15 de septiembre de 2016

"Tengo algo que deciros", de Thomas Wolfe

Tengo algo que deciros Thomas Wolfe
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Fernando Santos Fontenla
Editorial: Luis de Caralt

SINOPSIS:
Los dos relatos que integran este volumen revelan totalmente el talento literario de Thomas Wolfe. El primero, que da título a este libro, provocó la prohibición de las obras de Wolfe en la  Alemania hitleriana. En él, el creador nos enseña crudamente el drama de los perseguidos y también inadaptados en una sociedad controlada por la burocracia oficial. En el segundo relato, “La celebración de los Jacks”, aborda nuevamente los aspectos más sórdidos y pobres de la sociedad, enfrentados esta vez a las diversiones, lujo y riqueza de la clase alta. De estilo kafkiano, Wolfe consigue en las dos narraciones trazar el perfil de la realidad de su tiempo.

OPINIÓN:
“Tengo algo que deciros” se compone de dos relatos. El primero es el que da el título a la obra y cuenta la historia de un escritor estadounidense en Alemania durante los inicios del nazismo. La narración describe su marcha del país, el último encuentro con un amigo alemán y su periplo en el tren con sus muy diversos compañeros de compartimento. En pocas páginas, Wolfe, deja constancia de la complejidad, la incertidumbre de la época. Me ha gustado sobre todo el diálogo entre los dos amigos, antes de su marcha. Y es que el amigo dice mucho en pocas palabras, a veces de forma evasiva (a buen entendedor, pocas palabras bastan), dando a entender perfectamente lo que se cocía en su país.
El segundo se titula “La fiesta de Jack” y retrata la ociosidad y banalidad de la clase alta neoyorkina. La acción se fija enteramente en los habitantes de un edificio con “clase”, una construcción aparentemente sólida, equipado con todas las comodidades, inclusive el servicio de portero, dos ascensoristas… Al principio me llegó a dar la impresión de que Wolfe estaba describiendo un búnker, como si los que vivieran allí fueran un mundo aparte, o se protegieran de algo. Además de saber qué especímenes viven allí, el autor describe la fiesta de cumpleaños de Jack, uno de los inquilinos, cuya mujer, Alice, se dedica en alma a preparar el mejor festejo. Como es de esperar, allí se junta la flor y nata social y no puede faltar la sensación del momento (quien quiera saber que lea el libro). Lo peculiar del cuento es que la fiesta no llega a ser lo más destacado del día. Las existencias de los vecinos son tan tristes y frívolas que cualquier incidente puede convertirse en la atracción del día, o del mes.
De este novelista estadounidense había leído anteriormente “El niño perdido” y no me disgusta, si bien, su estilo es particular. Tanto en una lectura como en la otra me ha dejado ese gusto de inacabado, algo flota en el aire. Puede que sea esa la intención de Wolfe, que el lector complete el resto con sus impresiones. Habrá a quien no le guste ese punto, a mi no me desagrada, por lo tanto, no me importaría leerlo de nuevo
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Dolors Martínez

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