Género: Narrativa
Editorial: Seix Barral
Editorial: Seix Barral
SINOPSIS:
El 30 de noviembre de 1803, una corbeta zarpa del puerto de La Coruña entre vítores y aplausos. En su interior viajan veintidós niños huérfanos cuya misión consiste en llevar la recién descubierta vacuna de la viruela a los territorios de Ultramar. Los acompaña Isabel Zendal, encargada de cuidarlos. Los héroes de esta descabellada expedición, dirigida por el médico Francisco Xavier Balmis y su ayudante Josep Salvany, sobrevivirán a temporales y naufragios, se enfrentarán a la oposición del clero, a la corrupción de los oficiales y a la codicia de quienes buscan lucrarse a costa de los desamparados.Si al final esta aventura se convirtió en la mayor proeza humanitaria de la Historia, se debió no sólo al coraje de aquellos niños que se vieron abocados a salvar las vidas de tantísima gente, sino también al arrojo de los dos directores, hombres sin miedo que se disputaron el amor de la única mujer a bordo.
A raíz del descubrimiento de la identidad de Isabel Zendal, Javier Moro, autor de Pasión india y El imperio eres tú, reconstruye una prodigiosa epopeya de la mano de un personaje femenino inolvidable. Los protagonistas de A flor de piel, desgarrados entre la pasión de salvar al mundo y la necesidad de salvarse a sí mismos, son como luces en el horizonte oscuro del final de una época.
OPINIÓN:
El 30 de noviembre de 1803, la corbeta María Pita zarpó del puerto de La Coruña entre vítores y aplausos. Su misión consistía en llevar la vacuna de la viruela a los territorios de Ultramar.La expedición, liderada por Francisco Xavier Balmis y Josep Salvany, pretendía erradicar una enfermedad que estaba diezmando la población. Los portadores de la vacuna eran veintidós niños huérfanos al cuidado de Isabel Zendal, una joven gallega, a la que acompañaba su propio hijo.
“A flor de piel” de Javier Moro, relata las andanzas de la expedición por el nuevo continente. Y lo hace de manera magistral, consiguiendo que sintamos la claustrofobia, el miedo, la alegría y la desesperanza a la que se enfrentaron en cada una de las etapas del extenuante viaje.
Balmis es un personaje lleno de aristas que, en un principio, despierta rechazo por su afán de protagonismo. Quiere que la expedición sea un éxito, sin importar el precio, para conseguir el reconocimiento que cree merecer después de décadas de estudio y sacrificio.
Isabel pone el contrapunto humanista a esa personalidad egocéntrica. Ella es la cuidadora de los pequeños y la garante de que todos ellos reciban la recompensa prometida por el rey cuando la expedición termine.
Salvany es el idealista; el hombre que se ha unido a la expedición esperando recuperar la salud perdida y vivir, al fin, la vida que siempre ha soñado e idealizado en los poemas que lee y escribe.
Los tres deberán unir fuerzas para enfrentarse a un viaje peligroso, al rechazo de la población indígena, a virreyes corruptos, a clérigos que creen más en la curación divina que en la ciencia, y a comerciantes sin escrúpulos que quieren hacer negocio con la cura.
A lo largo del libro, el autor nos describe las bondades y miserias de las ciudades que visitan; el arduo camino para llegar a pequeñas poblaciones situadas en medio de selvas o cordilleras montañosas; y el germen de la futura independencia de las colonias españolas, cansadas de cumplir normas impuestas por un rey que gobernaba desde un opulento trono al otro lado del océano Atlántico.
Un viaje inolvidable que hoy en día sigue siendo uno de los grandes hitos de la ayuda humanitaria. Gracias a Balmis, Isabel, Salvany y esos veintidós huérfanos, miles de personas se libraron de una cruenta enfermedad que, si no te quitaba la vida, te dejaba marcado para siempre.
“Uno a uno todos somos mortales. Juntos, somos eternos.”
Apuleyoan
Ana G. Aranda
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