1 de abril de 2021

"Prisión perpetua", de Ricardo Piglia

prision perpetua ricardo piglia
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Debolsillo

SINOPSIS: 
Este volumen está formado por dos novelas cortas escritas casi simultáneamente, Prisión Perpetua y Encuentro en Saint-Nazaire. En ellas se adivina la afición de Piglia por encajar géneros muy diferentes en un mismo texto, de modo que el lector pueda hallar destellos del relato policíaco, filológico y fantástico, así como la lógica del discurso ensayístico y la intimidad del diario. El resultado final es una peculiar miscelánea de inspiración borgeana, una manera de narrar que transcurre en un ámbito cerrado -una «novela carcelaria»-, que sirve también como clave de lectura de otras obras, anteriores y posteriores, de Ricardo Piglia.

OPINIÓN:
"Un hombre puede sentir el peso de una derrota política como si se tratara de un dolor personal. Las noticias de los vencedores parecían cartas dirigidas personalmente a mi casa. En esos días, en medio de la desbandada, en una de las habitaciones desmanteladas empecé a escribir un Diario. ¿Qué buscaba? Negar la realidad, rechazar lo que venía. La literatura es una forma privada de la utopía".

Hace poco tiempo leí esta obra del premiado y renombrado escritor y cineasta argentino Ricardo Piglia (1941 Adrogué, Argentina-2017 Buenos Aires, Argentina).
Contiene dos novelas gemelas escritas en 1988 y son como escribió el mismo autor: "telaraña verbal."
Es una obra de buena literatura pero increíblemente babélica ... me recordó Las Palmeras Salvajes de William Faulkner que contiene dos novelas entrelazadas (Palmeras Salvajes y El Viejo), lo cual hace trabucarse un poco al lector, hasta que se de cuenta de lo que está pasando y puede seguir las dos tramas.
En el caso de Prisión Perpetua, no están entrelazadas y la segunda historia se llama Encuentro en Saint-Nazaire.
No sé por qué se me hizo un poco difícil de diferenciar las dos historias, que me parecieron confusas y como parecidas, no se si será por el estilo deshilvanado de los relatos o por el narrador en primera persona, el argentino ...
Una ocurre en Mar de Plata, Argentina y en Asunción, Paraguay, y es el relato de las aventuras de un enigmático personaje llamado Steve Ratliff, enamorado de una loca nieta del filósofo Nietzsche: Lucía Nietzsche.
La segunda novela es protagonizada por otro misterioso personaje de nombre Stephen Stevensen, escritor poliglota de piel oscura, y se escenifica en Saint-Nazaire, Francia ...
Como las novelas están escritas a manera de retazos de anécdotas, era para mí muy difícil diferenciarlas una de otra, y seguir el hilo, algo que nunca me había pasado antes, porque hasta los nombres de los protagonistas se me confundían ... Sólo cuando mencionaban las localidades geográficas caía en la cuenta que se trataba del otro relato.
Creo que este autor argentino quiso crear una obra que fuera más difícil de leer que las de William Faulkner o Conversación en la Catedral de Vargas Llosa ...
Aunque escribe muy bien y los párrafos son muy interesantes, las novelas las leí dos veces y me quedé con la desagradable sensación de que no había comprendido a cabalidad las inconexas historias mellizas, porque el autor se las ingenió para que así sucediera, regodeándose en sus eruditas divagaciones para confundir al lector, tal vez con el objeto de que la crítica lo galardonara ...
Invito a los lectores atrevidos a aventurarse con esta lectura laberíntica, a ver si sacan en claro algo más que yo, que quizá no estaba en el momento anímico adecuado para captar bien esta novela tan famosa, y debido al surmenage, tuve déficit de atención ...

"Stevensen tomaba scotch mientras comía y hablaba solo y enseguida empezó a hacerme confidencias. La tranquilidad de la Maison lo había ayudado mucho en un trabajo importantísimo que estaba a punto de terminar. Desde hacía años escribía un Diario y pensaba usar esos miles de páginas escritas a lo largo de su vida como material para un experimento filosófico. La lógica de la repetición, me dijo, el orden de la profecía. No entendí demasiado pero tampoco sospeché nada. ¿Cómo podía sospechar? La comida era muy agradable, tomé dos botellas de muscadet bien frío y después dos copas de coñac. Todo era muy agradable. Desde los ventanales del restaurante podía ver, en lo alto del Building, la sombra blanca del departamento en el décimo piso donde había vivido Stevensen. Iba a trabajar muy bien en Saint-Nazaire. La gente es muy amable; el paisaje es bellísimo. Los puertos alimentan la ilusión de que es posible cambiar de vida, dijo Stevensen de pronto, pero es muy difícil cambiar de vida. Sonrió. Todos confunden envejecer con cambiar".
Lucila Argüello

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