19 de mayo de 2015

"Esperando a Darian", de Julia Navas Moreno

Esperando a Drian Julia Navas Moreno
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Hades

SINOPSIS: 
Ana repasa su vida en un momento agridulce. Su plácida niñez; su adolescencia trepidante en el Madrid de la Movida. Años de música, diversión y coqueteo con las drogas; de amistad inquebrantable junto a Luis, un espacio físico y humano que la acoge y la protege de su soledad; su autoengaño en la relación con David en una relación adictiva y peligrosa que acaba tras un acontecimiento inesperado. El encuentro con Darian le llenará de ilusión y compensará el escozor de las heridas abiertas aunque él haya llegado de su país, la antigua Yugoslavia, lacerado por el dolor de la guerra, el desarraigo y una historia dolorosa que trata de ocultar. La espera del otro ha merecido la pena, pero la felicidad es un estado intenso e inestable que dura lo mismo que un suspiro… 

“Esperando a Darian” es una historia trepidante de amistad, amores y lealtades en dos escenarios distintos y coetáneos. Una España que despierta del oscuro letargo de la dictadura, que emerge eufórica y esperanzada, frente a un país, la Yugoslavia de Tito, que se desmorona y disgrega en pueblos que sufren odios ancestrales. Una trama de acontecimientos históricos y tragedias personales que arrastran a los variados personajes que aparecen alrededor de Ana y Darian. Algunos, entrañables; otros… terribles. A través de ellos hay una reflexión sobre la condición humana; el entorno y los personajes políticos que mueven los hilos de nuestras vidas. Y el destino… Siempre el destino: esa trascendente disculpa a la que acudimos para aludir a las consecuencias del camino elegido.

OPINIÓN:
Grata sorpresa esta novela a la que parecen querer encuadrar en ‘romántica’ y que me animé a leer (el romántico no es mi genero) porque de su sinopsis deduje que podría encontrar muchas cosas que me gustarían. Y no me equivocaba: aunque hay una historia de amor con bastante peso, la obra ofrece mucho más de lo que de la etiqueta cabe esperar.
La novela se estructura en tres partes con muchísimo potencial por separado y una de las cosas que más me han gustado ha sido el contraste entre las dos primeras, donde se nos presenta por separado a sus protagonistas, quienes se conocerán en la tercera.
Ha sido muy grato disfrutar la instantánea que de un lugar y una época suponen cada una de ellas. A pesar de ser muy distintas en cuanto al fondo, la autora ha conseguida que fuera devorando los párrafos primero por el colorido y acelerado Madrid de los ochenta, donde en plena ‘Movida’ no todo eran conciertos y peinados cardados; también vivimos los errores de la protagonista, tensas relaciones familiares, líneas que no deben cruzarse… Y después por una lenta y gris Yugoslavia a punto de desmembrarse ante la pasividad del resto de Europa donde, del mismo modo, no todo es la presión prebélica a la que se ve sometido su protagonista, sino que conoceremos lazos familiares casi irrompibles y, junto a la mayoría que parece desear jugar a ser soldados, a una minoría pacifista que intenta, cual David frente a Goliat, aportar pequeños granos de arena para evitar el desastre. Estas dos primeras partes, narradas en primera persona y que bien podrían pertenecer a dos novelas distintas, confluyen maravillosamente en la tercera (que sería la que podemos considerar romántica, aunque insisto en que va mucho más allá), la cual está narrada en tercera persona, lo que me parece todo un acierto para poder tomar cierta distancia que nos permita presenciar el desenlace de una historia cuyos protagonistas conocemos perfectamente a esas alturas.
La recomiendo sin duda
.

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