14 de marzo de 2013

"La hija del sepulturero", de Joyce Carol Oates


FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: José Luis López Muñoz
Editorial: Alfaguara

SINOPSIS:

En 1936, los Schwart, una familia de inmigrantes desesperada por escapar de la Alemania nazi, se instala en una pequeña ciudad de Estados Unidos. El padre, un profesor de instituto, es rebajado al único trabajo al que tiene acceso: sepulturero y vigilante de cementerio. Los prejuicios locales y la debilidad emocional de los Schwart suscitan una terrible tragedia familiar. Rebecca, la hija del sepulturero, comienza entonces su sorprendente peregrinación por la "América profunda", una odisea de riesgo erótico e intrépida imaginación que la obligará a reinventarse a sí misma.
Joyce Carol Oates ha creado una pieza magistral de realismo mítico y doméstico, excepcionalmente emotiva y provocadora: un testimonio íntimo de la resistencia del individuo. En esta novela prodigiosa la violencia actúa como un faro iluminando una cultura y una época.
OPINIONES: 
Fue la lectura de enero de 2019 en el Club de Lectura.

Me ha parecido un gran libro, una historia muy bien narrada, en la que te metes en la piel de Rebecca Schwart, hija de refugiados judíos que huyeron a EEUU antes de la 2ª Guerra Mundial. Su vida es difícil, trágica, va haciendo de ella una mujer fuerte, con una personalidad diferente, que fascina a quien la conoce. Me ha gustado mucho el estilo de Oates, escribe de una forma muy apasionada, intensa, oscura. Me ha gustado mucho también el detalle final de la correspodencia entre Rebecca y su prima Freyda, esas cartas en las que se ve de forma muy marcada la personalidad peculiar de esas dos mujeres, que parece un enfrentamiento y a la vez una búsqueda de ternura.
Patricia Mariño

También me pareció un gran libro. No conocía a la escritora, que me dio la impresión de saber transmitir muy bien los sentimientos, sensaciones y puntos de vista de los personajes, sin ocultar o maquillar el lado oscuro de la naturaleza humana. Esto último es lo que más me llamó la atención, sobre todo por tratarse de una autora e historia norteamericanas. He sufrido a la par de la protagonista -de angustiante biografía- casi toda la novela y esto creo que es lo más destacable y lo que demuestra la calidad de la "pluma" de Oates; voy a seguir leyéndola.

Silvina Romano

Se le podría aplicar a “La hija del sepulturero” esa frase que dice que después de la tempestad viene la calma. Y sí, viví en medio de un torbellino lector en el que por más que busqué abrigo -al igual que hacemos cuando el tiempo inclemente nos acecha- no hubo manera de encontrarlo hasta bien avanzada su lectura.
Y costó, ya lo creo que costó pues Oates conocedora de que nos sentimos subyugados por lo terrible, morboso y hasta sádico de las conductas puso el pie en el acelerador desde el primer momento. Demoledoras son las primeras imágenes en la que vemos a REBECCA, que parecía iba a ser engullida por las máquinas, en medio de un atronador ruido que me recordó al episodio (20, I) de los Batanes. Su vuelta a casa le brinda a la autora la ocasión de convertir el largo paseo en una inquietante persecución que culmina con un misterioso reconocimiento por parte del perseguidor.
Y suma y sigue: y henos aquí transportados a su infancia, a la casita cerca de cementerio, a la convivencia con un padre que parece el jorobado de Notre Dame: encogido, mirada huidiza, voz bronca y envuelto en la siniestra sombra de su condición de sepulturero. Y de aquí para allá nos van informando de su condición de huido, de su traiciones por salvar a su familia, del angustioso nacimiento de la niña, de su dificultades para encontrar trabajo, de su desesperanza, de su condición de despojo que no sólo lo invade a él sino a todos los que le rodean. Resultado: todos desaparecen menos Rebecca.
Al fin REBECCA sola... me dije... A ver si veo un poco la luz. Y lo parecía. La vemos en la coqueta casa de su tutora, en los actos religiosos en los que lucha por integrarse, en el instituto, protegida hasta que al fin estalla. ¡Soy libre¡ exclama, al encontrar el trabajo de camarera en el hotel Washington, y sí es libre pero el horror acecha en forma de cliente obsceno. Y llega Tignor cuyas características nos alarman (mi inquietud va creciendo): su oscura profesión, sus maneras de macho alfa, sus tretas amorosas, su violencia... y la enamora. De nuevo estoy sumida en el desaliento, mis esperanzas naufragan pero Oates no se rinde. Todavía hay más: un aborto y la paliza a Rebecca y al hijo de ambos. Resultado: se escapan.
Y al fin parece que voy a respirar... Todavía bajo el síndrome de la persecución recorro con ella ciudades y trabajos... y se produce el feliz encuentro con GALLAGHER y suena la música y atravieso una y otra página al son de diversas melodías y el niño crece y ya es pianista y la vida cambia y hay casa, marido, bienestar y hasta una última mirada al pasado y PUNTO FINAL.
Excesiva... sería el común denominador que aplicaría tanto a lo relatado como a lo sentido... He pasado de febriles emociones al lado de Rebecca a serenas vivencias que me han conducido finalmente a la calma...
Ana Ballester

“Una persona que vive de verdad, sufriendo decepciones y momentos difíciles, y aun así no se rinde nunca, vale mucho más que una persona que lo tiene todo”, escribía Vincent Van Gogh a su hermano Theo en 1878. Y es la cita perfecta para honrar la memoria de Rebecca Schwart, "La Hija del Sepulturero", una heroína trágica, la superviviente de una vida marcada por dos holocaustos, el de la gran guerra y el de ser mujer en un sistema machista y patriarcal.
Holocausto que inicia con un padre maltratador, frustrado y vencido por una sociedad que siempre encuentra como cobrar víctimas entre los más vulnerables, una madre que no pudo sobreponerse a la frustración del marido y jamás consiguió ser la madre que una niña y sus hermanos requerían para integrarse a su nueva patria; una sociedad plagada de miradas lascivas, empleos que sólo mecanizan al ser humano y le quitan su esencia humana, un asesino serial, la huida del hogar de sus dos hermanos sin tomarla en cuenta, la muerte violenta de la que se salvó a pesar de ser testigo, una relación donde el amor fue confundido con el sexo más violento que apasionado, cambio de personalidad, un prodigio musical, revelaciones inesperadas y redenciones finales con quien alguna vez debió reunirse para reivindicar el camino de la familia Schwart.
Rebecca, una niña que por azares del destino nace en un barco donde su familia viaja en condiciones paupérrimas escapando del terror nazi, justo en el momento en que todos los refugiados salen en desbandada para encontrar un nuevo destino en América. Torciendo así el destino de su padre, un profesor de matemáticas, quien dadas las circunstancias sólo consigue un empleo "provisional" como sepulturero en un cementerio donde los dejarán vivir en una casa de piedra como benéfico adicional.
Jacob Schwart el padre de esta familia resiente de forma dramática el giro que le da la vida a su existencia y se convierte en padre y esposo violento, desesperanzado y sombrío. Por ser alemanes, aunque no parecen practicar ninguna religión la gente de los alrededores los llamaban judíos, teutones, nazis y otros apelativos de una manera tan despectiva, que llega a ser insultante y sorpresivo para los hermanos de Rebecca y su madre, a quienes Jacob prohíbe hablar en su propio idioma. La frustración de Schwart se transformó en violencia física hacia su familia y una total dominación de la voluntad de su esposa e hijos a quienes confina a vivir como ermitaños en esa fría y desoladora casa de piedra donde más muertos resultan ellos que los cadáveres que yacen en el panteón.
Al principio todo apunta a ser una novela donde se hablará del tema de la violencia de género, del peligro en el que se vive por ser mujer, sobre todo en zonas industriales y de pronto cuando la adrenalina está corriendo por el cuerpo del lector te encuentras a una Rebecca que espera el retorno de su marido ausente y como si fuera una bola de estambre se va desenredando la historia truculenta de una joven de origen europeo con el físico de una gitana que al emanciparse termina en los brazos de un hombre que le dobla la edad, alcohólico, agresivo de quien huye cuando se torna peligroso no sólo con ella sino con el hijo de ambos, y al huir se transforma en Hazel Jones. Así continúa su vida con su hijo, a quien también le cambia el nombre y con quien va improvisando en el camino mientras huye cada vez más lejos y como una oruga se transforma en una bella mariposa que entre tropiezos y la amenaza de ser atrapada de nuevo en un destino fatal acepta ser amada y protegida por el bien de los dos y para que su hijo tenga un futuro mucho mejor. 
Joyce Carol Oates confiesa que basó la historia en ciertos datos familiares, particularmente habla de su abuela aunque admite que no es precisamente biográfico pues su abuela no vivió el terror que le heredó a su personaje ni fue una mujer a la que pudiese uno considerar como víctima. 
Leerla es una experiencia impresionante de la que no sale uno de un susto para hacer un coraje y el miedo vuelva a hacerte presa otra vez. Una obra que podría uno situar en estos tiempos porque todo por lo que pasa Rebecca es por lo que pasan miles de mujeres desafortunadamente, al menos en el continente americano. 
Me parece una historia bastante densa pero muy bien lograda. De lectura rápida no sé si porque uno quiere correr y encontrar a Rebecca sana y salva en el siguiente capítulo o porque uno teme que algo peor le haya sucedido. Te mantiene siempre con la expectativa de qué sucedió antes o qué sucederá después y aunque te sorprenderá el salto en el tiempo y lo vertiginoso de algunos hechos violentos jamás lograrás abandonar la lectura porque no resistirás la curiosidad de saber cómo termina y aunque a muchos no les satisface el final, para mi fue coherente y me permitió recobrar el ánimo. Prepárense, por cierto para deleitar sus sentidos con todas las menciones musicales y de artistas plásticos americanos como Hopes, Cornell y otros.
Gaby M. Flores

Permítanme manifestar mi experiencia con esta novela (sólo soy una lectora aficionada) y dar mi opinión de manera sencilla y lo más clara posible.
Me ha gustado mucho el personaje de Rebecca, pero no me ha gustado tanto la novela. Rebecca me ha atraído como un imán, todos los días quería saber un poquito más de ella y me he sentido su amiga íntima de esas que a veces te adivinan el pensamiento. Si no fuese porque me atrapó tanto este personaje, quizá no hubiese terminado las 682 páginas que tiene la edición de mi libro.
La he admirado desde el principio hasta el final, un personaje muy entrañable. "Rebecca Schwart", inolvidable y para siempre. En cuanto a la historia narrada por Oates, me ha resultado buena pero demasiado larga para mi gusto y por partes lenta. Por momentos perdía el deseo de saber qué ocurriría en la trama porque me cansaba, sentía que le sobraban páginas y solo continuaba la lectura para saber cómo se sentía o qué pensaba Rebecca en ese capítulo. 
No me ha parecido una novela profunda de las que te dejan reflexionando por mucho tiempo, pero destaco su prolijidad y estilo bien definido y detallista y ha utilizado un periodo histórico que a mí siempre me interesa. He aprendido con los aportes que han hecho los demás lectores del grupo, porque han exprimido al máximo lo mejor de la novela. Los llamados de atención a la memoria, a través de las vivencias de los Schwart, similares a las vivencias de muchos inmigrantes reales, es lo que también hace que esta lectura, para mí, haya valido la pena.
Me ha encantado conocer a esta escritora, pero creo que pasará mucho tiempo para volver a embarcarme en otra de sus obras literarias.
Estas palabras creo que son apropiadas para mí experiencia:
"Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario".
JORGE LUIS BORGES.
Yesica Pinto

He terminado La Hija del Sepulturero de Joyce Carol Oates, lectura conjunta para el mes de enero del 2019 en el Club de Lectura Literatura +1.
Me da vergüenza confesar que no conocía a esta escritora estadounidense tan excelente, y como es mi costumbre, no investigué nada sobre la obra para no ser influenciada.
Ahora que he concluido la lectura (648 páginas en dos semanas más o menos), es que he averiguado que ella es una gran escritora, muy famosa, y que ha sido una de las más prolíferas ...
Es catedrática universitaria y ganadora de muchos premios, además de candidata al premio Nobel de Literatura.
Y como si todo éso fuera poco, leí que fue denigrada por Truman Capote, lo cual es una condecoración muy valiosa.
Sus obras son best sellers porque tienen la capacidad de atrapar al lector desde el principio y no dejarlo ir ...
Esta cualidad atrapante, unida a la alta calidad narrativa, matizada con ciertos toques intelectuales y aguijoneada por el realista y a la vez fantástico argumento, hizo que no pudiera parar de leer hasta terminarla.
Me ha encantado la novela. Toda ella: la historia, la forma en que está estructurada, el estilo, y hasta el epílogo epistolar.
Me impactó saber, a mediados de la lectura y por investigaciones de una aplicada compañera del Club de Lectura Literatura +1, que parte de la historia era biográfica: vivencias de la abuela materna de Joyce Carol Oates ... a quien dedicó la novela: Blanche Morgenstern y quien fue la verdadera "la hija del sepulturero". Acá no se sabe si la realidad supera la ficción o si la ficción supera la realidad.
A mi primera pregunta de Goethe, de que "qué ha querido comunicar la autora", creo que ha querido presentar un testimonio más de las trágicas consecuencias de las atrocidades del Holocausto, junto con una crítica a las políticas estadounidenses al principio y durante el mismo. También ha plasmado una pintura íntima de la vida en los pueblos del norte del estado de Nueva York en la época de los 30, 40, 50 y 60 del siglo pasado.
A la segunda pregunta, de que "como lo hizo", la respuesta contundente es: genialmente, con recursos variados de la literatura moderna.
...Y es que la obra tiene de todo: historia universal, filosofía, alegoría, tragedias familiares muy truculentas, luchas psicológicas, pasión y erotismo, caídas, vueltas a levantar, asesinos en serie ... y siempre presente el fantasma del thriller ... amenazando ... de que algo terrible va a pasar ... lo que hace que no decaiga el interés … y para que no se nos olvide nada, repite una y otra vez los detalles notables a través de toda la novela, en forma de recuerdos, reminiscencias, hasta que se convierten en un motto … y que forma parte de su estilo.
Tiene de cuento de terror … y de cuento de hadas, como el de La Cenicienta, con matices de novelita rosa ... por eso tal vez la tildan de "folletinesca" ... y de "novelón" … a veces parece que es demasiado larga y que le sobran páginas o capítulos y definitivamente la historia es muy exagerada e intensa.
El retrato psicológico de los caracteres de los personajes es muy interesante ... dibuja personalidades muy acusadas en las que uno recuerda a personas que ha conocido y ve reflejadas situaciones que ha visto en la vida real ... tal vez por eso la novela y la escritora se convierten en algo tan entrañable ...
La respuesta a la tercera pregunta de Goethe de que "si valió la pena el esfuerzo", también respondo entusiastamente que sí, porque de manera efectiva me entretuvo y la disfruté; me hizo reflexionar, me conmovió mucho, me hizo investigar ... Sí, el esfuerzo valió la pena con creces.
Lucila Argüello

1 comentario:

  1. Gran libro.No conocía a la autora, oí hablar del libro en un programa de radio de la Ser. Es un tipo de novela que resalta la idiosincrasia del pueblo americano en una época muy cruel. Llega a ser muy angustiante a la par que fascinante.
    Es muy recomendable. Salud

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