Género: Narrativa
Editorial: Malbec
SINOPSIS:
Editorial: Malbec
SINOPSIS:
¿Qué tienen en común un hombre a punto de perder la cabeza a causa de las redes sociales y de las series de televisión, la chica de moda en Internet, un escritor de novela juvenil en horas bajas y todas las princesas Disney?
La respuesta es "Dos punto cero a la izquierda".
La respuesta es "Dos punto cero a la izquierda".
"Dos punto cero a la izquierda" es una historia coral, en clave de humor negro, protagonizada por cuatro personajes cuyas vidas están ligadas a Internet y las nuevas tecnologías: Ángel, stalker que espía perfiles de Facebook propios y ajenos; Miranda Smirnova, bloguera que ejerce como dj y artista multidisciplinar; Adrián Corbalán, escritor en horas bajas adicto a las webs de citas online, y Cenicienta, terrorista virtual que extorsiona a los usuarios de los chats bajo la identidad de las princesas Disney.
OPINIÓN:
Me ha parecido una lectura de lo más interesante y amena que, además, es el debut literario de su autor, lo que lo convierte en una figura que seguiré de cerca.
Algo que considero importantísimo y muy a destacar, tratándose de un debut, es que no adolece de los típicos fallos de la primera novela: no divaga, no rellena con sus conocimientos de ésta o aquélla materia y no se va por las ramas con adornos innecesarios (y normalmente aburridos). Es un texto ágil, rápido y muy divertido, tres características que como lector valoro y agradezco.
Otro punto a favor es el buen hacer con que Riquelme salva los tópicos. Y esto no significa que no los haya (creo que es imposible no mostrar tópicos con cuatro protagonistas de perfil tan estandarizado), pero Riquelme tira de oficio de narrador para combinar las características propias de un personaje general, un molde, con las de la persona detrás de esa máscara, un ser único con rostro, nombre e historia (alguna muy sorprendente). Y esto tiene más mérito aún cuando se hace en primera persona y el personaje se crea mucho más a golpe de reflexión y pensamiento propio que de conversación o descripción externa. En ese aspecto resultan muy interesantes los pasajes en que coinciden dos protagonistas, pues son narrados en capítulos distintos por voz, y bajo el punto de vista, de cada uno de ellos.
Otro logro del autor es conseguir que el lector empatice en mayor o menor medida con los cuatro personajes. Personajes que, de partida, pueden caer mejor o peor, con quienes nos podemos identificar o a quienes podemos detestar (y en mi caso particular, partía de detestar a los cuatro perfiles, que se dice pronto), pero que al final, y tras un pausado (pero nunca lento ni aburrido) proceso en el que van cayendo los moldes y apareciendo las personas, provoca esa sensación de familiaridad que los deja un tiempo (días o incluso meses) en mente y retina tras cerrar el libro. Algo muy parecido me ocurrió con la fantástica ‘Rayos’, de Miqui Otero, pero en aquella ocasión los personajes me resultaron simpáticos desde el principio, mientras que en este caso Manu Riquelme ha logrado que coja cariño a cuatro seres que aborrecía de principio (al menos a tres, admito que Ángel, el ‘stalker’, me era en cierto modo simpático).
Muy recomendable, en mi opinión.
Algo que considero importantísimo y muy a destacar, tratándose de un debut, es que no adolece de los típicos fallos de la primera novela: no divaga, no rellena con sus conocimientos de ésta o aquélla materia y no se va por las ramas con adornos innecesarios (y normalmente aburridos). Es un texto ágil, rápido y muy divertido, tres características que como lector valoro y agradezco.
Otro punto a favor es el buen hacer con que Riquelme salva los tópicos. Y esto no significa que no los haya (creo que es imposible no mostrar tópicos con cuatro protagonistas de perfil tan estandarizado), pero Riquelme tira de oficio de narrador para combinar las características propias de un personaje general, un molde, con las de la persona detrás de esa máscara, un ser único con rostro, nombre e historia (alguna muy sorprendente). Y esto tiene más mérito aún cuando se hace en primera persona y el personaje se crea mucho más a golpe de reflexión y pensamiento propio que de conversación o descripción externa. En ese aspecto resultan muy interesantes los pasajes en que coinciden dos protagonistas, pues son narrados en capítulos distintos por voz, y bajo el punto de vista, de cada uno de ellos.
Otro logro del autor es conseguir que el lector empatice en mayor o menor medida con los cuatro personajes. Personajes que, de partida, pueden caer mejor o peor, con quienes nos podemos identificar o a quienes podemos detestar (y en mi caso particular, partía de detestar a los cuatro perfiles, que se dice pronto), pero que al final, y tras un pausado (pero nunca lento ni aburrido) proceso en el que van cayendo los moldes y apareciendo las personas, provoca esa sensación de familiaridad que los deja un tiempo (días o incluso meses) en mente y retina tras cerrar el libro. Algo muy parecido me ocurrió con la fantástica ‘Rayos’, de Miqui Otero, pero en aquella ocasión los personajes me resultaron simpáticos desde el principio, mientras que en este caso Manu Riquelme ha logrado que coja cariño a cuatro seres que aborrecía de principio (al menos a tres, admito que Ángel, el ‘stalker’, me era en cierto modo simpático).
Muy recomendable, en mi opinión.
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