Género: Narrativa
Traducción: Cecilia Ceriani y Txaro Santoro
Editorial: Anagrama
SINOPSIS:
Traducción: Cecilia Ceriani y Txaro Santoro
Editorial: Anagrama
SINOPSIS:
En Los Ángeles corre un rumor muy extraño. Se dice que un tal Céline,
que merodea por las librerías inspeccionando a la competencia y buscando
primeras ediciones de Faulkner, sería nada más ni nada menos que Louis
Ferdinand, que no habría muerto en 1961 en Meudon. Nick Belane, un
detective privado muy poco intelectual, es el encargado de averiguar la
verdad. ¿Y quién quiere saberla? Una dama muy fatal, quizá la más fatal
de todas, que no acepta que Céline pudiera haber escapado a su mortal
encanto. Pero de repente la temporada de trabajo se ha vuelto muy buena
para Nick y tiene varios asuntos más entre manos: encontrar el Gorrión
Rojo, que no es el nieto del Halcón Maltés para un tal John Barton, y
descubrir si Cindy, la mujer de Jack Bass, engaña a su marido. Pero,
como ya demostró cumplidamente Raymond Chandler, todos los casos de un
detective siempre se lían entre sí, y entre Cindy y Céline se organizará
un lío considerable. "Pulp", la última novela de Bukowski, es una
parodia y un homenaje a todas las «pulp fictions» que sobre el papel han
sido, y una real, literaria y sangrante «pulp fiction» por derecho
propio, que recurre a la tragedia y al humor, a la literatura y a claves
de la más pura y dura realidad, a lo real y a lo surreal.
OPINIÓN:
OPINIÓN:
Bukowski sólo puede ser Bukowski: no sabe ser otro y, lo más importante,
no quiere ser otro. Y yo, como fan incondicional suyo, se lo agradezco.
Tras disfrutar enormemente de sus cinco novelas autobiográficas, sentía
mucha curiosidad por esta última, que era la única cien por cien
ficticia. Y aunque los hechos lo sean, me ha gustado descubrir ya en las
primeras páginas que su protagonista, el detective Nick Belane, no es
sino otro alter ego del autor. Además, no sólo el alter ego por
excelencia (Hank Chinaski) es mencionado en un momento dado (‘Chinaski
ha estado aquí’), sino que existe un personaje, a quien llaman el
Cartero, que también huele al autor por los cuatro costados. Total,
Bukowski en estado puro. Afortunadamente.
Tras el apabullante realismo de sus anteriores novelas, esta alcanza notables cotas de surrealismo, aunque menos de lo que pudiera pensar un lector que descubriera al autor por esta obra. Tenemos una parte indiscutiblemente surrealista, y es que en esta novela tratamos con extraterrestres, dialogamos con la mismísima Muerte y vienen a buscarnos tres simios que hablan (concretamente aquí, no queda claro si el autor dice ‘simios’ en sentido de hombres rudos, o si son, literalmente, monos que hablan; dado el carácter surrealista de la obra, me inclino por lo segundo). Sin embargo, el hilarante diálogo sobre la manera de pedir dos cervezas chinas, o cómo se deshace el protagonista de su casero y el matón que lo acompaña, podrían pasar por pasajes surrealistas para cualquier lector, pero quienes sabemos cómo las gastaba Hank Chinaski no dudamos que tales escenas forman parte del día a día del autor.
En cuanto a la forma, y como es habitual, Bukowski narra de forma concisa y afilada, sin apenas descripciones ni ornamentación, mucho diálogo y constantes latigazos del humor más irreverente, en el marco de lo que puede ser un homenaje, pero también una parodia, de la novela ‘pulp’ (de hecho, la dedicatoria inicial reza: ‘dedicado a la mala escritura’).
Yo lo he pasado en grande y recomiendo su lectura.
Tras el apabullante realismo de sus anteriores novelas, esta alcanza notables cotas de surrealismo, aunque menos de lo que pudiera pensar un lector que descubriera al autor por esta obra. Tenemos una parte indiscutiblemente surrealista, y es que en esta novela tratamos con extraterrestres, dialogamos con la mismísima Muerte y vienen a buscarnos tres simios que hablan (concretamente aquí, no queda claro si el autor dice ‘simios’ en sentido de hombres rudos, o si son, literalmente, monos que hablan; dado el carácter surrealista de la obra, me inclino por lo segundo). Sin embargo, el hilarante diálogo sobre la manera de pedir dos cervezas chinas, o cómo se deshace el protagonista de su casero y el matón que lo acompaña, podrían pasar por pasajes surrealistas para cualquier lector, pero quienes sabemos cómo las gastaba Hank Chinaski no dudamos que tales escenas forman parte del día a día del autor.
En cuanto a la forma, y como es habitual, Bukowski narra de forma concisa y afilada, sin apenas descripciones ni ornamentación, mucho diálogo y constantes latigazos del humor más irreverente, en el marco de lo que puede ser un homenaje, pero también una parodia, de la novela ‘pulp’ (de hecho, la dedicatoria inicial reza: ‘dedicado a la mala escritura’).
Yo lo he pasado en grande y recomiendo su lectura.
Se nota pasión en tus palabras y me has despertado las ganas -muchas- de leerlo y rescatarlo de la pila de libros pendientes.
ResponderEliminar:)