Género: Narrativa
Traducción: Ana Rita da Costa García
Editorial: Salamandra
SINOPSIS:
Jules Epstein es un exitoso abogado neoyorquino que, después de jubilarse, se ha esfumado sin dejar rastro. Para sus allegados, la desaparición de este hombre de carácter arrollador, acostumbrado a ser siempre el mejor en todo, sólo se explica por los golpes que la vida le ha deparado recientemente. En efecto, consternado por la muerte de sus padres, Epstein ha puesto fin a su matrimonio de treinta y seis años y, tocado por «la enfermedad de la caridad extrema», ha hipotecado su vivienda de la Quinta Avenida, se ha desprendido de sus pertenencias y se ha marchado a Tel Aviv, donde, en la planta quince del hotel Hilton, ha instalado su centro de operaciones.
En el mismo emblemático hotel se hospeda Nicole, una novelista que, en plena crisis personal, ha dejado a su marido y sus dos hijos en Brooklyn con la esperanza de que las vistas de la piscina en la que solía bañarse de pequeña, durante las vacaciones familiares, obren el milagro de acabar con su bloqueo creativo.
Pero cuando un enigmático profesor de literatura jubilado la contrata para rematar una presunta obra de teatro de Kafka, la mujer se ve envuelta en un misterioso asunto que la llevará a embarcarse en un viaje metafísico que la transformará de un modo inimaginable.
OPINIÓN:
"...hasta que una tarde de otoño crucé el umbral de la casa que compartía con mi marido y nuestros dos hijos y tuve la sensación de que ya estaba allí. Tan sencillo como eso: YO YA ESTABA ALLÍ. Moviéndome entre las habitaciones de la planta de arriba, o durmiendo en la cama; lo mismo daba dónde estuviera o qué estuviera haciendo, lo importante era la certeza con que sentí que ya estaba presente en la casa ...
... Pero ese día fue como si alguien hubiese deslizado un imán por debajo de la casa, recolocando cada objeto en su sitio. Una especie de calma se había adueñado de todas las cosas, y solo las nubes pasaban apresuradas, como si el mundo hubiese empezado a girar un poco más deprisa. Estando allí plantada en el umbral de la cocina, eso fue lo primero que pensé: que el tiempo se había acelerado, y que por algún motivo, en el camino de vuelta a casa, yo me había quedado rezagada. Un escalofrío me recorrió la espalda y me quedé paralizada, incapaz de moverme. Se había producido alguna clase de error, neurológico o metafísico, y podía ser algo tan benigno como un déjà vu, pero también podía no serlo. Algo había quedado desalineado, y tenía la impresión de que, si me movía, echaría a perder la posibilidad de que se corrigiera por sí solo. Pasaron varios segundos, y entonces el teléfono de la pared empezó a sonar. Me volví instintivamente hacia él, y eso debió de romper el hechizo, porque cuando volví a mirar por la ventana, las nubes ya no se perseguían a toda velocidad y la SENSACIÓN DE QUE ESTABA AQUÍ Y ALLÍ —ES DECIR, ARRIBA — se había desvanecido. La casa volvía a estar desierta salvo por mí, que seguía en la cocina y había recuperado los límites familiares de mi propio ser".
Quiero confesar que estoy extasiada con el estilo y talento de esta joven y ya reconocida escritora estadounidense, Nicole Krauss (1974), hasta el punto de leer varias de sus obras una tras otra.
Nicole Krauss pertenece a ese grupo de jóvenes y dinámicos judíos neoyorquinos que escriben historias tan humanas y tan sinceramente judías, que sin complejos se atreven a comentar ciertas idiosincrasias, particularidades, costumbres y tradiciones de su raza y etnia, que me resultan fascinantemente reveladoras, pues antes veía el judaísmo y a los hebreos en general, a través de un prisma de misterio y secretismo. Para mí eran muy extraños los judíos y ahora después de leer a esta autora y a otros autores neoyorquinos, los percibo como simplemente humanos.
EN UNA SELVA OSCURA, cuyo título está inspirado en unos versos del infierno de Dante, Nicole Krauss cuenta dos historias: la de un hombre mayor y la de una joven madre y escritora, ambos con sentimientos encontrados de crisis existenciales. Por momentos, parecen estar relacionados, como abuelo y nieta ... en historias paralelas ... Ambas historias enlazadas por el Hotel Hilton de Tel Aviv, un edificio arquitectónicamente brutalista en su estilo ... y lleno de añoranzas y RECUERDOS DEL FUTURO.
El arte y la literatura se abocan para conferir un sofisticado e intelectual viso a las historias ... Frank Kafka aparece casi como un personaje viviendo en un desierto de Israel, con una valija de obras inéditas ...
Hay momentos de suspenso e incertidumbre en la tierra prometida.
EL rey David es desmitificado ... y uno de los protagonistas, que estaba financiando un bosque de 800,000 árboles en memoria de sus padres, es arrebatado esotéricamente en el desierto de Judea, no se aclara si transubstanciado o arrastrado por un aluvión causado por un repentino diluvio, pues "la lluvia, cuando al fin llega al desierto, siempre lo hacía en forma violenta."
Es una novela increíblemente buena y la recomiendo.
"La fuerza empieza a parecerse demasiado a la agresión, la franqueza se convierte en imposición y surge la incomodidad ante el hecho de que los israelíes no tengan modales, no respeten el espacio personal, no respeten nada; ¿y nadie tiene nada que hacer en Tel Aviv aparte de estar de cháchara e ir a la playa? La ciudad es un asco, ¿verdad?, todo lo que no es nuevo está que se cae a trozos, huele a pis de gato por todas partes, tienes un problema de alcantarillado justo debajo de la ventana y pasa una semana sin que acuda nadie a arreglarlo, y en realidad no hay quien aguante a los israelíes, son tozudos e incorregibles, inmunes a la lógica, groseros como ellos solos, y resulta que a la mayoría le importa un bledo todo lo relacionado con la cultura judía, pues sus abuelos y padres se distanciaron de ella todo lo que han podido, y aquellos a los que sí les importa, los colonos, están pasados de vueltas, completamente desquiciados, y la verdad, todo el país es un nido de racistas que odian a los árabes".
Lucila Argüello
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