Género: Narrativa
Editorial: Tolstoievski
SINOPSIS:
Editorial: Tolstoievski
SINOPSIS:
Un hombre, tres historias.
Harry se enamoró de Swell. Antes se había enamorado de María. Después Harry se enamoró de Sabrina. Harry es sólo un hombre que perdió a su mujer, su trabajo y su casa en un solo día. Harry empezó a dormir en su coche. Harry terminó en un psiquiátrico. Harry tocó fondo, pero se salvó. Le habían podado el ego y tenía un compromiso irrenunciable con la verdad. Nunca diría palabras de amor por decirlas. Nunca sería falsamente amable, nunca encubriría las excusas, la hipocresía. Tras su caída, sólo será capaz de enamorarse de mujeres tan al límite como él.
Harry se enamoró de Swell. Antes se había enamorado de María. Después Harry se enamoró de Sabrina. Harry es sólo un hombre que perdió a su mujer, su trabajo y su casa en un solo día. Harry empezó a dormir en su coche. Harry terminó en un psiquiátrico. Harry tocó fondo, pero se salvó. Le habían podado el ego y tenía un compromiso irrenunciable con la verdad. Nunca diría palabras de amor por decirlas. Nunca sería falsamente amable, nunca encubriría las excusas, la hipocresía. Tras su caída, sólo será capaz de enamorarse de mujeres tan al límite como él.
Tres historias de amor en las que el amor cobra una nueva dimensión: la totalidad del abismo. Tres historias de amor a las que sólo Harry podría haber sobrevivido.
OPINIÓN:
Si tuviera que reducir mi opinión sobre esta estupenda obra a una sola palabra, esta sería ‘demoledora’, pues la historia (las tres historias) que narra Jaim Royo rompen con casi todo lo que llevo leído en los últimos años.
Empezaría destacando la absoluta presencia de personajes al límite. No hay ningún actor, ni siquiera secundario, que posea la (muy difusa, por otro lado) cualidad que llamamos ‘normalidad’. Todos viven intensamente, paladeando cada segundo, observando y analizando la/su realidad de una manera que cualquiera podría encontrar obsesiva, pero que para ellos es el ‘simple’ día a día. Quizá la excepción pudiera ser la hija de Harry, el protagonista, pero tiene un papel casi anecdótico al final, pidiendo a su padre que narre su vida para un trabajo de clase. Estamos, además, ante un estudio del ser en relación con los demás, especialmente con la pareja sentimental. Si bien el personaje de Harry es un huracán que arrasa la historia de principio a fin, cada una de las partes de esta suerte de trilogía nace (y por tanto, puede contarse) de sus relaciones con Swell, con Sabrina y con María (y, como se ha dicho, en menor medida con su hija). La creación de los personajes ha sido otro acierto del autor, casi sin descripciones y a golpe de diálogo y anotaciones en agendas y diarios. Harry es uno de esos protagonistas que se tarda mucho en olvidar, y otros dos personajes potentísimos son la mencionada Sabrina y León Tyler. La materialización de este último por parte del autor me ha parecido excepcional, pues es un personaje tan ausente que roza la ficción, hecho de menciones y recuerdos, y némesis de Harry en la primera parte, quien tratará de borrar su estela de la vida de Swell, de ‘matarlo’ (entrecomillado, porque ya está muerto) para acceder a su parcela de espacio, de importancia, en la vida de su chica. También dota a la historia de esa intensidad excepcional el hecho de ser una novela de puro presente (algo que si es habitual, no lo ha sido en las lecturas que desde hace tiempo vengo escogiendo). Para los protagonistas el pasado es un paradójico lastre necesario y el futuro, sencillamente, no existe.
Empezaría destacando la absoluta presencia de personajes al límite. No hay ningún actor, ni siquiera secundario, que posea la (muy difusa, por otro lado) cualidad que llamamos ‘normalidad’. Todos viven intensamente, paladeando cada segundo, observando y analizando la/su realidad de una manera que cualquiera podría encontrar obsesiva, pero que para ellos es el ‘simple’ día a día. Quizá la excepción pudiera ser la hija de Harry, el protagonista, pero tiene un papel casi anecdótico al final, pidiendo a su padre que narre su vida para un trabajo de clase. Estamos, además, ante un estudio del ser en relación con los demás, especialmente con la pareja sentimental. Si bien el personaje de Harry es un huracán que arrasa la historia de principio a fin, cada una de las partes de esta suerte de trilogía nace (y por tanto, puede contarse) de sus relaciones con Swell, con Sabrina y con María (y, como se ha dicho, en menor medida con su hija). La creación de los personajes ha sido otro acierto del autor, casi sin descripciones y a golpe de diálogo y anotaciones en agendas y diarios. Harry es uno de esos protagonistas que se tarda mucho en olvidar, y otros dos personajes potentísimos son la mencionada Sabrina y León Tyler. La materialización de este último por parte del autor me ha parecido excepcional, pues es un personaje tan ausente que roza la ficción, hecho de menciones y recuerdos, y némesis de Harry en la primera parte, quien tratará de borrar su estela de la vida de Swell, de ‘matarlo’ (entrecomillado, porque ya está muerto) para acceder a su parcela de espacio, de importancia, en la vida de su chica. También dota a la historia de esa intensidad excepcional el hecho de ser una novela de puro presente (algo que si es habitual, no lo ha sido en las lecturas que desde hace tiempo vengo escogiendo). Para los protagonistas el pasado es un paradójico lastre necesario y el futuro, sencillamente, no existe.
Si a esto sumamos la crudeza y realismo con que se tratan temas como la depresión, el alcoholismo, la noche o los negocios turbios, el resultado es una novela que difícilmente dejará indiferente al lector.
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