Género: Narrativa
Editorial: Suma
SINOPSIS:
¿Puede mantenerse una amistad a pesar de las mentiras?
Una despedida de soltera en autocaravana.
Un grupo de amigos...
...y muchos secretos.
Elísabet Benavent, @Betacoqueta, con 1.200.000 de ejemplares vendidos vuelve con una novela original, una propuesta diferente que aborda las contradicciones de un grupo de amigos que se ve obligado a mentir para dejar de sentir.
Un road trip divertido, surrealista, donde todo puede suceder. Una aventura en carretera que habla de la verdad que se esconde detrás de todas las mentiras.
OPINIÓN:
"No sé mucho del amor, nunca me ha funcionado una historia más allá del año y medio. Me canso, me agobio, les canso, les agobio; no encuentro el molde del que salió mi manera de concebir la pareja y puede que Marín tenga razón y sea mucho más rara de lo que creo, pero… sí sé una cosa: quédate con aquel que ame tu independencia y sepa ver lo valiosa que es para ti. Ama a quien no tema a la mujer fuerte que eres".
He terminado la lectura de este best seller, (1,200,000 ejemplares vendidos, 447 páginas) que comencé pensando que sería una novela muy ligera y divertida para aminorar el estrés de la pandemia. Y casi lo fue, porque resultó ser en parte crudamente erótica … por no decir otra cosa.
Lo primero que noté fue el exceso de sexo que contiene, porque es sexo explícito, mucho sexo. Aparte de eso, es una historia escrita en primera persona, a dos voces: “Coco” y “Marín”; muy entretenida, romántica, si se quiere, que trata de los enredos sentimentales de un grupo de “mejores amigos” madrileños, compuesto por tres mujeres y tres hombres, jóvenes profesionales y solteros; uno de ellos, Loren, el más sabio, comprensivo y confidente de todos, es gay, y su pareja estable no pertenece a la peña. Los otros cinco son bastante mentirosos y guardan secretos que tejen un gran embrollo.
El clímax de la maraña de mentiras surge en un viaje de varios días a las playas, en una moderna autocaravana (a la que bautizan "alcohol milenario"), en pleno verano, y que han organizado como despedida de soltera de Blanca, la abogada del grupo, quien va a casarse con un socio del bufete legal donde labora.
Tengo que hacer hincapié en que la novela está muy bien escrita, en forma muy amena y agradable, excepto la erótica de mal gusto. Los personajes están muy redondeados y el relato, aunque me luce inverosímil, es placentero de leer. Me parecieron graciosos los apodos … los diálogos en las redes sociales … el lenguaje coloquial plagado de malas palabras ibéricas, muy realista.
Uno de los participantes del grupo es Gus, un poeta "atormentado" y don juan, y con frecuencia aparecen sus bellos poemas (supuestamente publicados en instagram y whasap) en el curso de la historia, lo que le da un hermoso toque lírico a la novela.
Una de los miembros del grupo, “Coco” (María Martínez), una de las dos voces narrativas, es experta en arte y trabaja en una galería, y a veces se mencionan pintores y estilos en las conversaciones, de lo mas interesantes.
Hay algunos pasajes que son como psicológicos, donde se trata de exponer y comprender los complejos y conflictos de personalidad de algunos de los componentes del clan. Hay celos, intrigas, triángulos, mucho cariño de amigos y también amor.
Tiene un fuerte y claro mensaje feminista, donde las mujeres reivindican sus derechos emocionales y defienden sus personalidades frente a algunos varones posesivos o machistas, indecisos y cobardes para comprometerse.
En conjunto, me gustó la obra, simpática tragicomedia sentimental, con final feliz, porque me entretuvo y disfruté leyéndola, aunque pienso que tiene demasiado sexo, que le quita calidad literaria: hubo un momento que pensé que estaba leyendo la fábula de una granja avícola: la palabra “polla" aparece cincuenta veces.
"Ya se me pasa, lo prometo. Solo necesito un minuto. Respirar. Cerrar los ojos. Darme tregua. No añorar. Dejar de olerte hasta cuando no estás. Prohibirme tu nombre en todas sus versiones. Arrancarme de la cabeza tu risa y de la piel un invierno. No te preocupes, tú anda. Dame un segundo para sentirme desgraciado. Para llorarte, para tenerme pena, para echar de menos lo que antes echaba de más. Solo tengo que masticar la rabia, la vergüenza, el recuerdo, la mentira, lo que quisimos hacernos creer, lo que fuimos, o no. Ya se me pasa, de verdad. Te lo prometo".
Lucila Argüello
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