14 de marzo de 2020

"Un andar solitario entre la gente", de Antonio Muñoz Molina

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FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Seix Barral

SINOPSIS:
"Un andar solitario entre la gente" es la historia de un caminante que escribe siempre a lápiz, recortando y pegando cosas, recogiendo papeles por la calle, en la estela de artistas que han practicado el arte del collage, la basura y el reciclaje —como Diane Arbus o Dubuffet—, así como la de los grandes caminantes urbanos de la literatura: de Quincey, Baudelaire, Poe, Joyce, Walter Benjamin, Melville, Lorca, Whitman… A la manera de Poeta en Nueva York, de Lorca, la narración de "Un andar solitario entre la gente" está hecha de celebración y denuncia: la denuncia del ruido extremo del capitalismo, de la conversión de todo en mercancía y basura; y la celebración de la belleza y la variedad del mundo, de la mirada ecológica y estética que recicla la basura en fertilidad y arte.

«Me gusta la literatura que me trastorna y me embriaga como vino o música, que me saca de mí, que me fuerza a leerla en voz alta y a favorecer su contagio, que me explica el mundo y me pone en pie de guerra con el mundo y me refugia de él y me revela con la misma vehemencia todo su horror y toda su belleza.»

Una fascinante novela que reconstruye los pasos de los grandes caminantes urbanos de la literatura y del arte que han querido explicarse la época que les ha tocado vivir.

OPINIÓN:
“Las preocupaciones y las obsesiones se disuelven en la observación incesante. Soy no lo que pienso o recuerdo o imagino sino lo que van viendo mis ojos y lo que escuchan mis oídos, el espía en la misión secreta de percibirlo todo, de coleccionarlo todo …
… Es el futuro adivinado lo que resuena en la memoria, no el pasado inexistente”.
Cacofonía urbana transformada en poesía ... transformada al final en basura política.
Delicatessen literaria. Goce de las palabras y de la literatura. Actualidad y renovación en el estilo ... innovación del relato breve… alarido de denuncia que de pronto se convierte en expresión de odio hacia Estados Unidos … donde el narrador se siente un alien lleno de crítica envidiosa, retratando a la basura y a los homeless.
Al principio, nos sentimos identificados con el cronista que no suelta el móvil en todas sus caminatas, grabando todo lo que oye y lo que lee. Curioseamos con su espionaje callejero y su botín de bazofias propagandísticas, que colecciona. Cuenta todo lo que ve como un madrileño Peter Handke.
El paisaje citadino cambia de Madrid a Londres a París, después a New York, y de época; y desfilan autores famosos, también vagabundos, algunos beodos, personificados con sus manías, sus desencuentros, sus trágicas anécdotas … en diferentes fragmentos, que van interactuando con las observaciones recopiladas por el narrador.
Fragmentos de humanidad unificados con la maestría del artista ... un collage de vida moderna y antigua ... una pintura literaria hecha de colores... palabras ... olores … flashes de vida en retazos de conversaciones ... vagabundos y mendigos, autores caminantes, poetas pordioseros, actores ... el disfrute de la prosa.
De pronto, un giro: los mini relatos cotidianos y literarios, van escalando una colina ecológica y el libro se vuelve verde … ya no solamente denuncia el ruido y el acoso de los comerciales, sino también el de la basura indestructible que cubre nuestro planeta azul, engulléndolo …
Y le entra de repente la comezón política … entonces el verde ecológico parece volverse de envidia verdosa … pareciera que cree que hablando mal de Estados Unidos y de Trump, indudablemente, su libro acerca de la basura, captará simpatías políticas socialistas nórdicas, buena crítica y mejores ventas … y siendo un autor ya premiado, miembro de la Real Academia Española y que escribe muy bien … seguramente con esta crítica social, que yo considero un desperdicio de talento … porque basura y homeless hay en todas partes, va a situarse en la lista de candidatos al Premio Nobel de Literatura.
Homo sum, humani nihil a me alienum puto ...
"Como es hombre de erudiciones singulares, resulta que sabe mucho de Proudhon y de otros socialistas utópicos franceses. Me dice una frase de Proudhon. Yo creo que es la primera persona que me habla de Proudhon en los últimos cuarenta y tantos años. Dice: «El bienestar sin educación embrutece a las personas y las vuelve insolentes»
... las botas de Allan Poe y Thomas De Quincey y las de Charles Baudelaire, las de Charlotte Brontë, los botines mínimos y las zapatillas de casa de Emily Dickinson, los zapatos de Dickens y los de Benito Pérez Galdós, que también anduvo lo suyo por Madrid y por Londres, los zapatos austeros de señora inglesa de Virginia Woolf, los feos zapatos planos de mujer grande de Vivian Maier, los de Diane Arbus, a la que se le torcerían los tacones cuando llevara muchas horas vagabundeando entre los dementes y los fenómenos de Nueva York, los zapatos que imagino elegantes de Frank O’Hara en el Midtown de los años cincuenta, a la hora del almuerzo, ejecutando una tap dance de rapidez y de paseos volubles, los zapatitos de bailarín de Truman Capote, los zapatos serios pero descuidados que llevarían a John Cheever como un sonámbulo sin voluntad hacia las tiendas de licores …
… Familias con una blanda obesidad colectiva de leones marinos engullen alimentos ficticios en el decorado corporativo de un McDonald’s o un Wendy’s o un T. G. Friday o un Popeye o un Subway. Comen carne empapada de antibióticos y hormonas, patatas fritas en grasas saturadas, bebidas endulzadas con jarabe de maíz transgénico”.
Lucila Argüello

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