Género: Narrativa
Editorial: Acantilado
SINOPSIS:
Kurt Gerber es un adolescente que se esfuerza por armonizar sus dos facetas: la de estudiante inteligente y rebelde, y la de novelista principiante empeñado en que su destino y el de Lisa, su gran amor, se entrelacen. Pero durante el último año de estudios, cuando el profesor de matemáticas comience una cruzada personal contra Kurt, el joven se sentirá extraviado, indefenso y profundamente angustiado. Friedrich Torberg desmenuza los mecanismos que alimentan el sistema escolar y convierten a los profesores en dioses y a los alumnos en miserables condenados a la obediencia y la humillación. Inspirada no sólo en la propia experiencia del autor sino también en los suicidios de diez estudiantes en una sola semana del invierno de 1929, El alumno Gerber es un relato atemporal que nos habla de la fragilidad en la primera juventud y del inquietante papel de las instituciones educativas en las sociedades represivas.
Kurt Gerber es un adolescente que se esfuerza por armonizar sus dos facetas: la de estudiante inteligente y rebelde, y la de novelista principiante empeñado en que su destino y el de Lisa, su gran amor, se entrelacen. Pero durante el último año de estudios, cuando el profesor de matemáticas comience una cruzada personal contra Kurt, el joven se sentirá extraviado, indefenso y profundamente angustiado. Friedrich Torberg desmenuza los mecanismos que alimentan el sistema escolar y convierten a los profesores en dioses y a los alumnos en miserables condenados a la obediencia y la humillación. Inspirada no sólo en la propia experiencia del autor sino también en los suicidios de diez estudiantes en una sola semana del invierno de 1929, El alumno Gerber es un relato atemporal que nos habla de la fragilidad en la primera juventud y del inquietante papel de las instituciones educativas en las sociedades represivas.
OPINIÓN:
Esta novela, que intuyo autobiográfica, disecciona las relaciones de
poder dentro del aparato académico. Relaciones tan simples como que unos
tienen todo el poder y a otros apenas les queda el consuelo de patalear
sin que haya consecuencias de mucho peso. Esta novela vio la luz en
1930; en 1929 la prensa se había hecho eco del suicidio de diez
estudiantes en una semana.
Se aprecian dos partes bien diferentes en su forma. La primera mitad de la novela es más bien descriptiva, tanto en la presentación de los personajes como en la de las situaciones que se viven a diario dentro del centro académico y en la esfera personal del joven Gerber, su protagonista, sobre todo en lo que a sus padres y la chica de la que se enamora se refiere. Una parte algo lenta por momentos (su planteamiento lo exige) pero que fija unos sólidos cimientos para el desarrollo de la segunda.
En la segunda mitad prima la acentuación del fondo con un tono mucho más emocional. Me atrevo a decir que la forma incluso se descuida (aunque imagino que adrede para enfatizar más o menos unas u otras cosas) con fragmentos en presente, en pasado, en primera y en tercera persona. En ella el autor nos muestra el descenso del elemento alfa del bando oprimido desde la cima de la autoestima hasta lo más profundo de la inseguridad, mientras el antihéroe, su némesis, alguien que se sabe un don nadie fuera del ambiente académico pero que dentro tiene todo el poder del que carece fuera, se va viniendo arriba, provocando situaciones injustas que afectan al protagonista mucho más allá de su persona, viendo como todo su universo se desmorona sin poder hacer nada.
La novela concluye con un breve pasaje onírico cargado de simbolismo que me ha recordado mucho al épico final de 'El lobo estepario', de Herman Hesse.
La adolescencia y las relaciones de poder son dos de mis temas predilectos y, además, me ha parecido un texto cuyo mensaje permanece bien vigente casi ochenta años después, lo que le otorga aún más interés, en mi opinión. Si a eso sumamos que ya venía muy satisfecho de otras lecturas del autor ('Mía es la venganza', 'El regreso del Golem'), debo recomendarlo sin duda.
Se aprecian dos partes bien diferentes en su forma. La primera mitad de la novela es más bien descriptiva, tanto en la presentación de los personajes como en la de las situaciones que se viven a diario dentro del centro académico y en la esfera personal del joven Gerber, su protagonista, sobre todo en lo que a sus padres y la chica de la que se enamora se refiere. Una parte algo lenta por momentos (su planteamiento lo exige) pero que fija unos sólidos cimientos para el desarrollo de la segunda.
En la segunda mitad prima la acentuación del fondo con un tono mucho más emocional. Me atrevo a decir que la forma incluso se descuida (aunque imagino que adrede para enfatizar más o menos unas u otras cosas) con fragmentos en presente, en pasado, en primera y en tercera persona. En ella el autor nos muestra el descenso del elemento alfa del bando oprimido desde la cima de la autoestima hasta lo más profundo de la inseguridad, mientras el antihéroe, su némesis, alguien que se sabe un don nadie fuera del ambiente académico pero que dentro tiene todo el poder del que carece fuera, se va viniendo arriba, provocando situaciones injustas que afectan al protagonista mucho más allá de su persona, viendo como todo su universo se desmorona sin poder hacer nada.
La novela concluye con un breve pasaje onírico cargado de simbolismo que me ha recordado mucho al épico final de 'El lobo estepario', de Herman Hesse.
La adolescencia y las relaciones de poder son dos de mis temas predilectos y, además, me ha parecido un texto cuyo mensaje permanece bien vigente casi ochenta años después, lo que le otorga aún más interés, en mi opinión. Si a eso sumamos que ya venía muy satisfecho de otras lecturas del autor ('Mía es la venganza', 'El regreso del Golem'), debo recomendarlo sin duda.
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