FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Navona
SINOPSIS:
Editorial: Navona
SINOPSIS:
Costa Brava. Hoy en día. Carlos está dando un paseo por el bosque y cae fatalmente por un barranco. Malherido, se dirige hacia la primera casa que encuentra. La dueña lo acoge serenamente y le cura las heridas. Cuando despierta, han pasado muchas horas. Carlos, un arquitecto de éxito que viaja por todo el mundo, se asombra en la medida que conoce a Carla, la dueña de la casa, una pintora que no posee teléfono, televisión, ni reloj. La conversación entre ellos fluye naturalmente y, al cabo de los días, se han enamorado. Desconcertado por sus sentimientos, Carlos decide volver al hotel donde se aloja, llevándose consigo un libro titulado "El rostro del tiempo" que, para su sorpresa, reproduce exactamente la historia que acaba de vivir con Carla. Más adelante, cuando ya viven juntos, Carlos descubre por casualidad una puerta que conduce a un desván secreto. Ahí encontrará objetos del bisabuelo de Carla que revelarán detalles de su saga familiar que entrelazarán sus vidas para siempre.
OPINIÓN:
“Son raras las ocasiones en que la vida te guiña un ojo y estás mirando”, así empieza y termina esta novela. En ella Carlos es un arquitecto de cuarenta y tres años que se toma unos meses de vacaciones en los que se dedica a viajar en coche. En Tossa de Mar, un pueblo de la costa, conoce accidentalmente a Carla, una pintora con la que enseguida conecta. Carlos, narrador y protagonista, escribe el inicio de una historia de amor en la que se intercalan reflexiones sobre su propia vida, sobre el tiempo, las coincidencias, el amor... A la par lee un extraño libro centenario que misteriosamente describe todos los estadios por los que él va pasando día a día.
La intención puede que no esté mal, pero el desarrollo se me ha hecho durante buena parte del libro aburrido, monótono, incluso demasiado meloso para mi gusto. Las divagaciones del protagonista, siendo las ideas interesantes, resultan eternas y repetitivas. He estado a punto de abandonarlo en un par de ocasiones. Finalmente la trama da un giro en la última parte, que incluye además un poco de intriga, y es más amena, aunque en mi opinión no compensa la farragosa parte central.
Una lectura con altibajos de interés que yo, a título personal, no recomiendo, aunque ya dicen que “para gustos, los colores”.
“Son raras las ocasiones en que la vida te guiña un ojo y estás mirando”, así empieza y termina esta novela. En ella Carlos es un arquitecto de cuarenta y tres años que se toma unos meses de vacaciones en los que se dedica a viajar en coche. En Tossa de Mar, un pueblo de la costa, conoce accidentalmente a Carla, una pintora con la que enseguida conecta. Carlos, narrador y protagonista, escribe el inicio de una historia de amor en la que se intercalan reflexiones sobre su propia vida, sobre el tiempo, las coincidencias, el amor... A la par lee un extraño libro centenario que misteriosamente describe todos los estadios por los que él va pasando día a día.
La intención puede que no esté mal, pero el desarrollo se me ha hecho durante buena parte del libro aburrido, monótono, incluso demasiado meloso para mi gusto. Las divagaciones del protagonista, siendo las ideas interesantes, resultan eternas y repetitivas. He estado a punto de abandonarlo en un par de ocasiones. Finalmente la trama da un giro en la última parte, que incluye además un poco de intriga, y es más amena, aunque en mi opinión no compensa la farragosa parte central.
Una lectura con altibajos de interés que yo, a título personal, no recomiendo, aunque ya dicen que “para gustos, los colores”.
Esther Rodríguez
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