Género: Narrativa
Traducción: Enrique Bernárdez
Editorial: Nórdica
Traducción: Enrique Bernárdez
Editorial: Nórdica
SINOPSIS:
Mánni Steinn es el protagonista de esta historia ambientada en una
sociedad cerrada y oscura, la islandesa de 1918, acechada por la gripe
española y donde la idea de la homosexualidad provoca rechazo.
Joven rebelde, en desacuerdo con el mundo que le toca vivir; espectador de vidas y personas en la ciudad de Reikiavik, que se abre al mundo mágico e ilusionante del cine llegado de Dinamarca. No hay nada como una sala oscura y silenciosa para escapar de las amenazas de la noche.
Sjón consigue introducirnos en una historia portentosa, que escribió como homenaje a su tío Bosi, muerto de sida en 1993, en la que Islandia se prepara para convertirse en una nación independiente.
OPINIÓN:
Joven rebelde, en desacuerdo con el mundo que le toca vivir; espectador de vidas y personas en la ciudad de Reikiavik, que se abre al mundo mágico e ilusionante del cine llegado de Dinamarca. No hay nada como una sala oscura y silenciosa para escapar de las amenazas de la noche.
Sjón consigue introducirnos en una historia portentosa, que escribió como homenaje a su tío Bosi, muerto de sida en 1993, en la que Islandia se prepara para convertirse en una nación independiente.
OPINIÓN:
Después de lo mucho que me gustaron “El zorro ártico” y “Navegantes del tiempo”, en especial el primero, para mí ver un libro de Sjón implica
“lectura obligatoria”. Y esto me pasó con “El chico que nunca existió”.
En este caso me costaron los primeros capítulos, no me llamaba mucho la atención la temática y aunque el inicio es impactante, tampoco esperaba escenas sexuales tan explícitas. Pero una vez pasada esta primera fase su lectura me enganchó.
El autor nos traslada a Reikiavik, donde vive Máni Steinn, un chico de 16 años cuya única ocupación es deambular por las calles y observar todo lo que sucede a su alrededor, a la espera de algún encuentro, además de asistir a las proyecciones de cine mudo que tanto le apasionan. Pero estamos en 1918, año de grandes sucesos en Islandia, el Katla entra en erupción, una epidemia diezmará la población y el país se independizará. Y no es una época en la que estuvieran bien vistos los chicos como el protagonista…
No es una novela extensa, apenas 150 páginas divididas en capítulos cortos; está narrada en presente, con una prosa bella y concisa, leerla es una delicia. Me ha gustado, pero no tanto como “El zorro ártico”, creo que empecé a leer al autor por la mejor sus obras, pero sigo pensando que es un escritor excepcional, o al menos a mí me encanta, en concreto su particular manera de narrar. Por suerte aún me quedan dos de sus libros traducidos al castellano por leer.
En este caso me costaron los primeros capítulos, no me llamaba mucho la atención la temática y aunque el inicio es impactante, tampoco esperaba escenas sexuales tan explícitas. Pero una vez pasada esta primera fase su lectura me enganchó.
El autor nos traslada a Reikiavik, donde vive Máni Steinn, un chico de 16 años cuya única ocupación es deambular por las calles y observar todo lo que sucede a su alrededor, a la espera de algún encuentro, además de asistir a las proyecciones de cine mudo que tanto le apasionan. Pero estamos en 1918, año de grandes sucesos en Islandia, el Katla entra en erupción, una epidemia diezmará la población y el país se independizará. Y no es una época en la que estuvieran bien vistos los chicos como el protagonista…
No es una novela extensa, apenas 150 páginas divididas en capítulos cortos; está narrada en presente, con una prosa bella y concisa, leerla es una delicia. Me ha gustado, pero no tanto como “El zorro ártico”, creo que empecé a leer al autor por la mejor sus obras, pero sigo pensando que es un escritor excepcional, o al menos a mí me encanta, en concreto su particular manera de narrar. Por suerte aún me quedan dos de sus libros traducidos al castellano por leer.
Esther Rodríguez
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