para mí merece un aplauso de pie la correcta introducción de la letra de People are Strange de The Doors en el momento en que el protagonista sale de la granja y vuelve al violento e incoherente paisaje citadino).
Para destruir ciertas ideas preconcebidas sobre este libro diría que NO es como se afirma, un libro melancólico y triste per se. Los sucesos son bastante desafortunados en conjunto, sí. Pero no es el resultado si leemos entre líneas y vemos que al final, en definitiva no está todo dicho para Watanabe.
Creo que “Tokio Blues” merece varias lecturas. El que lo vea con ojos superficiales se concentrará en la imposible historia de amor de Watanabe y Naoko. Quien lo vea con ánimo historicista podrá ver la descripción de la militancia universitaria y las revueltas del Tokio de finales de los sesenta. Quien se enfoque en lo metafísico sin duda encontrará material en las prolíficas conversaciones entre Reiko y Watanabe en la granja. Y quien se esfuerce por abrazar la obra en su totalidad sin dudas habrá encontrado un libro al cual volver siempre.
De todas las novelas que he leído de Murakami ésta es la que menos me ha gustado hasta la fecha, aunque la psicología de los personajes es su punto fuerte y lo que más me llamó la atención.
ResponderEliminarSi me permites recomendarte un título de este autor te sugiero la lectura de Al sur de la frontera al oeste del Sol. Fue la primera novela de Murakami que leí y, a diferencia de Tokio blues, ésta tiene esos elementos surrealistas que comentabas en tu opinión. Es algo así como la marca del autor y es lo que lo hace tan especial.
Besos!
Me alegra no ser la única a la que no le ha convencido. Me habían dicho algunas personas que esta era la mejor del autor y por eso ya me había dado por vencida.
EliminarLo que dices sobre la psicología de los personajes es cierto, es lo que se rescata.
Más adelante intentaré otra vez con la novela que me sugieres, muchas gracias por la recomendación.
Saludos ;)
De Murakami os recomiendo 'De qué hablo cuando hablo de correr'. Sobre todo si os gusta correr, claro. http://deporadictos.com/correr-no-es-de-cobardes/
ResponderEliminarPues a mi me ha encantado. De hecho, el protagonista es el personaje que más me ha gustado. En fin, para raro yo, jeje ;)
ResponderEliminarCreo que lo raro es que no guste, al menos así me pareció cuando lo leímos en el Club. Todos estaban super entusiasmados... A lo mejor si lo hubiera leído primero, me habría gustado más.
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