FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Ioulia Dobrovolskaia & Zahara García González
Editorial: DebateTraducción: Ioulia Dobrovolskaia & Zahara García González
SINOPSIS:
La Segunda Guerra Mundial dejó casi trece millones de niños muertos y, en 1945, solo en Bielorrusia, vivían en los orfanatos unos veintisiete mil huérfanos, resultado de la devastación producida por la guerra en la población de ese país. A finales de los años ochenta la Premio Nobel Svetlana Alexiévich entrevistó a aquellos huérfanos y compuso con sus testimonios un emocionante relato de una de las mayores tragedias de la historia.
Esta obra maestra inédita constituye un retrato personal y profundamente conmovedor del conflicto en el que la propia autora no interviene más allá del prólogo: son sus protagonistas los que hablan conformando con sus palabras una especie de memoria coral de la guerra, original, auténtica y fascinante.
OPINIÓN:
La Segunda Guerra Mundial dejó casi trece millones de niños muertos y, en 1945, solo en Bielorrusia, vivían en los orfanatos unos veintisiete mil huérfanos, resultado de la devastación producida por la guerra en la población de ese país. A finales de los años ochenta la Premio Nobel Svetlana Alexiévich entrevistó a aquellos huérfanos y compuso con sus testimonios un emocionante relato de una de las mayores tragedias de la historia.
Esta obra maestra inédita constituye un retrato personal y profundamente conmovedor del conflicto en el que la propia autora no interviene más allá del prólogo: son sus protagonistas los que hablan conformando con sus palabras una especie de memoria coral de la guerra, original, auténtica y fascinante.
OPINIÓN:
Pensaba que tras leer la magnífica “Voces de Chernóbil” ninguna de sus
obras me podría impactar del mismo modo, pero “Últimos testigos” lo ha
hecho. Con la misma técnica, la autora escribe una obra polifónica en la
que da voz a un centenar de supervivientes rusos de la II Guerra
Mundial, que eran niños en ese momento.
Se exponen los recuerdos del conflicto bélico de aquellos niños, desde los más pequeños hasta los casi adolescentes. Las evacuaciones, los campos de concentración, la crueldad de los alemanes, la pérdida de padres y familiares, el hambre, los miles de huérfanos... y también la solidaridad y generosidad desinteresada; todo ello narrado de manera objetiva, son sus recuerdos. Las circunstancias, impresiones y traumas de estos testimonios, que en lugar de infancia vivieron la guerra y sus penurias, y que fueron espectadores inocentes y constantes de tantas muertes violentas, representan un estremecedor alegato a favor de la paz.
Estos breves monólogos, conmovedores y escalofriantes a partes iguales, y muy humanos, me han parecido excelentes, aunque como me pasó con “Voces de Chernóbil”, he tenido que dosificar su lectura en varios días, sino resulta demasiado dura y en mi opinión así se aprecia mejor el conjunto.
El trabajo de la autora, tanto para hacer las entrevistas como para darles formato escrito, me parece inmenso y difícil, pero excelentemente logrado, y aunque sólo he leído dos de sus libros, creo que el Nobel que recibió lo tiene bien merecido.
Se exponen los recuerdos del conflicto bélico de aquellos niños, desde los más pequeños hasta los casi adolescentes. Las evacuaciones, los campos de concentración, la crueldad de los alemanes, la pérdida de padres y familiares, el hambre, los miles de huérfanos... y también la solidaridad y generosidad desinteresada; todo ello narrado de manera objetiva, son sus recuerdos. Las circunstancias, impresiones y traumas de estos testimonios, que en lugar de infancia vivieron la guerra y sus penurias, y que fueron espectadores inocentes y constantes de tantas muertes violentas, representan un estremecedor alegato a favor de la paz.
Estos breves monólogos, conmovedores y escalofriantes a partes iguales, y muy humanos, me han parecido excelentes, aunque como me pasó con “Voces de Chernóbil”, he tenido que dosificar su lectura en varios días, sino resulta demasiado dura y en mi opinión así se aprecia mejor el conjunto.
El trabajo de la autora, tanto para hacer las entrevistas como para darles formato escrito, me parece inmenso y difícil, pero excelentemente logrado, y aunque sólo he leído dos de sus libros, creo que el Nobel que recibió lo tiene bien merecido.
Esther Rodríguez
Yo he leído este libro y el de "La guerra no tiene rostro de mujer" y los dos fueron sobresalientes. Lo que se cuenta son situaciones duras pero reales de lo que fue la segunda guerra mundial en el frente soviético. "últimos testigos", en concreto, es el testimonio de aquellos niños y niñas que vivieron las consecuencias de la guerra. Es duro ver su inocencia perdida y lo que tuvieron que soportar. Muy recomendable leer a esta mujer.
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