Género: Narrativa
Editorial: La Fea Burguesía
Editorial: La Fea Burguesía
SINOPSIS:
El lector tiene en sus manos una de esas historias que, desde las primeras páginas y sin apenas percatarse de ello, lo agarran por la solapa y lo llevan en volandas hasta el final; una novela que logra el deseo irrefrenable de llegar a casa, tumbarse en el sofá y continuar leyendo por el párrafo donde quedó el marcapáginas.
El camino de las luciérnagas es una novela colmada de crímenes, sospechas, confusiones…, escrita magistralmente en dos planos temporales. Mónica Rouanet nos narra la historia de Tano alternando su adolescencia en los 80 —el bachillerato en un colegio de curas, los primeros escarceos con el alcohol y las chicas— con su vida actual, 30 años después.
Mónica Rouanet, una nueva autora dotada con una habilidad innata para tramar argumentos, ya logró entusiasmar a varios miles de lectores con la versión digital de "El camino de las luciérnagas", que ahora aparece publicada en papel.
El lector tiene en sus manos una de esas historias que, desde las primeras páginas y sin apenas percatarse de ello, lo agarran por la solapa y lo llevan en volandas hasta el final; una novela que logra el deseo irrefrenable de llegar a casa, tumbarse en el sofá y continuar leyendo por el párrafo donde quedó el marcapáginas.
El camino de las luciérnagas es una novela colmada de crímenes, sospechas, confusiones…, escrita magistralmente en dos planos temporales. Mónica Rouanet nos narra la historia de Tano alternando su adolescencia en los 80 —el bachillerato en un colegio de curas, los primeros escarceos con el alcohol y las chicas— con su vida actual, 30 años después.
Mónica Rouanet, una nueva autora dotada con una habilidad innata para tramar argumentos, ya logró entusiasmar a varios miles de lectores con la versión digital de "El camino de las luciérnagas", que ahora aparece publicada en papel.
OPINIÓN:
La novela maneja tres pilares que para
mí suelen ser sinónimos de buena lectura: la adolescencia, sus
consecuencias en la edad adulta y una narración a dos tiempos. Y, como
era de esperar, no me ha defraudado.
Cuando Atanasio Cuervo, secretario judicial, se persona en el lugar del accidente descubre que en el siniestro han perdido la vida los padres y el hermano de quien fuera su compañero de clase en bachillerato. Pero no un compañero más, sino aquel por cuya influencia (para bien o para mal) dejó de ser un chico retraído y acomplejado para convertirse en uno de los alfa del grupo.
La novela alterna ambas épocas capítulo a capítulo, consiguiendo un paralelismo atrapante. No exagera la sinopsis cuando dice que es una lectura que te acompaña todo el día hasta que puedes, al fin, volver a ella. A cada miedo del presente le corresponde un hecho, más o menos claro, más o menos certero, del pasado. Del mismo modo, cada acto del pasado tiene su reflejo a día de hoy. Sin desmerecer la parte desarrollada en la actualidad (algo predecible, quizá, pero muy bien hilada y narrada, y con un gran manejo de ese miedo adolescente que en cualquier momento puede volver a atenazar al más seguro y firme de los adultos) me quedo con el despertar de aquel distraído adolescente, con el realismo que destila su autora para llevarnos a aquellos barrios y colegios clericales de los ochenta y sus pandillas de amigos.
La recomiendo sin duda.
Cuando Atanasio Cuervo, secretario judicial, se persona en el lugar del accidente descubre que en el siniestro han perdido la vida los padres y el hermano de quien fuera su compañero de clase en bachillerato. Pero no un compañero más, sino aquel por cuya influencia (para bien o para mal) dejó de ser un chico retraído y acomplejado para convertirse en uno de los alfa del grupo.
La novela alterna ambas épocas capítulo a capítulo, consiguiendo un paralelismo atrapante. No exagera la sinopsis cuando dice que es una lectura que te acompaña todo el día hasta que puedes, al fin, volver a ella. A cada miedo del presente le corresponde un hecho, más o menos claro, más o menos certero, del pasado. Del mismo modo, cada acto del pasado tiene su reflejo a día de hoy. Sin desmerecer la parte desarrollada en la actualidad (algo predecible, quizá, pero muy bien hilada y narrada, y con un gran manejo de ese miedo adolescente que en cualquier momento puede volver a atenazar al más seguro y firme de los adultos) me quedo con el despertar de aquel distraído adolescente, con el realismo que destila su autora para llevarnos a aquellos barrios y colegios clericales de los ochenta y sus pandillas de amigos.
La recomiendo sin duda.
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