Género: Narrativa, Relatos
Traducción: Esperanza Pérez Moreno
Traducción: Esperanza Pérez Moreno
Editorial: Lumen
SINOPSIS:
Los relatos de este volumen son conmovedores y sorprendentes, y en ellos
suceden muchas cosas: traiciones y reconciliaciones, amores consumados
y lamentados. Pero los hechos que realmente subyacen en Las lunas de Júpiter
son las transformaciones que sufren sus personajes con el paso del
tiempo hasta observar su pasado con la ira, el resentimiento y la
compasión infinita que nadie sabe comunicarnos como Alice Munro. Una colección de relatos de la autora que actualmente está considerada la maestra mundial en el género.
OPINIÓN:
“Las lunas de Júpiter” es el primer libro que he leído de Alice Munro y
me ha gustado mucho. Soy lectora de novela contemporánea, pero también
me gustan los relatos si son buenos y la verdad es que Munro es una
maestra del género, tal y como consideró el jurado que la otorgó el
Nobel de Literatura en 2013.
Con una prosa precisa y una excelente técnica narrativa, la autora consigue atraparnos con historias en las que aparentemente no sucede nada extraordinario, protagonizadas en su mayoría por mujeres, cotidianas a veces, complejas otras, que en su mayoría provienen del mundo rural.
Alice Munro nos permite adentrarnos en el alma de estas mujeres fuertes, sufridoras… e intuir sus sentimientos, sus esperanzas, sus decepciones, sus frustraciones… en unos relatos llenos de matices, con magníficas descripciones de las ciudades o del entorno rural del sur de Canadá.
Un libro para leer despacio, en el que ninguno de los once relatos que lo componen te deja indiferente.
Con una prosa precisa y una excelente técnica narrativa, la autora consigue atraparnos con historias en las que aparentemente no sucede nada extraordinario, protagonizadas en su mayoría por mujeres, cotidianas a veces, complejas otras, que en su mayoría provienen del mundo rural.
Alice Munro nos permite adentrarnos en el alma de estas mujeres fuertes, sufridoras… e intuir sus sentimientos, sus esperanzas, sus decepciones, sus frustraciones… en unos relatos llenos de matices, con magníficas descripciones de las ciudades o del entorno rural del sur de Canadá.
Un libro para leer despacio, en el que ninguno de los once relatos que lo componen te deja indiferente.
Yolanda Castilla Galdos
Munro era una autora que tenía apuntada entre las que “hay que leer”
mucho antes de que le concedieran el Nobel. Cuando obtuvo el premio, la
mayoría de las personas con las que comparto lecturas virtuales optaron
por “La vida de las Mujeres”, obteniendo opiniones variopintas y una
acogida tibia. Eso y la concesión del galardón (huyo de los autores con
medallas) hizo que se me enfriara el deseo de leerla.
Una vez pasada la fiebre, volví a su encuentro con esta colección de relatos que no había sonado por ningún lado, afortunadamente. Y fue un flechazo.
Las Lunas de Júpiter es una vuelta de tuerca más al universo Munro cuyo sol es la Mujer: mujeres comunes, anodinas amas de casa rurales, profesoras sin estrella, jubiladas aburridas, hijas que devienen únicas ante la enfermedad del padre…Todas con un denominador común: intentar reconstruir sus vidas, solas.
Los caminos serán dispares, sin planificar, removiendo pasados para conjurar futuros inciertos; intrépidos unos, apocados otros, desde el recóndito y opresivo campo con rumbo a los distantes Eldorados canadienses, Toronto y Vancouver, a los que se aspira pero no se llega.
Estos relatos, al igual que el resto de la exquisita obra de Munro, constituyen una auténtica lección de introspección femenina, un elogio de lo pequeño que, gracias a la maestría con las palabras de la autora, se hace enorme y adquiere dimensiones planetarias, porque el lector no puede más que sentirse plenamente identificado con estos anhelos aunque jamás haya visto un alce de Québec o no sea mujer.
Sería un craso error etiquetar a Munro de literatura femenina o feminista por escribir desde el alma de la mujer. Al contrario: su conocimiento del espíritu humano, la sensibilidad con la que caracteriza a sus personajes, la precisión y delicadeza de sus descripciones hacen que su estilo y temas sean universales.
No me canso de repetirlo: ¡Qué difícil es escribir con aparente y fluida sencillez! Y Munro es doctora en el tema, siguiendo la estela de la otra grande del relato americano Carson McCullers (que también aconsejo vivamente) de la que se confiesa eterna deudora.
La recomiendo con todo mi corazón para los lectores con buen paladar, que huyen de éxitos fáciles y novelas pretenciosas; para los amantes de prosas elegantes y nada fatuas; para los que aún no se han iniciado en ese delicioso género que es el relato, es la autora idónea; para aquellos que quieren cambiar sus destinos, para los que les oprime el entorno, para gritar en el silencio de la lectura.
Una vez pasada la fiebre, volví a su encuentro con esta colección de relatos que no había sonado por ningún lado, afortunadamente. Y fue un flechazo.
Las Lunas de Júpiter es una vuelta de tuerca más al universo Munro cuyo sol es la Mujer: mujeres comunes, anodinas amas de casa rurales, profesoras sin estrella, jubiladas aburridas, hijas que devienen únicas ante la enfermedad del padre…Todas con un denominador común: intentar reconstruir sus vidas, solas.
Los caminos serán dispares, sin planificar, removiendo pasados para conjurar futuros inciertos; intrépidos unos, apocados otros, desde el recóndito y opresivo campo con rumbo a los distantes Eldorados canadienses, Toronto y Vancouver, a los que se aspira pero no se llega.
Estos relatos, al igual que el resto de la exquisita obra de Munro, constituyen una auténtica lección de introspección femenina, un elogio de lo pequeño que, gracias a la maestría con las palabras de la autora, se hace enorme y adquiere dimensiones planetarias, porque el lector no puede más que sentirse plenamente identificado con estos anhelos aunque jamás haya visto un alce de Québec o no sea mujer.
Sería un craso error etiquetar a Munro de literatura femenina o feminista por escribir desde el alma de la mujer. Al contrario: su conocimiento del espíritu humano, la sensibilidad con la que caracteriza a sus personajes, la precisión y delicadeza de sus descripciones hacen que su estilo y temas sean universales.
No me canso de repetirlo: ¡Qué difícil es escribir con aparente y fluida sencillez! Y Munro es doctora en el tema, siguiendo la estela de la otra grande del relato americano Carson McCullers (que también aconsejo vivamente) de la que se confiesa eterna deudora.
La recomiendo con todo mi corazón para los lectores con buen paladar, que huyen de éxitos fáciles y novelas pretenciosas; para los amantes de prosas elegantes y nada fatuas; para los que aún no se han iniciado en ese delicioso género que es el relato, es la autora idónea; para aquellos que quieren cambiar sus destinos, para los que les oprime el entorno, para gritar en el silencio de la lectura.
Cuidado con los automatismos. Si era el primer libro de Munro que leías, ¿De dónde sale lo de que es una nueva vuelta de tuerca de su universo? QUIZÁ lo sea, pero, con un sólo libro, no puedes asegurarlo. Además de que, por supuesto, no tiene sentido lo de que las mujeres sean el sol de ese universo. Más que nada porque en el universo hay millones de soles. ¡Millones! Quizá querías decir "sistema solar/ En fin, lugares comunes y despropósitos vacíos para acabar diciendo lo que podrías decir sin ni siquiera leer a la autora: que es canadiense, que es mujer, que escribe bien. No seré yo el que lo discuta. Todo eso es verdad.
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