Género: Narrativa, Relatos
Editorial: Hades
SINOPSIS:
Editorial: Hades
SINOPSIS:
Incluye
el relato ganador y los nueve finalistas del "III Concurso de Relatos contra la Violencia Machista" organizado por el Ayuntamiento de Terrassa.
OPINIÓN:
OPINIÓN:
En
‘El germen’, relato ganador, Javier Plaza (‘La urraca en la nieve’)
narra una conversación entre una pareja de adolescentes, pero sólo
muestra al lector las frases de él, como símbolo
de una relación que no es más que un monólogo de la parte dominante; y
si hay parte dominante, significa que hay parte dominada, y no saber ver
esto es la raíz (el germen) del problema.
‘Som on es trenquen els vidres’ (M. Farners Casas i Fontcuberta) es una suerte de relato negro que arranca con un crimen y desemboca en un sorprendente final que rompe uno de los grandes tópicos del tema central del libro.
En ‘Maltrato invisible’, Consuelo Boscá trata la indiferencia con que la sociedad trata a las víctimas que no lo son de violencia física o agresión, de manera que la odisea de una persona que ha sido totalmente anulada por su pareja, pero no tiene cicatrices ni ojos morados, pasa desapercibida para familiares, amigos, compañeros de trabajo e incluso los abogados que tramitan la separación.
‘Diario de una víctima’ (Aida Escudero) es uno de los relatos más crudos y desgarradores. A modo de diario, su autora narra el día a día de una víctima –empecinada en no admitir que lo es- de violencia física y humillaciones –por parte de su pareja y de terceros-, con sus hijas pequeñas como testigos.
En ‘Això no es vida’ (Irene Alier), una joven de 22 años, pensando que no se trata más que de un caso de confrontación cultural al iniciar una relación con un extranjero, se ve inmersa en un claro caso (para todos excepto ella) de violencia y dominación machista.
‘S´ha mort i s´ha acabat’ (Josep Llorenç i Blat) es otro relato con un pie en el género negro donde, partiendo de la muerte del marido, vamos conociendo la historia de una mujer que quedó relegada a la tarea de parir hijos, hasta un impredecible final con una última frase de las que se quedan rebotando en la cabeza.
‘Estoy contigo, siempre’, de Maite Camacho, es uno de los que más me ha gustado pues, en mi opinión, goza de un punto de distinción sobre el resto: un toque sobrenatural, de misterio, encarnado por unas voces en la cabeza de una joven que tratan de advertirle de que su marido no es quién cree.
De ‘Siempre a tu lado’ son otros quienes deben opinar, pues lo he escrito yo. Sólo decir que, además de otras formas de machismo, tiene un capítulo especial para el que se vive dentro de las empresas. Y que espero que os guste, por supuesto.
‘Invisible’, de José Joaquín Sánchez, es el que más me ha gustado. Un relato muy breve que, sin embargo, repasa el papel de la mujer a lo largo de la historia, y pone los puntos sobre las íes en el momento presente, donde la costumbre hace que cueste ver que aún queda muchísimo por hacer.
Y cierra la obra ‘Nubarrones de lápiz negro’, de Arantxa Esteban, otro de los que más me ha gustado. Un relato en el que, como en ‘Estoy contigo siempre’, he percibido algo, un plus literario, que lo distingue del resto, pues se trata de una distopía. Una mujer que trabaja en una residencia de ancianos en el Londres del año 2080 escucha espeluznada, de boca de una de las residentes, el relato de la violación de una mujer india por siete hombres, y a raíz de dicho relato, comienza a investigar la realidad de la época en que se produjo dicha violación, descubriendo una era en la que, en muchos lugares del mundo, la violencia contra las mujeres ni se perseguía ni se castigaba: el año 2012, esto es, hoy en día.
‘Som on es trenquen els vidres’ (M. Farners Casas i Fontcuberta) es una suerte de relato negro que arranca con un crimen y desemboca en un sorprendente final que rompe uno de los grandes tópicos del tema central del libro.
En ‘Maltrato invisible’, Consuelo Boscá trata la indiferencia con que la sociedad trata a las víctimas que no lo son de violencia física o agresión, de manera que la odisea de una persona que ha sido totalmente anulada por su pareja, pero no tiene cicatrices ni ojos morados, pasa desapercibida para familiares, amigos, compañeros de trabajo e incluso los abogados que tramitan la separación.
‘Diario de una víctima’ (Aida Escudero) es uno de los relatos más crudos y desgarradores. A modo de diario, su autora narra el día a día de una víctima –empecinada en no admitir que lo es- de violencia física y humillaciones –por parte de su pareja y de terceros-, con sus hijas pequeñas como testigos.
En ‘Això no es vida’ (Irene Alier), una joven de 22 años, pensando que no se trata más que de un caso de confrontación cultural al iniciar una relación con un extranjero, se ve inmersa en un claro caso (para todos excepto ella) de violencia y dominación machista.
‘S´ha mort i s´ha acabat’ (Josep Llorenç i Blat) es otro relato con un pie en el género negro donde, partiendo de la muerte del marido, vamos conociendo la historia de una mujer que quedó relegada a la tarea de parir hijos, hasta un impredecible final con una última frase de las que se quedan rebotando en la cabeza.
‘Estoy contigo, siempre’, de Maite Camacho, es uno de los que más me ha gustado pues, en mi opinión, goza de un punto de distinción sobre el resto: un toque sobrenatural, de misterio, encarnado por unas voces en la cabeza de una joven que tratan de advertirle de que su marido no es quién cree.
De ‘Siempre a tu lado’ son otros quienes deben opinar, pues lo he escrito yo. Sólo decir que, además de otras formas de machismo, tiene un capítulo especial para el que se vive dentro de las empresas. Y que espero que os guste, por supuesto.
‘Invisible’, de José Joaquín Sánchez, es el que más me ha gustado. Un relato muy breve que, sin embargo, repasa el papel de la mujer a lo largo de la historia, y pone los puntos sobre las íes en el momento presente, donde la costumbre hace que cueste ver que aún queda muchísimo por hacer.
Y cierra la obra ‘Nubarrones de lápiz negro’, de Arantxa Esteban, otro de los que más me ha gustado. Un relato en el que, como en ‘Estoy contigo siempre’, he percibido algo, un plus literario, que lo distingue del resto, pues se trata de una distopía. Una mujer que trabaja en una residencia de ancianos en el Londres del año 2080 escucha espeluznada, de boca de una de las residentes, el relato de la violación de una mujer india por siete hombres, y a raíz de dicho relato, comienza a investigar la realidad de la época en que se produjo dicha violación, descubriendo una era en la que, en muchos lugares del mundo, la violencia contra las mujeres ni se perseguía ni se castigaba: el año 2012, esto es, hoy en día.
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