Género: Teatro
Traducción: Luis Astrana Marín
Editorial: Alianza
SINOPSIS:
Última obra teatral escrita en solitario por William Shakespeare
(1564-1616), "La tempestad" pertenece a la serie de piezas de este autor
que funden el ámbito de lo real con lo mágico y lo maravilloso. La trama
gira en torno a Próspero –duque y mago, quien, traicionado y depuesto,
tiene que exiliarse, con su hija Miranda, en una isla desierta en la que
pasará doce años– y su relación con el genio Ariel y el bestial
Calibán, personajes todos que se cuentan entre las grandes creaciones
del dramaturgo. El examen de la relación entre realidad y ficción
–«estamos tejidos de idéntica tela que los sueños»–, así como entre el
hombre y mago y las criaturas a las que libera, pero también somete,
otorgan a «La tempestad» un lugar entre las obras más universales del
autor inglés.
OPINIÓN:
"La tempestad" es una obra de teatro corta, estructurada en cinco actos y
que se desarrolla en dos escenarios distintos, en un barco y en una
isla, supuestamente ubicada entre Italia y Túnez.
Esta es una historia agridulce, en la que intervienen el anhelo por el poder, la ambición, pero también el amor y el perdón. Asimismo, en ella Shakespeare aúna magia y realismo con sencillez.
Próspero es el señor del ducado de Milán, hasta que su hermano se lo arrebata en confabulación con otros vasallos. No contentos con eso, Próspero, además, será “desterrado”, junto a su hija Miranda, en una isla habitada por Calibán, un ser extraño. Allí Próspero desarrollará los métodos para castigar a los traidores y recuperar su estatus.
Ha sido una lectura interesante, porque, a excepción de “Romeo y Julieta”, poco más conocía de los escritos de Shakespeare. Me imaginaba como debía ser escribirlo en su época, mientras leía. E igualmente, ratifico, me gusta leer teatro, es ágil y divertido.
Esta es una historia agridulce, en la que intervienen el anhelo por el poder, la ambición, pero también el amor y el perdón. Asimismo, en ella Shakespeare aúna magia y realismo con sencillez.
Próspero es el señor del ducado de Milán, hasta que su hermano se lo arrebata en confabulación con otros vasallos. No contentos con eso, Próspero, además, será “desterrado”, junto a su hija Miranda, en una isla habitada por Calibán, un ser extraño. Allí Próspero desarrollará los métodos para castigar a los traidores y recuperar su estatus.
Ha sido una lectura interesante, porque, a excepción de “Romeo y Julieta”, poco más conocía de los escritos de Shakespeare. Me imaginaba como debía ser escribirlo en su época, mientras leía. E igualmente, ratifico, me gusta leer teatro, es ágil y divertido.
Dolors Martínez
Reseñar
a Shakespeare es una osadía y una temeridad, máxime cuando no se es
especialista en el tema y se ha leído tan poco de él como yo (sólo El
mercader de Venecia, también en edición bilingüe de Castalia, que por
cierto recomiendo encarecidamente).
Y aunque haya visto casi todas las películas basadas en sus obras (algunas estupendas, otras inefables) he llegado a una etapa en la que me apetece mucho más leerlas.
Así, con veneración pero también con curiosidad, me adentro en La Tempestad, catalogada como la más singular de sus piezas teatrales, para, una vez gozada, declararme de nuevo fan irredenta de los versos del bardo inglés.
La Tempestad se desarrolla en una isla desierta habitada por náufragos de personalidad singular, espíritus y monstruos enredadores, donde la magia, lo onírico y la belleza virginal son los ingredientes de una aterradora venganza.
Varias cosas me han llamado la atención: una, la crueldad inusitada del plan de Próspero; la segunda, el humor insolente e incluso procaz de los personajes cómicos que contrarrestan la tensión dramática. Son diálogos repletos de doble sentido difícil de pillar si no se lee una edición anotada. Sin duda permitían al autor conectar fácilmente con el público y deslizar también críticas que de otra manera no hubieran pasado la censura. Y, por último, la metáfora sobre la población del Nuevo Mundo que da sentido a la obra y le confiere un aspecto de absoluta Modernidad.
Me gustaría con esta reseña animaros a leer teatro. Sé que es infinitamente mejor verlo representado (ese es su objetivo), pero leerlo te permite saborear un texto que ofrece genialidades como ésta, que seguro que os suena:
Y aunque haya visto casi todas las películas basadas en sus obras (algunas estupendas, otras inefables) he llegado a una etapa en la que me apetece mucho más leerlas.
Así, con veneración pero también con curiosidad, me adentro en La Tempestad, catalogada como la más singular de sus piezas teatrales, para, una vez gozada, declararme de nuevo fan irredenta de los versos del bardo inglés.
La Tempestad se desarrolla en una isla desierta habitada por náufragos de personalidad singular, espíritus y monstruos enredadores, donde la magia, lo onírico y la belleza virginal son los ingredientes de una aterradora venganza.
Varias cosas me han llamado la atención: una, la crueldad inusitada del plan de Próspero; la segunda, el humor insolente e incluso procaz de los personajes cómicos que contrarrestan la tensión dramática. Son diálogos repletos de doble sentido difícil de pillar si no se lee una edición anotada. Sin duda permitían al autor conectar fácilmente con el público y deslizar también críticas que de otra manera no hubieran pasado la censura. Y, por último, la metáfora sobre la población del Nuevo Mundo que da sentido a la obra y le confiere un aspecto de absoluta Modernidad.
Me gustaría con esta reseña animaros a leer teatro. Sé que es infinitamente mejor verlo representado (ese es su objetivo), pero leerlo te permite saborear un texto que ofrece genialidades como ésta, que seguro que os suena:
“Estamos hechos de la misma materia de los sueños, y nuestra pequeña vida cierra su círculo con un sueño”
Otra curiosidad:
“¡Oh mundo nuevo y espléndido, qué bellas son tus gentes!” En inglés es “O brave new world…” Quizás les suene a aquellos que han leído la archiconocida “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, pues es su título original (reclamaciones, al traductor).
Y ahora permitidme una “frikada”. Trínculo halla a la criatura monstruosa de la isla, Calibán, y así dice:
“¿Es esto hombre o pescado?
¿Estará vivo o muerto? ¡Pescado es!
O por lo menos a pescado huele. Olor
Muy proverbial es éste del pescado,
Olor como el de un merluzo no muy fresco…”
Si esto no es Gollum, yo no soy Loro.
Pondría la mano en el fuego a que Tolkien se inspiró en la naturaleza servil y resbalosa de Calibán para dibujar a Gollum.
Piérdanle el miedo a leer teatro y déjense arrastrar por ese gran conocedor de la condición humana que es Shakespeare. No sólo deleitarán su oído, sino que se sorprenderán a sí mismos identificándose con personajes y pensamientos. ¡Es tan universal y a la vez tan contemporáneo!
NOTA BENE: Recomiendo leer a Shakespeare en ediciones bilingües, se disfruta mucho más. Yo he leído la edición de Cátedra, con traducción del Instituto Shakesperiano. Casi tanto o más que la propia obra me han gustado la jugosa introducción y los interesantes apéndices.
Otra curiosidad:
“¡Oh mundo nuevo y espléndido, qué bellas son tus gentes!” En inglés es “O brave new world…” Quizás les suene a aquellos que han leído la archiconocida “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, pues es su título original (reclamaciones, al traductor).
Y ahora permitidme una “frikada”. Trínculo halla a la criatura monstruosa de la isla, Calibán, y así dice:
“¿Es esto hombre o pescado?
¿Estará vivo o muerto? ¡Pescado es!
O por lo menos a pescado huele. Olor
Muy proverbial es éste del pescado,
Olor como el de un merluzo no muy fresco…”
Si esto no es Gollum, yo no soy Loro.
Pondría la mano en el fuego a que Tolkien se inspiró en la naturaleza servil y resbalosa de Calibán para dibujar a Gollum.
Piérdanle el miedo a leer teatro y déjense arrastrar por ese gran conocedor de la condición humana que es Shakespeare. No sólo deleitarán su oído, sino que se sorprenderán a sí mismos identificándose con personajes y pensamientos. ¡Es tan universal y a la vez tan contemporáneo!
NOTA BENE: Recomiendo leer a Shakespeare en ediciones bilingües, se disfruta mucho más. Yo he leído la edición de Cátedra, con traducción del Instituto Shakesperiano. Casi tanto o más que la propia obra me han gustado la jugosa introducción y los interesantes apéndices.
Me encanta Shakespeare aunque tu libro de hoy no lo he leído aún.
ResponderEliminarSimple copia de. La la odisea fragmentos
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