Género: Narrativa
Editorial: Blackie Books
SINOPSIS:
Editorial: Blackie Books
SINOPSIS:
Cuando
las deudas sobrepasaban sus excusas, Ausias Susmozas —manirroto
patriarca del Pigalle, un teatro de pasado glorioso— agarró el petate y
se mudó al otro barrio. Su muerte reúne por primera vez en mucho tiempo a
sus tres hijos, Argimiro, Bartolomé y Críspulo, dispuestos a recoger un
consuelo monetario que compense el nulo cariño que les dispensó su
progenitor. Pero se dan de bruces con una deuda inabordable: el banco se
quedará el Pigalle si no logran saldarla. La única solución pasa por
ganar una subvención mediante el estreno, en un plazo de cinco meses, de
una obra que llevará por título La vida.
Los tres deberán lidiar con el desastre vital y económico, un director inepto, un grupo de pensionistas como único apoyo técnico y unos actores reclutados en un grupo de terapia.
En Los huerfanitos, obra de culto aclamada por la crítica y con gran éxito de público, Santiago Lorenzo congela la sonrisa del lector con una prosa que se debate entre el humor, el terror y la ternura. Más allá de la mera sátira del mundo teatral, nos recuerda, sobre todo, que un paseo por la calle esconde más claves sobre la crisis moral y económica que cualquier estadística.
OPINIÓN:
Los tres deberán lidiar con el desastre vital y económico, un director inepto, un grupo de pensionistas como único apoyo técnico y unos actores reclutados en un grupo de terapia.
En Los huerfanitos, obra de culto aclamada por la crítica y con gran éxito de público, Santiago Lorenzo congela la sonrisa del lector con una prosa que se debate entre el humor, el terror y la ternura. Más allá de la mera sátira del mundo teatral, nos recuerda, sobre todo, que un paseo por la calle esconde más claves sobre la crisis moral y económica que cualquier estadística.
OPINIÓN:
Escrita con intención cómica, la obra muestra entre líneas no pocos
dramas y situaciones donde el ser humano no muestra precisamente el
grueso de sus virtudes. Aunque haberlas, haylas, y se aprecian en muchos
otros pasajes, pues en esta magnífica novela héroes y antihéroes
comparten escenario, nunca mejor dicho, y vemos que no siempre al bueno
le mueve la bondad, ni al malo la maldad.
Tres hermanos que llevaban años sin verse heredan un teatro sumido en una enorme deuda a la que deciden hacer frente, pues perder el edificio (que poco o nada les supone sentimentalmente) sería una suerte de último castigo de un padre ausente al que nada tienen que agradecer. El padre, muerto en el primer capítulo, no sólo es un personaje más de la trama, construido a fuerza de recuerdos, sino que es uno de los más importantes, pues muchos sucesos y, sobre todo, actitudes de sus herederos, tienen su explicación y/o justificación en lo que éste hizo en el pasado.
Reparto coral y desternillante, con tres hermanos bien distintos, un grupo de jubilados expertos en diversos oficios, un grupo de alcohólicos reconvertidos en actores, un director que roza el surrealismo, antiguos amigos y admiradores del patriarca (algunos mantienen la devoción y otros intentarán pisotear a sus hijos a cualquier precio) y autoridades públicas y privadas que no pierden detalle de lo que se cuece tras los hipotecados muros del Pigalle, cuya continuidad depende de una subvención.
Con risas en casi todas las páginas, el autor hace gala de una prosa muy viva que facilita aún más la lectura de una novela intensa, con vueltas de tuerca a cada momento y que mantiene el ritmo hasta el punto final.
Me ha gustado mucho y la recomiendo.
Tres hermanos que llevaban años sin verse heredan un teatro sumido en una enorme deuda a la que deciden hacer frente, pues perder el edificio (que poco o nada les supone sentimentalmente) sería una suerte de último castigo de un padre ausente al que nada tienen que agradecer. El padre, muerto en el primer capítulo, no sólo es un personaje más de la trama, construido a fuerza de recuerdos, sino que es uno de los más importantes, pues muchos sucesos y, sobre todo, actitudes de sus herederos, tienen su explicación y/o justificación en lo que éste hizo en el pasado.
Reparto coral y desternillante, con tres hermanos bien distintos, un grupo de jubilados expertos en diversos oficios, un grupo de alcohólicos reconvertidos en actores, un director que roza el surrealismo, antiguos amigos y admiradores del patriarca (algunos mantienen la devoción y otros intentarán pisotear a sus hijos a cualquier precio) y autoridades públicas y privadas que no pierden detalle de lo que se cuece tras los hipotecados muros del Pigalle, cuya continuidad depende de una subvención.
Con risas en casi todas las páginas, el autor hace gala de una prosa muy viva que facilita aún más la lectura de una novela intensa, con vueltas de tuerca a cada momento y que mantiene el ritmo hasta el punto final.
Me ha gustado mucho y la recomiendo.
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