Género: Narrativa
Traducción: Alberto Coscarelli Guaschino
Editorial: Emecé
SINOPSIS:
Falconer es el nombre de una cárcel. Una vez dentro de ella el hombre
se desnaturaliza, pasa a ser una mera referencia burocrática regida por
el irracionalismo y la represión de todo tipo.Cheever describe con gran dureza y detalle el internamiento de Farragut, un hombre marcado por su crimen, por su castigo y por su propia lucha. Desde su ingreso, el protagonista, un homosexual casado, heroinómano y que ha sido encarcelado por la muerte de su hermano, se mueve por códigos de comportamiento que alteran la misma naturaleza humana. Su única vida social es la de los reclusos, sus contactos con la realidad exterior son escasos y tendrá que luchar para seguir siendo un hombre. A través del recuerdo, entramos en lo más profundo de su mente de tal forma que llegamos a entender las motivaciones y las razones que conducen su vida.
Sólo John Cheveer podía tratar estos grandes temas con la ironía, la sencilla elocuencia, y divertido humor que convierte a Falconer en una magnífica obra de la imaginación moral.
OPINIÓN:
Es lo primero que leo de este autor estadounidense y no descarto leerlo
de nuevo. “Falconer” es una novela corta, cuyo título hace referencia a
un centro penitenciario de alta seguridad, símbolo del “encierro” al
que nos sometemos al formar parte de cualquier sociedad. Cheever empezó a
escribir “Falconer” cuando no estaba en su mejor momento ya que vivía
su propio infierno, en parte, consecuencia del trato que tuvo con sus
padres y hermano desde su nacimiento, y
cuando la terminó había superado las adversidades. Así se entiende que
Cheever muestre en esta obra lo peor del mundo, pero sin perder la
esperanza, porque también hay gente buena en él. Farragut, el
protagonista, juzgado por haber matado a su hermano, se halla encerrado
en el bloque F de la cárcel y allá traba amistad con un grupo
inverosímil de presidiarios, el Pollo número dos, el Tapia, Tenis, el
Cornudo…
Con todo, la existencia en prisión es monótona, el casi inexistente contacto con el exterior hace que el tiempo pase desapercibido y cualquier nimiedad despierta la añoranza por el mundo perdido.
Ha habido momentos que la lectura me ha recordado a Kafka, salvando las distancias, por esa sensación de opresión y oscuridad que el protagonista vive (nunca he sentido miedo o rabia por él, a pesar de ser teóricamente un asesino) y por la pregunta que le lanza el Pollo el primer día y que me parece significativa “¿Eres inocente?”.
No es una lectura para muchos gustos, aunque consta de pocas páginas y su mensaje es sencillo, es intensa y el protagonista divaga en bastantes ocasiones sobre su anterior vida. La recomiendo sí, pero reitero que no la veo una novela asequible para cualquier público.
Con todo, la existencia en prisión es monótona, el casi inexistente contacto con el exterior hace que el tiempo pase desapercibido y cualquier nimiedad despierta la añoranza por el mundo perdido.
Ha habido momentos que la lectura me ha recordado a Kafka, salvando las distancias, por esa sensación de opresión y oscuridad que el protagonista vive (nunca he sentido miedo o rabia por él, a pesar de ser teóricamente un asesino) y por la pregunta que le lanza el Pollo el primer día y que me parece significativa “¿Eres inocente?”.
No es una lectura para muchos gustos, aunque consta de pocas páginas y su mensaje es sencillo, es intensa y el protagonista divaga en bastantes ocasiones sobre su anterior vida. La recomiendo sí, pero reitero que no la veo una novela asequible para cualquier público.
Dolors Martínez
ADENDA: No se pierdan el excelente epílogo de Rodrigo Fresán, llave maestra para acceder al universo Cheever.
Falconer es el purgatorio de Dante guiado por un Virgilio chapero.
Es un Edmundo Dantés de chupa y esquina; un Abate Faria travestido de Arzobispo.
Es brutal como un cielo finito tras una reja oxidada y tierna como una mirada hurtada a un carcelero.
Es la libertad en prisión y la celda en tu hogar.
Es el amor verdadero, ese que sólo se alcanza al tomar el hábito de rayas y el estigma de un número en el pecho.
Es el Ave Fénix, escribiendo otra resurrección con su pluma encendida mientras la sumerge en el tintero de la confusión.
Falconer es Cheever, poeta del cainismo de suburbios, y Cheever es Falconer en busca de la redención a través de la escritura.
¡Qué difícil es expresar la ascesis de un alma torturada con un lenguaje tan auténtico, natural, limpio de metáforas oscuras!
¡Cómo, con la frase precisa y el tono ausente de grandilocuencias, nos seduce para enrolarnos en el bando de los perdedores!
Y en 240 páginas. Genios de esta categoría, pocos.
Y en 240 páginas. Genios de esta categoría, pocos.
Mi recomendación es ¡LEAN A CHEEVER! Cualquiera de sus obras, y será la
decisión literaria más inteligente que hayan tomado en sus vidas
lectoras.
ADENDA: No se pierdan el excelente epílogo de Rodrigo Fresán, llave maestra para acceder al universo Cheever.
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