Género: Humor
Traducción: Carlos A. Cabañó Muñoz
Editorial: Quaterni
SINOPSIS:
«No voy a preguntarle por las razones de su estrés. No voy a estrujarme
los sesos para encontrarle una solución. Últimamente hay muchos
programas en televisión donde un psicólogo escucha los problemas de los
pacientes y les da ánimos, ¿verdad? Pues esas cosas no sirven para
nada».
Con esa filosofía, Ichiro Irabu, el psiquiatra más excéntrico del Hospital General Irabu, hará frente a una serie de pacientes con diversos problemas psicológicos, que nos hará preguntarnos quién de todos es el más cuerdo: si ellos o él mismo.
Una comedia mordaz sobre lo absurda que puede llegar a ser la sociedad actual.
Más de 1 millón de ejemplares vendidos en Japón.
Una sarcástica burla del disparatado mundo en que vivimos y una despiadada crítica a la sociedad actual, ridiculizada hasta límites delirantes.
Con esa filosofía, Ichiro Irabu, el psiquiatra más excéntrico del Hospital General Irabu, hará frente a una serie de pacientes con diversos problemas psicológicos, que nos hará preguntarnos quién de todos es el más cuerdo: si ellos o él mismo.
Una comedia mordaz sobre lo absurda que puede llegar a ser la sociedad actual.
Más de 1 millón de ejemplares vendidos en Japón.
Una sarcástica burla del disparatado mundo en que vivimos y una despiadada crítica a la sociedad actual, ridiculizada hasta límites delirantes.
OPINIÓN:
El libro se divide en cinco
capítulos, en cada uno de ellos se narra uno de los casos que acuden a la
consulta de psiquiatría del doctor Irabu: un hombre con malestar general sin
motivo físico que lo provoque, otro que sufre de erección permanente, una modelo
que no puede dormir porque alguien la sigue, un adolescente adicto al teléfono móvil y un periodista obsesionado por si habrá
apagado bien las colillas de los cigarros. El personaje del doctor Irabu no es
nada convencional, ni como persona ni como médico, y sus métodos son muy poco
ortodoxos, tanto que más de uno saldría corriendo de su consulta. Pero a medida
que vas leyendo, lo que parece un despropósito va adquiriendo su lógica. Me ha
gustado mucho, no me he reído a carcajadas, pero sí que me ha parecido un libro
divertido y muy entretenido. De hecho me ha costado racionar su lectura y no
leerlo todo de una sentada. Lo recomiendo.
Esther Rodríguez
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